No podemos acostumbrarnos a las mentiras oficiales. En su alocución de esta semana, Petro utilizó el poder mediático del Estado para venderle a la gente la idea de que Colombia es un paraíso en materia de orden público y que el tal “caos de violencia” no existe y solo es una “mentira política”.
Es mucha desfachatez intentar esconder la grave situación de inseguridad que se vive en las regiones y en las grandes ciudades. Lo más delicado es desconocerla. Porque esta negación conduce a que no se revise la política de seguridad, de suerte que la ciudadanía seguirá a merced de los grupos armados organizados.
En esta columna hemos demostrado que durante los últimos años el Ministerio de Defensa ha venido manipulando el censo delictivo, luego de contrastar sus cifras con las de la Fiscalía. Nunca hemos sido rectificados. Por el contrario, académicos y centros de pensamiento cuestionan también las cifras oficiales. Jamás imaginamos que el propio jefe del Estado utilizara estas cuestionadas estadísticas para rendir un parte de victoria en relación con su política de seguridad ciudadana y la ‘paz total’.
Para sustentar su embuste, Petro alude a las cifras del homicidio en lo corrido durante su gobierno. Afirma, sin sonrojarse, que han venido disminuyendo bajo su istración, aunque –hay que reconocerlo– para evitar un mayor debate, matizó su afirmación, precisando que la tendencia a la baja era marginal. Lo insólito es que, mientras esto se decía, las cámaras de televisión presentaban una gráfica en la que los televidentes corroboraban que, desde el año 2003 y hasta el 2021, la curva de los homicidios bajó y desde entonces, es decir, durante los años 2022, 2023 y 2024, se revirtió esta tendencia. Así es: la gráfica oficial de la alocución presidencial fue elocuente y deja sin piso la tesis presidencial.
La serie histórica del homicidio muestra que la tasa más baja se presentó en el 2017 (11.957 muertes), luego de la firma del Acuerdo de Paz, mientras para los años 2022, 2023 y 2024 el promedio de este delito subió a 13.484, cifra superior a la media de los gobiernos de Santos y de Duque, en más de mil homicidios al año. Esa es la verdad.
El debate creció a comienzo del año, cuando el Ministerio de Defensa sostuvo que en el 2024 bajaron los homicidios respecto de los del 2023, lo que desvirtuó el Instituto de Medicina Legal, cuyas cifras demuestran que el año pasado los homicidios aumentaron. Por si lo anterior no fuera suficiente, en lo corrido de este año, con cifras hasta marzo del Mindefensa, el homicidio está creciendo un 2,3 %, y con las cifras de Medicina Legal a febrero, crecen a una tasa del 5,6 %.
Lo que está pasando es resultado de la ‘paz total’, de los beneficios otorgados a la delincuencia organizada, del debilitamiento de la Fuerza Pública y de la permisividad con los cultivos ilícitos, atribuibles al Gobierno
Independientemente de esta fatal realidad, el Gobierno tiene que aceptar que como resultado de las masacres, el confinamiento, el desplazamiento forzado, el reclutamiento de niños, el secuestro y el fuego cruzado en las regiones, no solamente por las tasas de homicidio, existe la percepción ciudadana de que la inseguridad ha alcanzado niveles inéditos. Tanto así que, con datos de la Fiscalía, el indicador de criminalidad y violencia diseñado por el profesor Daniel Mejía creció un 5,1 % el año pasado, teniendo en cuenta los homicidios, el terrorismo, el secuestro y la extorsión.
Lo que está pasando es resultado de la ‘paz total’, de los beneficios otorgados a la delincuencia organizada, del debilitamiento de la Fuerza Pública y de la permisividad con los cultivos ilícitos, atribuibles directamente al gobierno actual. Pero, claro está, andan buscando con quién lavar sus culpas. Contra toda evidencia, responsabilizan a los expresidentes Santos y Duque. Inclusive, Petro revivió la tesis del “entrampamiento”, que no prosperó aquí ni en el exterior, para explicar la violencia de las disidencias, siendo que su máximo comandante, alias Iván Mordisco, nunca se desmovilizó, sin que mediaran decisiones judiciales.
La verdad es una sola: este gobierno es el único responsable del caos de violencia que se vive.
Taponazo. El viajecito a China despertará la ira santa de Estados Unidos.
NÉSTOR HUMBERTO MARTÍNEZ NEIRA