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Los secretos detrás del Blue Book, el misterioso proyecto que por años registró avistamientos de ovnis en Estados Unidos

Este registro nació como una respuesta al creciente interés y preocupación por los avistamientos reportados por ciudadanos. 

Esto se sabe. Foto: iStock

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Entre 1947 y 1969, el Gobierno de Estados Unidos implementó el proyecto Blue Book, un programa que recopiló miles de reportes sobre objetos voladores no identificados. 
Este registro nació como una respuesta al creciente interés y preocupación por los avistamientos reportados por ciudadanos, así como por pilotos militares y comerciales. Al principio, los reportes fueron tratados con escepticismo y atribuidos a fenómenos meteorológicos o errores de percepción.

El caso Roswell

El 7 de julio de 1947, William Brazel, un ranchero de Roswell, Nuevo México, entregó a las autoridades restos de un objeto en forma de disco que había caído en su propiedad semanas antes. El general de brigada Roger Ramey, al inspeccionar los restos, los describió como “un platillo endeble, casi como una cometa de caja y aparentemente una especie de papel de aluminio”. Sin embargo, el Ejército aseguró al día siguiente que se trataba de “un globo meteorológico maltratado del ejército”.
Esta explicación no convenció a Brazel, quien expresó: “Estoy seguro de que lo que encontré no era ningún globo de observación meteorológica”. Este incidente marcó un punto de inflexión, pues los reportes de avistamientos comenzaron a multiplicarse, alcanzando cientos en 28 estados.

El inicio del proyecto Blue Book

En diciembre de 1947, la Fuerza Aérea lanzó un registro formal de avistamientos con el objetivo de determinar si los objetos observados representaban una amenaza para la seguridad nacional y de esclarecer sus características científicas. El programa, inicialmente llamado SIGN y luego GRUDGE, adoptó el nombre Blue Book en 1952. Su sede principal estuvo en la base de Wright-Patterson, Ohio, donde se documentaron 12,618 casos a lo largo de más de dos décadas.
El general John A. Sanford, jefe de Inteligencia de la Fuerza Aérea, afirmó en 1952 que la mayoría de los avistamientos podían explicarse “adecuadamente” como “engaños, aeronaves amigas erróneamente identificadas, fenómenos meteorológicos o electrónicos o aberraciones luminosas”. 
“Hemos sido capaces de explicarlos como engaños, aeronaves amigas erróneamente identificadas, fenómenos meteorológicos o electrónicos o aberraciones luminosas”, declaró en un anuncio oficial.
No obstante, itió que había una minoría de informes hechos por “observadores creíbles sobre cosas relativamente increíbles”.

Este registro nació como una respuesta al creciente interés y preocupación por los avistamientos reportados por ciudadano.  Foto:iStock

El caso Chiles-Witted

Uno de los casos más conocidos ocurrió la noche del 22 de julio de 1948, cuando los pilotos Clarence Chiles y John B. Witted avistaron un objeto “extraño” mientras volaban cerca de Houston, Texas.
Witted describió que “tenía un chorro de fuego rojo que salía de su cola” y que era mucho más grande que cualquier aeronave conocida. Por su parte, Chiles señaló que “estaba claro que no tenía alas” y que desprendía un resplandor azul. Ambos coincidieron en que el objeto, con forma de cigarro, no producía ruido ni turbulencias.
“El fuselaje parecía tener tres veces la circunferencia del fuselaje de un B-29. Las ventanas eran muy grandes y parecían cuadradas. Eran blancas y tenían una luz que parecía ser causada por algún tipo de combustión”, expresó. 
Ambos pilotos realizaron bocetos detallados del objeto y consultaron con aeródromos militares, que negaron la presencia de aeronaves en la zona. Este incidente se sumó a los miles de reportes que alimentaron el proyecto Blue Book.

Cierre del proyecto

El proyecto Blue Book concluyó oficialmente el 17 de diciembre de 1969. La decisión fue impulsada por un estudio de la Universidad de Colorado que determinó que el 90% de los reportes podía explicarse por objetos convencionales. Según el Dr. Edward Condon, director del estudio, “no hay ninguna justificación de que la investigación de avistamientos ovni haga avanzar la ciencia”.
La Fuerza Aérea afirmó que no existía evidencia de que los objetos no identificados fueran vehículos extraterrestres ni representaran una amenaza a la seguridad nacional. De los 12,618 casos registrados, solo 701 permanecieron sin explicación, marcando el fin de uno de los proyectos más controvertidos de la historia moderna.
Diego Guevara
La Presan Gráfica (El Salvador) / GDA. 

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de la Prensa Gráfica (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.

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