¿Cómo parar las guerras?

SEÑOR DIRECTOR:

Es triste el momento que vive la humanidad. Imagina uno que en los laboratorios muchos científicos se desvelan por estudiar cómo salvar vidas, ya sea con vacunas o con nuevos medicamentos y tratamientos, mientras que otros buscan cómo destruirse.

Es aterrador lo que está pasando entre Israel y Hezbolá, con Hamás y ahora con Irán. ¿A dónde van a llegar? En estas guerras, por más "modernas" y tecnológicas, los civiles mueren por miles. Y lo triste y doloroso es que no se ve la salida. Quizá solo quede que las grandes potencias tengan un ataque de humanidad y ayuden a detener la catástrofe.

Al menos por aquí deberíamos poder vivir en tranquilidad, pero, desafortunadamente, los grupos al margen de la ley, que viven del narcotráfico, no permiten que este país sea mejor.

Durante el actual gobierno los colombianos veníamos oyendo decir a los funcionarios responsables del sistema eléctrico que nada debería preocuparnos, el país estaba en capacidad de atender la demanda de los diferentes sectores de la economía. Ahora el mismo Gobierno considera que se corren serios riesgos con el futuro suministro de energía.

Llama la atención que, a pesar de la amenaza cierta de la que se viene hablando, no existan nuevos megaproyectos de la magnitud que se requiere para asumir las futuras exigencias de la nación en materia eléctrica. Se oye al primer mandatario hablar de la inconveniencia de haber construido Hidroituango en Antioquia y de cambiar la ceba del ganado por es solares, pero nada sobre grandes inversiones que blinden a Colombia contra un posible desabastecimiento eléctrico. El riesgo del apagón nos ronda.

De suma gravedad lo sucedido en el estadio Atanasio Girardot, de la encantadora Medellín. Y hay que tratarlo con seriedad en el marco constitucional y legal. Aquí no nos podemos poner con justificaciones a los victimarios, porque eso a lo que lleva es a laxitud para hacerles frente a los que desordenan el orden público, que no puede estar sujeto al deterioro por parte de delincuentes disfrazados de hinchas. Ese malevaje en los estadios o en las calles hay que pararlo. Todos estamos obligados a respetar la Constitución. Los díscolos que armen camorras deben recibir la condigna sanción.

El pasado domingo 29 de septiembre se cumplieron 81 años del nacimiento del doctor Luis Carlos Galán Sarmiento. Los que tuvimos la fortuna de conocerlo, oírlo, estudiar sus proyectos y entender su filosofía lo recordaremos siempre con iración y nostalgia de su prematura partida. Con su asesinato Colombia perdió una de las pocas y verdaderas posibilidades de cambio que se dan una o dos veces por siglo. Desde entonces, nadie se le aproximó en lo más mínimo a su pensamiento y legado.