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Pistas claves en la investigación por el asesinato de profesor en Cajicá

El CTI investiga mensajes de WhatsApp, consignaciones bancarias y rastros de un incendio en su casa.

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PERIODISTA DE BOGOTÁActualizado:

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En la casa del profesor Gamaliel Álvarez parece que la vida se extinguió hace mucho tiempo. Mientras las paredes gastadas de su fachada sostienen los escombros y la basura que se acumula en el antejardín, la puerta blanca de metal corroído que habilita el ingreso a la vivienda encerró por cerca de dos meses el cuerpo de este hombre de 43 años que fue asesinado y enterrado bajo el mesón de la cocina.
Según el información preliminar, el cadáver encontrado presentaba una herida con arma blanca en el cuello y signos de maltrato. Así fue descrita por los investigadores la última imagen de Gamaliel, quien, según los hallazgos, fue enterrado en el mesón luego de desangrarse por el corte recibido en el cuello.
A las 7 p. m. del pasado 26 de noviembre, una llamada urgente alertó a los bomberos del municipio de Cajicá, al norte de Bogotá, sobre un olor nauseabundo insoportable que salía de una de las casas ubicadas en el barrio Puente Vargas, en el sector Disco de Oro. Ante la insistencia de los vecinos, los bomberos allanaron el lugar sin imaginarse que adentro encontrarían restos humanos, que presuntamente pertenecerían al profesor Gamaliel Álvarez, a quien desde hace dos meses no lo veían ni sus familiares más cercanos.
Ante la mirada de amigos, vecinos y una hermana, investigadores del CTI de la Fiscalía acordonaron el lugar y, con martillo y cincel, como esculpiendo una obra de arte, poco a poco empezaron a romper el concreto que escondía el misterio. Un golpe, dos golpes, tres golpes, y era cada vez más evidente que por fin se había dado con el paradero de Gama, como lo llamaban sus amigos. Así, el cuerpo de investigación, sobre las 2 a. m. de 27 del mes pasado, recogió los restos y apagó por última vez la luz de la vivienda y la posibilidad de encontrar con vida al bailarín, matemático y ciclista amigo del barrio.
El informe policial de la noche de los hechos dice que al ingresar a la casa, las autoridades detallaron dos elementos claves: el primero, que el baño de la vivienda estaba incinerado, tenía rastros de un incendio que a pesar de la magnitud pudo ser controlado, presuntamente por un tercero. Y en el cuarto pequeño, como lo contó el coronel Simón Cornejo, comandante de la Policía Sabana Norte, había un olor nauseabundo y era evidente que hacía poco se había hecho una reparación sobre la placa de concreto del mesón. Esto generó sospechas entre los investigadores porque se suponía que en la vivienda no había nadie hace meses.
Fabio Montaño, vecino y amigo de Gamaliel, llegó a su hogar el 26 noviembre a eso de las 10:30 p. m. y dice que mientras caminaba hacia su casa solo podía ver los carros de la Fiscalía y deseaba que no fuera el profe al que sacaran de ahí. “Pero era él, hace mucho no lo veíamos, yo le escribía y me dejaba en visto (...), aunque un día me respondió y me dijo: ‘Estoy en Ayapel, Córdoba; no tengo trabajo y regreso a finales de diciembre’. Pero yo sabía que ese no era él, estaba muy raro”.
Casa de Gamaliel Álvarez

