Un análisis reciente publicado en la revista Biology Letters introduce una perspectiva novedosa sobre la relación entre el tamaño cerebral y la inteligencia canina.
Según la investigación, liderada por Ana Balcárcel, bióloga evolutiva del Instituto de Ciencias Evolutivas de Montpellier, Francia, las razas de perros con cerebros más pequeños en proporción a su cuerpo pueden poseer habilidades cognitivas más avanzadas.
Este descubrimiento desafía el paradigma común en el estudio de mamíferos, en el que un cerebro más grande suele asociarse con capacidades cognitivas superiores.
En el caso de los perros, el equipo de investigadores evaluó las proporciones cerebrales de 1.682 ejemplares de 172 razas distintas, utilizando cráneos conservados en el Museo de Historia Natural de Berna, Suiza.
La medición del "volumen endocraneal relativo", que compara el tamaño del cerebro con el tamaño corporal, reveló diferencias significativas entre razas pequeñas, como los chihuahuas, y razas de trabajo, como los huskies siberianos.
Mientras las de compañía, como los pomeranos, presentaron cerebros proporcionalmente más grandes, los perros de trabajo mostraron cerebros más compactos y funcionales, adaptados a sus actividades especializadas.
El estudio también examinó catorce rasgos conductuales utilizando el Cuestionario de Investigación y Evaluación del Comportamiento Canino. Los hallazgos sugieren que razas pequeñas, con cerebros relativamente grandes, tienden a enfocarse en comportamientos como búsqueda de atención y compañerismo, características asociadas a su rol como mascotas domésticas. Por otro lado, razas más grandes, como los Rottweilers, demostraron capacidades avanzadas en tareas prácticas como guiar a personas y realizar labores de rescate.
Curiosamente, los perros domesticados tienen cerebros alrededor de un 20 % más pequeños que los lobos, pero destacan por habilidades sociales específicas, como la interpretación de gestos humanos. Este aspecto subraya el papel de la domesticación en la transformación tanto física como cognitiva de los caninos.
El estudio también examinó catorce rasgos conductuales utilizando el Cuestionario de Investigación y Evaluación del Comportamiento Canino. Foto:iStock
Evolución adaptada a necesidades humanas
Los investigadores también destacan que la selección artificial moldea tanto el cuerpo como el cerebro de los perros, adaptándolos a las expectativas humanas. Las razas toy, con cerebros relativamente grandes, como los chihuahuas, exhiben comportamientos vinculados al afecto y compañerismo, mientras que razas de trabajo, como los Grandes Pirineos, cuentan con cerebros diseñados para una eficiencia superior en tareas específicas.
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de O Globo (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.
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