Es extraño, en esta ciudad la vida de una persona se pierde en cuestión de segundos. Vida y muerte, el tránsito implacable de una ciudad abatida por la sevicia en los crímenes. El barrio Bello Horizonte, de la localidad de San Cristóbal, fue el escenario de un nuevo crimen.
Daniel Felipe Rodríguez solo tenía 20 años de edad y siempre fue un apasionado del fútbol. Su madre, cabeza de hogar, estuvo ahí para celebrar sus triunfos en la materia, pues su sueño era llegar a ser titular en las ligas profesionales.
Aunque no logró su cometido, hizo muchos amigos, y cuando le tocó tomar una decisión respecto a un nuevo rumbo, ahí estaban su madre, Stella Rodríguez, y su tío Nelson Rodríguez Pico para tomarlo de la mano.
Nelson Rodríguez Pico recuerda ese momento como si hubiera sido ayer. “Le dijimos que la sociedad también necesitaba de otros profesionales: ingenieros, arquitectos, médicos, odontólogos, y que para él iban a existir muchas más oportunidades”.
El joven, aliviado por los consejos de su familia, se inclinó por la odontología y comenzó a buscar en qué universidad estudiar. “Entró al Colegio Odontológico y ya cursaba tercer semestre”. La frustración de antaño hacía parte del pasado y el joven estaba lleno de nuevas metas.
En la tarde del domingo 15 de agosto de 2021, Daniel decidió dedicarse a adelantar trabajos de la universidad, pero a eso de las 6:40 de la tarde salió hacia una cigarrería ubicada a la vuelta de su casa para comprar un lápiz que necesitaba.
En el camino se encontró con su tía, se vieron a los ojos, se saludaron, pero cada uno siguió su camino. “Mi sobrino tuvo que hacer fila, pues en esa cigarrería respetaban los protocolos por el covid-19”.
Como lo hacen casi todos los ciudadanos en un momento de espera, este joven sacó su celular del bolsillo para ojear un rato sus mensajes, y fue en ese momento cuando dos extraños decidieron que ahí tenía que culminar su vida.
Mi sobrino alcanzó a ingresar, y al salir de la cigarrería, pidió ayuda, herido, pero se desplomó en la entrada de la cigarrería.
Nadie lo quiso auxiliar.
En esa calle había un taxi parqueado, y justo frente a este vehículo se ubicó una moto negra manejada por un hombre con parrillero a bordo. Este último se bajó, le disparó a Daniel en el rostro, le quitó el celular y huyó. Su vida acabó en un tiempo menor del que usted tardó en leer este párrafo. “Él alcanzó a ingresar y a salir de la cigarrería, alcanzó a pedir ayuda, pero se desplomó en la entrada del negocio”.
Tres cuadras más adelante, los asesinos, lejos de huir, hicieron lo mismo con otro transeúnte, que también murió. Dos familias sumidas en una tragedia a causa de la violencia.
La tía de Daniel escuchó los disparos, a su mente llegó el rostro de su sobrino, arribó de la mano de la madre del joven. La escena es desgarradora. Trataron de brindarle los primeros auxilios, entre los ruidos estridentes de una tragedia marcaron a la línea 123, pero al lugar no llegaban ni las ambulancias ni la policía. La madre de Daniel vio lentamente cómo se le esfumaba la vida a la persona que más amaba.
También le pidieron a gritos socorro al dueño de un taxi ubicado en el lugar de los hechos, pero este hizo caso omiso de sus lamentos. “Una prima de nosotros llegó al lugar, y en otro taxi partieron a la clínica San Rafael, pero ya no hubo nada que hacer. Mi sobrinito perdió la vida a las 7 de la noche. Fue un día fatídico de este 2021. Jamás en la vida lo vamos a olvidar”.
Los oficiales de la Policía llegaron 45 minutos después, un hecho inexplicable teniendo en cuenta que el CAI está ubicado a solo cuatro cuadras del lugar.
La dueña de la tienda cerró su local mientras Daniel yacía en el piso, y para terminar de completar, cuando por fin llegaron los policías la mujer ya había limpiado la sangre y desinfectado el lugar. Borró todas las pruebas del vil crimen que acabó con una vida.
Así, el caso de este joven se convirtió en una cifra más, pasó a engrosar el listado de las 30.839 denuncias registradas durante el primer semestre del 2021. El delito aumentó con respecto a la cifra del mismo periodo (enero-julio) de 2020, cuando hubo 26.428. Hay que decir que en 2019 se registraron 35.004 casos. Solo este mes han sido registrados 4.658, frente a 4.104 del mismo mes del año pasado.
De la otra víctima solo se sabe que fue trasladada al hospital San Blas, seguramente su muerte tiene a otra familia sumida en la tristeza. “Yo quiero que atrapen a los asesinos, es lo mínimo. La tristeza se quedará entre nosotros”, concluyó Nelson.
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CAROL MALAVER
SUBEDITORA SECCIÓN BOGOTÁ