La democracia de Bolivia pasa susto fugaz tras la intentona golpista: ¿en qué terminó el asalto a la sede de Gobierno?
El comandante del Ejército, Juan José Zúñiga, intentó tomarse la sede de la Presidencia, en La Paz, pero al final se vio obligado a replegarse y fue detenido no sin dar polémica declaración.
El vicepresidente de Bolivia denuncia que hay un "Golpe de Estado" Foto: EFE
Pocas horas duró el intento del destituido comandante del Ejército de Bolivia, Juan José Zúñiga, de darle al presidente Luis Arce, lo que el mismo mandatario denominó “golpe de Estado”.
Al final de la tarde y tras la movilización ciudadana y el unánime rechazo de la comunidad internacional, los militares insurrectos se replegaron, y el general fue detenido, con lo que se dio por conjurada una crisis en la que se llegó a pensar que el país regresaba al oscuro camino de las asonadas militares que tanto lo sacudieron en la segunda mitad del siglo XX.
Y es que lo sucedió en horas de la tarde en los alrededores del Palacio Quemado, la Casa Grande del Pueblo y la plaza Murillo, el complejo del poder en Bolivia, parecía sacado de uno de esos levantamientos militares del siglo pasado: un grupo de soldados fuertemente armados ingresó a la fuerza a la sede de la Presidencia boliviana, liderados por el recién destituido comandante general del Ejército Zúñiga. Lo hicieron usando una tanqueta blindada que derribó la puerta del edificio.
Militares cerca a la sede de gobierno en Bolivia. Foto:Archivo particular
El militar, que desde hace años sostenía un agrio enfrentamiento con el expresidente Evo Morales, dijo al hacer su cinematográfico ingreso que pretendía “cambiar el gabinete de Gobierno” y “restablecer la democracia”, lo que de inmediato fue entendido como un intento de golpe de Estado que empezó a ser denunciado por el mismo expresidente Morales, el presidente Arce y líderes sindicales y obreros que convocaron a los ciudadanos a movilizarse para evitar ese daño a la democracia.
De hecho, en uno de los episodios de mayor tensión, y que quedó registrado por las cámaras de televisión a la entrada de la Casa Grande del Pueblo, el presidente Arce, como máximo capitán de las fuerzas armadas, encaró a Zúñiga y le ordenó replegarse, una orden que fue desatendida por el general que estaba en traje de combate, luego de lo cual abandonó el lugar. Ante las preguntas de los periodistas, el alto cargo solo atinó a decir que quería cambiar el gabinete y no respondió a la pregunta sobre si lo que estaba intentando hacer era un golpe.
Luis Arce Foto:Ronaldo Schemidt. AFP
Poco después, y rodeado por su gabinete y otros altos mandos militares, el presidente Arce confirmó la destitución de Zúñiga y su remplazo en la figura del general Wilson Sánchez Velázquez, quien dio la orden a la tropa de desmovilizarse y regresar a sus unidades militares, lo cual fue obedecido. Después de eso ya solo era cuestión de minutos que el general insurrecto fuera detenido. Pero al momento de ejecutarse su captura, lanzó un inquietante mensaje: que el presidente Arce le ordenó sacar los “blindados” para “levantar” su popularidad.
“Hablaré con detalles el día domingo. En el colegio La Salle me reuní con el presidente, y el presidente me dijo que la situación está muy jodida, que esta semana sería crítica y es necesario algo para levantar mi (su) popularidad”, dijo Zuñiga quien precisó que Arce le pidió realizar un movimiento militar. “Yo le pregunté: ¿sacamos los blindados? y él (Arce)” respondió “sacá”, agregó.
El trasfondo político es que hay una división política profunda entre el presidente Arce y el expresidente Evo Morales.
El destituido jefe militar dio una lista de los vehículos que supuestamente Arce le ordenó mover. “En la noche empiezan a bajar seis cascabeles y 6 urutús, más 14 zetas del regimiento de Achacachi”, mencionó.
Zuñiga fue detenido y trasladado a una celda en la sede de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen, mientras que la Fiscalía anunció una “investigación penal” en contra suya y los militares que irrumpieron en la Casa Grande del Pueblo.
“El trasfondo político es que hay una división política profunda entre el presidente Arce y el expresidente Evo Morales. Hay una tensión enorme que viene desde hace varios años y que tiene como característica unas elecciones para el Poder Judicial que se han postergado y que el expresidente Morales quiere que se hagan porque piensa que Arce es el que controla el poder judicial. Morales cree que se le está negando la posibilidad de reelegirse el próximo año. Hay una pugna interna del (partido) MAS sobre quién será el candidato en las próximas elecciones”, dijo en diálogo con EL TIEMPO el analista boliviano y profesor de la Universidad de la Florida, Eduardo Gamarra.
El expresidente de Bolivia. Foto:Orestis Panagiotou. Archivo EFE
“Esta semana, el comandante del Ejército se presentó en un programa de TV del Gobierno para decirle a Morales que no tenía el derecho de ser candidato, que violaba la constitución (...) Eso suscitó una discusión muy grande sobe qué es lo que debe o no debe decir un comandante del Ejército. El ministro de Defensa pidió su renuncia y luego vemos esta situación hoy. Para muchos, esto es un clásico autogolpe (...) No hay General en ningún país de América Latina que dé declaraciones a la prensa sin tener la autorización del jefe máximo de las Fuerzas Armadas, que es el presidente. Sacrificaron a Zúñiga para lograr contener a Evo Morales. Ahora que Zúñiga cumplió con su cometido, lo obligan a renunciar. Muchos piensas que esto fue un teatro barato”, complementó Gamarra.
Stephany Echavarría - Editora de Internacional y Eduard Soto - Editor Adjunto
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