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Miembro de colectivo que denuncia a colegio Bethlemitas detalla casos de acoso
Valeria González, exalumna, habla sobre el movimiento que quiere frenar abusos en el plantel.
Valeria González, estudiante de la promoción 2018 del colegio Bethlemitas, de la localidad de Chapinero, es una de las líderes de las denuncias que destaparon los presuntos hechos de acoso sexual, abuso, y bullying dentro de la institución a través de una página de Instagram llamada 'No más acoso en BTH'. Ella relata a través de esta entrevista cómo, durante años, el plantel ha ignorado esta situación. Por su parte, ayer en plantón, algunos padres defendían el colegio.
Valeria González, estudiante de la promoción 2018 del colegio Bethlemitas. Foto:Archivo particular
¿Desde hace cuánto tiempo ustedes saben que se presenta esta situación?
Yo estudié allá desde grado sexto hasta once. Siempre hubo situaciones de acoso. No denunciamos en ese momento porque nos sentíamos presionadas y porque el colegio normalizaba la situación cada vez que poníamos una queja. Por eso nunca se avanzó con el tema.
Es un colegio católico que se mueve bajo criterios religiosos. Era femenino hasta mi promoción cuando se graduaron los primeros muchachos. Maneja un ambiente impositivo. Por eso, la mayoría de denuncias son de situaciones de acoso sexual de profesores hombres a estudiantes mujeres o de persecución por parte de las directivas del colegio a homosexuales. El colegio le da un pésimo manejo al bullying.
Plantón en Colegio Bethlemitas. Foto:Néstor Gómez
¿Todos los profesores son religiosos?
No. La mayoría no tiene un vínculo con la comunidad religiosa. Solamente las directivas y algunas profesoras de religión.
¿Por qué decidieron hacer públicas las denuncias?
La iniciativa es de dos compañeras de otra promoción. Ellas decidieron abrir esta página cansadas de seguir denunciando sin que pasara nada. La consigna es ‘no más acoso’. Queremos ponerle fin a ese ciclo. Se fue alimentando con el voz a voz. Por fin dijeron: vamos a poder contar nuestro testimonio. Pensaba que solo yo había vivido esa experiencia, pero luego nos dimos cuenta de que eran muchísimas más. No eran casos aislados. Había un patrón que demostraba que el colegio era permisivo.
Plantón en el colegio Bethlemitas en Bogotá. Foto:Néstor Gómez
¿Usted fue víctima?
Mi primer encontrón fue en grado octavo, cuando yo tenía 14 años. Tuve un profesor de física que en sus clases nos hizo el siguiente comentario: “Saquen la calculadora y échenle dedo hasta que le salga sangre, como a mí me gusta”. Para mí es bastante sexual. Mis papás también me apoyaron cuando yo les dije. Me sorprende mucho que para otras personas no lo sea.
Luego, en décimo, tuve un profesor que me trato de estúpida. También, yo tenía una buena relación con uno de los profesores de educación física. Éramos muy amigos, pero, en una clase, me dijo que lo acompañara a llevar los balones al salón de deportes. Cuando salíamos me dijo que deberíamos aprovechar, luego me cogió la cabeza y la empujó hacia abajo en dirección hacia sus genitales. Pude frenar esos comportamientos porque tuve el apoyo de mi familia.
A los 17 años celebré mis cumpleaños en una finca y publiqué fotos en redes sociales y cuando llegué al colegio el profesor de inglés me dijo que yo debía venir enguayabada y que lo mejor era que me mantuviera en la enfermería porque era un mal ejemplo para las estudiantes. Son pésimas las rutas de emergencia que tiene el colegio para este tipo de situaciones.
Plantón en el colegio Bethlemitas. Foto:Néstor Gómez
¿Qué casos la han sorprendido?
