Editorial: Bienvenida la tetatón

Es vital defender el derecho a la lactancia materna como una política de Estado.

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El mundo ideal es aquel en el que todas las personas, correctamente informadas, cuidadosas y comprensivas, no solo alimenten a sus hijos con leche humana, sino que además den los pasos necesarios, como parte de un comportamiento normal para asegurarse de que lo puedan hacer. Todo, porque la lactancia materna es un asunto humano de importancia vital para todos y no solo un tema se mujeres con hijos.
Los anteriores conceptos, que recogen –palabras más, palabras menos– el pensamiento de James Akre, fundador del Colectivo Internacional de Apoyo a la Lactancia Materna, sintetizan claramente parte de los objetivos que 170 países tienen al dedicar esta semana para resaltar todo los favores que se desprenden del amamantamiento en los dos primeros años de la vida.
El lema ‘Lactancia materna: clave para el desarrollo sostenible’ que Unicef, el Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas (Ecosoc) y la Alianza Mundial pro Lactancia Materna (Waba) definieron para la campaña de este año, muestra la imperiosa necesidad de relacionar la posibilidad de alcanzar los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) si se retoma con seriedad la tarea de alimentar a los niños con leche humana.
Lo cual no es una pretensión exagerada, pues está demostrado que la leche materna es el mejor y único alimento que una madre puede ofrecer a su hijos desde el nacimiento porque proporciona los nutrientes perfectos para garantizar el desarrollo adecuado, además de los elementos suficientes en calidad y cantidad para proteger contra infecciones y prevenir muchas enfermedades.
Y hay más: amamantar de manera genuina impacta positivamente en la cognición, en el rendimiento educativo, en los funcionamientos mental, psicomotor y del comportamiento, en la disminución de todos los riesgos neurosicológicos, y es el soporte fundamental en la puesta de cimientos de todas las relaciones significativas para la existencia. Mejor dicho, ningún niño puede desarrollar todo su potencial integral si se lo priva de consumir ese alimento perfecto.
En ese contexto, se convierte en prioridad voltear las cifras que dicen que los niños colombianos son amamantados solo por 1,8 meses y no durante los 6 recomendados por la OMS, y que de cada 100 recién nacidos apenas la mitad inician la lactancia en la primera hora, como es lo mandado.
La lactancia materna plena como una política de Estado, el respeto por las normas y los espacios que garantizan la lactancia a las madres trabajadoras y las sanciones para quienes las obstruyan, la ampliación de estas en planes con objetivos definidos, las campañas permanentes en medios masivos de comunicación y en redes sociales y la educación a todo nivel, desde la misma escuela primaria, son elementos que hay que apoyar en forma permanente.
Eventos como la Tetatón, que por tercera vez organizó la istración de Bogotá y reunió el miércoles a cientos de mujeres para defender y enaltecer la lactancia como un derecho, ojalá se multipliquen en todo el país, y que sus objetivos se conviertan en una realidad cuantificada en una niñez saludable.
editorial@eltiempo.com

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