La grosella emerge como un aliado natural para reducir el colesterol. Este arbusto, cuyas propiedades se pueden destilar en un té, se perfila como una opción para aquellos que buscan mantener los niveles de este lípido en un rango saludable.
El colesterol, una sustancia necesaria para funciones corporales esenciales como la producción de hormonas y la digestión, puede volverse perjudicial si sus niveles en sangre son desmedidos, llevando a problemas como la arteriosclerosis. Sin embargo, el té de grosella podría ser un método natural para fomentar la eliminación del exceso de este compuesto lipídico.
El té de grosellas, un aliado para reducir el colesterol
El té de grosella se elabora a partir de diferentes partes del arbusto, incluyendo hojas, flores y frutos, y se reconoce principalmente en Europa por su amplia presencia. No importa el color de la fruta - roja, blanca, dorada o negra - su riqueza en antioxidantes como los flavonoides, minerales y vitaminas, es igualmente alta.
Estos componentes, además de proteger contra diversas enfermedades y promover un sistema inmunitario saludable, también juegan un papel relevante en la prevención de la anemia y la arteriosclerosis.
El té de grosella negra es una opción ideal para eliminar el 'colesterol malo' de la sangre. Foto:iStock
El poder de la grosella negra en la reducción del colesterol LDL, también conocido como el 'colesterol malo', es de especial interés. La pectina, una fibra soluble presente en la grosella negra, juega un papel crucial al vincularse con esta forma de colesterol en el intestino, favoreciendo su eliminación y, por ende, la reducción de la acumulación de placa en las arterias.
Según el 'Journal of the American College of Nutrition', en 2008 un estudio determinó que las personas que consumían al menos 250 ml de té diarios, al menos por dos meses, experimentaron una reducción en sus niveles de colesterol.
Es importante tener en cuenta que, ante cualquier duda o cambio en su dieta, debe consultar con su médico de cabecera.
¿Cómo preparar té de grosellas?
El proceso inicia seleccionando la parte del fruto a utilizar; las bayas son particularmente recomendadas por su alta concentración de principios activos. Tome una cucharada de hojas, flores o bayas secas de grosella para comenzar.
El siguiente paso es calentar el agua hasta que alcance el punto de ebullición. Una vez hervida, vierta el agua caliente sobre la grosella previamente dispuesta en la taza.
Para infusionar correctamente, es fundamental tener paciencia y permitir que la mezcla repose por un periodo de cinco minutos.
Finalmente, para disfrutar de su té, deberá filtrar la infusión para separar los sólidos del líquido, obteniendo así una bebida clara y lista para ser degustada.
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de la periodista y un editor.
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