Desde el año 2015, cuando se implementó la jornada única en los colegios oficiales del país, se ha logrado incrementar el número de estudiantes del sector en esta modalidad, pasando del 9,1 al 14,8 por ciento en 2019 (última cifra disponible, dado que en 2020 y 2021 por la pandemia hubo interrupción de este servicio y las cifras de 2022 aún no están consolidadas).
Así lo reveló un reciente informe del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana (LEE), el cual también mostró que esta cifra disminuyó con respecto a la de 2017, cuando fue del 15,4 por ciento. Así mismo, en comparación, en el sector privado los estudiantes que están con jornada única o completa son el 49,7 por ciento.
Según el informe, en Colombia, muchos establecimientos educativos oficiales atienden varias jornadas haciendo uso de la misma infraestructura física, de manera que los estudiantes se atienden por medias jornadas: jornada mañana, tarde, noche o fin de semana. Esto se hacía para aumentar la cobertura y brindar educación a más personas.
Sin embargo, esta modalidad reduce las horas de clase y por lo tanto tiene consecuencias en la calidad de la formación impartida. Y es que, sostienen los investigadores, la evidencia internacional ha mostrado que la extensión de la jornada escolar tiene efectos positivos en el desempeño académico y el desarrollo integral de los estudiantes, pues son más horas de estudio y de actividades dentro del plantel, lo que posibilita afianzar mejor los aprendizajes.
Además, permite a los menores estar en entornos más controlados y en algunos casos más seguros que sus propios hogares.
Sin embargo, en el país, poder ampliar la jornada única implica también aumentar la infraestructura física para acoger a todos los estudiantes que hoy comparten instalaciones en diferentes horarios, por lo que esta situación sería el principal limitante que, tras varios años, sigue obstaculizando la ampliación del programa.
Así lo explica Luz Karime Abadía, codirectora del LEE: “Pasar a una jornada única/completa, que implica más horas académicas, debe estar acompañado de un aumento y mejoramiento significativo de la infraestructura, así como también de un plan de estudios bien estructurado e integrado: maestros completamente dedicados a una escuela y estrategias de capacitación docente”.
Por su parte, Gloria Bernal, también codirectora del laboratorio, sostiene: “La jornada única/completa no solo beneficiaría a los estudiantes, sino que, además, tendría en promedio efectos positivos sobre la participación y el ingreso laboral de sus madres, que podrían dedicar menos tiempo al cuidado”.
En esta línea, el LEE asegura que es clave que Colombia afiance la estrategia de jornada única, pero se deben tener los recursos suficientes para que los planteles educativos tengan la infraestructura necesaria para ello, contar con más aulas de clase para atender en una misma y más extensa jornada a sus actuales estudiantes y los nuevos.
REDACCIÓN EDUCACIÓN
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