Casa de Gamaliel Álvarez Foto:Jonathan Toro. EL TIEMPO

Pero la declaración de Fabio deja más dudas que certezas sobre lo que pudo haber ocurrido con Gamaliel. “La última vez que supuestamente hablamos fue hace una semana; antes de eso salimos a montar en cicla con los muchachos, como el 20 de septiembre, ahí desapareció”. Sin embargo, la reciente conversación en la que Gamaliel le decía a don Fabio que estaba donde un familiar no era coherente con el hecho de que dos días antes de que la Policía entrara volvieron a ver las luces de su casa encendidas.
Aunque las hipótesis sobre el misterio que rodea la muerte de Gamaliel aún no son muy claras, en el barrio se cuenta que pudo ser una pareja, quizás un amigo que le ayudaba con reparaciones en su casa o hasta un presunto homicidio familiar. Nadie da razón de ello, los vecinos se miran las caras cuando se les consulta por la relación de Gamaliel con su hermana, la que clasifican de distante, pues abandonó la casa luego de la muerte de su madre, quien les dejó cinco propiedades; entre ellas, la casa donde fue trágicamente asesinado el profesor. No obstante, para ellos tampoco es muy claro; al parecer, Gama era un hombre hermético y hasta rodeado de misterio, según sus amigos más cercanos.
Rafael Rodríguez, un hombre de aproximadamente 70 años, visiblemente afectado por el final de Gamaliel, dice que aunque eran muy amigos y lo vio crecer frente a su casa toda la vida, era muy poco lo que se sabía de su intimidad. “Él tenia un amigo maestro de obra que siempre hacía arreglos en la casa de Gama, cuando montábamos en bicicleta lo llamaba para hablar de eso, y Gamaliel le decía: ‘Hágale que ya voy, no estoy en la casa’ ”. Ese hombre tenía llaves, y cuando la Policía lo buscó para abrir la puerta, el día de la inspección, él nunca apareció.
Como en un juego de pistas, al estilo Clue, en la historia de Gamaliel Álvarez puede haber muchos posibles sospechosos, pues al parecer, según sus vecinos, en sus últimos días estuvo rodeado de diferentes personas.
Sin embargo, hay un dato que cobra especial relevancia para los investigadores y que denunciaron sus amigos y vecinos. El celular de Gama nunca se desconectó durante los dos meses de su ausencia, alguien lo respondía de vez en cuando, como en el caso de Fabio, quien hace una semana supuestamente conversó con él, o con quien se estuvo haciendo pasar por el profesor.
Pero las extrañas respuestas de Gamaliel no solo fueron para Fabio. Rosa Ayala, rectora del Colegio Colombo Hispano de Cajicá, también dijo haber recibido mensajes sospechosos. Según la docente, el 24 y el 25 de noviembre pasado, ella habría escrito al WhatsApp de Gamaliel para decirle que lo apreciaba y que esperaba su pronto regreso. En respuesta recibió un mensaje frío y distante que no caracterizaba al profesor. ‘Muchas gracias de todo corazón, pero no estoy en Cajicá, estoy de vacaciones’ fue lo que el supuesto Gamaliel contestó un día antes de ser encontrado en la placa de cemento de debajo mesón de su casa, y justo el mismo día que Fabio Montaño cuenta haber visto las luces de la vivienda encendidas.
Según información que conoció EL TIEMPO, dentro de la casa se encontró el celular de la víctima, y en dicho dispositivo había varios mensajes con personas a las que les decía que estaba de viaje y que se ausentaría por un tiempo. Según los investigadores, el asesino mantuvo el celular todo momento, no solo para contestar mensajes que apaciguaran las sospechas, sino también para hacer movimientos financieros que quedaron registrados en el aparato. Se presume que pudo ser alguien cercano que incluso convivía con él. Pese a esto, los vecinos afirman que Gama siempre vivió solo.
Son muchos los interrogantes que quedan de este caso, lo único claro es que Gamaliel fue asesinado brutalmente por alguien que tenía claro cómo era su vida, quiénes integraban su círculo cercano y que podía acceder a su hogar y, al parecer, tenía su confianza. Por ahora, el CTI y la Policía siguen tras la pista del homicida, mientras sus vecinos y amigos se reúnen todas las noches a rezar para que esclarezca la verdad.
JONATHAN TORO
En Twitter: @ToroRomeroJ
REDACCIÓN BOGOTÁ

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