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Transporte público gratuito: ¿innovación o utopía? / Opinión
Es hora de superar falsa doctrina que se apoderó de los sistemas desde el siglo pasado en Colombia.
Día sin carro y sin moto en Bogotá. Portal las Américas Foto: Mauricio Moreno
Todos conocemos la idea de la Presidencia de la República de captar recursos por medio de una sobretasa a los servicios públicos domiciliarios, con el objeto de financiar el universal a los sistemas de transporte masivo. Esto es, por ejemplo, que algunos bogotanos paguen un poco más en su factura de la energía eléctrica, para que todos podamos usar Transmilenio de forma gratuita.
Lo primero a destacar es el extraño fenómeno, que infortunadamente hemos normalizado, en el que el jefe del Estado hace uso de sus redes sociales para contarnos su más reciente epifanía, sin que se trate de una propuesta que haya sido seriamente considerada. La consecuencia es que una idea espontánea, quizá sin mayor sustento, termina alimentando un debate nacional.
Tratando de superar esta frivolidad del mundo de las comunicaciones modernas, vale la pena destacar que la intención de subsidiar de forma significativa al transporte público, ciertamente sería un paso en la dirección correcta.
La idea de contar con un amplio subsidio al transporte público urbano es consistente con la buena práctica internacional.
Ya es hora de superar la falsa doctrina que se apoderó de los sistemas de transporte masivo desde finales del siglo pasado en Colombia, en la que se pretende que la tarifa que paga el sea suficiente para cubrir los costos de infraestructura y operación.
La idea de contar con un amplio subsidio al transporte público urbano es consistente con la buena práctica internacional. Por ejemplo, en el metro de la ciudad de Nueva York, la tarifa al cubre tan solo una cuarta parte del costo real del viaje. El remanente (75%) proviene de subsidios públicos y otras fuentes de financiamiento como publicidad y ventas en las estaciones.
Casos y cifras similares se observan en diversas ciudades del mundo. Bienvenida entonces la iniciativa y el apoyo desde el gobierno central para que las ciudades que operan sistemas de transporte masivo se sumen a la práctica internacional antes mencionada.
El Sistema Integrado tendrá algunso cambios en sus servicios Foto:Twitter: @TransMilenio
Sin embargo, la parte indeseable de la discusión es que venga acompañada del mandato ideológico de lograr gratuidad en el servicio. Salvo unas pocas excepciones en pequeños centros semirurales de Europa, no hay antecedentes de que una ciudad importante ofrezca transporte gratis.
Adicionalmente, no es cierto que la gratuidad sea deseable en nuestra sociedad. Recorrer este camino presiona aún más los esfuerzos por encontrar fuentes alternas de financiación y se convierte en un modelo regresivo dado que, si bien beneficia a clases vulnerables, también genera apoyos innecesarios a muchos otros s que sí podrían pagar la tarifa, más aún si ésta logra reducirse vía mayores subsidios.
Salvo unas pocas excepciones en pequeños centros semirurales de Europa, no hay antecedentes de que una ciudad importante ofrezca transporte gratis.
Finalmente, es necesario hacer bien las cuentas antes de posicionar una idea que el público pueda interpretar como realidad de corto plazo. Los cuatro millones de viajes diarios que se hacen en Transmilenio y el SITP generan un recaudo anual de unos 3,5 billones de pesos. Esta cifra, a su vez, es insuficiente para cubrir los gastos de operación del sistema, los que hoy en día requieren ser cofinanciados, en una magnitud similar, con recursos del tesoro distrital.
Esto significa que una fuente alterna que permita gratuidad en Transmilenio y el SITP debe producir unos 6 billones de pesos al año. Suponiendo que la idea de la sobretasa a la factura de la energía aplica para los estratos 4, 5 y 6 de Bogotá (que sumados representan poco más del 12% de los hogares), se tendrían unos 330.000 predios aportando al modelo. Es decir, que cada hogar pagaría, en promedio, una cifra cercana a 1,5 millones de pesos al mes.
Queda entonces la pregunta de si, después de usar la calculadora, este nuevo impuesto es realmente lo que está en la mente de nuestro jefe de Estado y su Ministro de Transporte.