Los pepinos de mar son un manjar en Asia, una pieza clave en los ecosistemas marinos y un animal (de aspecto extraño) que hoy sufre la amenaza de la sobrepesca. Debido al elevado consumo de países como Indonesia, China, Malasia o Japón, se calcula que a 2024 la demanda de pepinos de mar superará la capacidad del océano de producirlos en 1,7 veces, es decir faltarán 340 millones de kilogramos para abastecer las necesidades del mercado. De hecho la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha agregado 16 especies de pepinos de mar a su lista de especies en peligro. Y lo peor: sin ellos el futuro de los corales corre riesgo. Pero eso es algo que PanaSea, una empresa establecida en el Caribe de Panamá, quiere cambiar.
Estos equinodermos (familia de las estrellas y los erizos de mar) funcionan como lombrices. Se encargan de descomponer la materia orgánica en busca de bacterias y las consumen. Esto evita que se salga de control el crecimiento de algas dentro de los mares.
Pero también liberan el carbonato de calcio esencial para el crecimiento del coral al tiempo que mejoran el pH del agua combatiendo la acidificación de los océanos y así frenando el blanqueamiento de los corales.
Su captura se realiza a mano, en pequeñas embarcaciones con recolectores que se lanzan al agua a “cosecharlos” para luego secarlos y enviarlos a Asia. Sin embargo, el cada vez más elevado consumo ha llevado a que en países como México se incumplan las vedas que se han implementado para lograr mantener estables sus poblaciones. Y es que un kilo de pepino de mar puede costar desde 600 hasta 3.500 dólares, dependiendo del mercado donde se comercialice.
Un kilo de pepino de mar puede costar desde 600 hasta 3.500 dólares, dependiendo del mercado donde se comercialice. Foto:PanaSea
Ante ello PanaSea ha creado la primera granja para desarrollar agricultura de pepinos de mar en América de manera sostenible. El proyecto, apoyado por el Gobierno de Panamá y entidades de banca multilateral, ha sido reconocido por distintas organizaciones como el Earthshot Prize y los Premios Verdes 2023.
La idea, según explica el fundador y director ejecutivo de la compañía David Grossman, es que a través de la acuicultura se pueda apoyar a las comunidades locales, suplir las necesidades del mercado y estabilizar un modelo de pesca que hasta hoy es insostenible. Y luego, escalar eso a todo el Caribe.
La empresa que surgió apenas en 2018 ha logrado tecnificar el proceso para su aceleración, así utilizan primero anques para el crecimiento de los pequeños animales.
Luego cuando tienen cerca de 2 centímetros son llevados a una especie de galpones ubicado en una bahía del corregimiento de Puerto Lindo, al sur de Panamá en la Provincia deColón. Allí, en esos corrales ubicados dentro del mar crecen hasta tener un tamaño lo suficientemente grande como para ser liberados fuera de los corrales y desperdigados en la bahía en su etapa final, que es cuando más aportan al ecosistema. Posteriormente son cosechados y el proceso vuelve a iniciar.
“La producción acuícola de pepinos de mar, a diferencia de la recolección silvestre, implica criarlos y cultivarlos en un área controlada. Cuando el área de cultivo es una bahía oceánica protegida, a diferencia de las piscinas sin litoral, los numerosos beneficios ambientales que brindan los pepinos de mar se transmiten al ecosistema marino local. La ganadería marina, como se llama a este método, permite el cultivo de pepinos de mar como un producto alimenticio valioso y, al mismo tiempo, mejora el hábitat marino al limpiar el fondo marino de los detritos orgánicos excedentes, previene y consume las floraciones de algas no saludables, distribuye amoníaco para fertilizar otras especies marinas. y el calcio esencial para los corales, y combate los efectos acidificantes del cambio climático”, señala la organización.
PanaSea tuvo su primera cosecha apenas en diciembre del año pasado. Pero su proyección es lograr escalar la compañía por todo el Caribe, donde las condiciones son las ideales para el crecimiento de los pepinos de mar y donde la sobrepesca en países como México está poniendo en peligro no solo la existencia y el futuro de estos animales sino también la de los que dependen de ellos, como los corales.
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