Tuve un profesor de física que en sus clases nos hizo el siguiente comentario: “Saquen la calculadora y échenle dedo hasta que le salga sangre, como a mí me gusta”
Hoy recibimos el caso de una chica promoción 2012, que era homosexual. Ella dice que cuando quiso relacionarse sentimentalmente con una compañera del salón en el colegio recibió comentarios discriminatorios, no las podían ver juntas en los descansos, había persecución contra ellas todo el tiempo por su orientación sexual. Les hacían acusaciones falsas para sacar una excusa de echarlas como que le hacían bullying a niñas de sexto. Obviamente, nunca pasó nada porque eran reclamos injustificados.
Hay casos muy antiguos. Hay uno de una exalumna de 1998. Dice que el colegio la obligó a retirarse cuando estaba embarazada y que le ofreció dos opciones: interrumpirlo o asumir su responsabilidad como madre fuera del colegio. Otro caso es el de un profesor que le ofreció dinero una estudiante cuando ella iba a reclamar papeles al colegio diciéndole que como ya estaba graduada podían tener relaciones sexuales.
¿Qué hacían el colegio cuando ustedes se quejaban?
Hay un patrón de respuesta que al comienzo pensaba que era solo para mí, pero resultó que a muchas les dijeron lo mismo: “Tú eres una chica inteligente que no va a armar un escándalo de todo esto” o “Son hombres, hay que entenderlos”, “Si no te llegaron a tocar, no hay problema”. Así minimizaban las denuncias.
Alumnas y exalumnas han denunciado casos de acoso en el colegio. Foto:Néstor Gómez
¿Ustedes han recibido algún tipo de retaliación?
Conocimos de una circular a las 8:30 de la noche que fue enviada por la página del colegio. Ayer suspendieron las clases y las hicieron virtuales. También recibimos un audio de la rectora de la sede norte que le dice a los chicos que ellos no tienen autoridad moral para participar en este plantón y que, además, cuando esas cosas pasen, no esperen 10 años después para contarlas, sino que lo hagan en caliente. También dice que ella se va a reservar el derecho de isión porque ha tenido encuentros con padres muy groseros.
¿Qué cambios esperan con este movimiento?
Nuestro primer objetivo siempre va a ser salvaguardar la integridad de las actuales estudiantes del colegio. Habrá una decisión individual de poner denuncias formales ante la Fiscalía General de la Nación, pero nos preocupan son las alumnas actuales. Queremos que el colegio empiece a tener rutas o protocolos de emergencia para cuando se presenten estos casos. No puede ser que conozcan una situación y no tomen ninguna medida. Hemos recibido más de 50 testimonios de acoso por parte del colegio y no puede ser que no supieran de ninguno.
También recibimos otro testimonio de una chica que asegura que ella siempre quiso denunciar a los profesores y que cuando eso pasó ella no aceptó el chantaje para pasar la materia y empezaron a alterar sus notas. Eso hizo que ella perdiera un año.
¿Las estudiantes sentían miedo de denunciar?
Sí. Sobre todo, porque muchas veces nosotros nos convertimos en las culpables. Si denunciábamos el acoso nos cuestionaban el largo de la falda, el trato con los profesores. Uno se confundía y se cuestionaba si realmente lo que pasaba era acoso o no.
¿El actuar de algunos padres de familia fue errado?
Muchos padres de familia, lastimosamente, prefieren confiar en los colegios. Dicen que es un ente superior y que nosotros estamos en una etapa de formación. Yo peleaba porque mis papás me apoyaron, pero a unas compañeras las presionaron para que se retiraran antes de echarlas. Obvio era porque no tenían justificación alguna, pero así lograban su cometido. Persuadían mucho y así se lavaban las manos.
¿Ahora que ustedes tienen más información sobre vulneración de los derechos, qué consejo les dan a los estudiantes?
Un profesor solo se debe limitar a educar en lo académico. No debe haber comentarios sobre la sexualidad o la apariencia física de los alumnos. No debe haber coqueteo. No te deben decir que tienes lindas piernas, senos o cola. Las notas en la clase no pueden ser manipuladas de acuerdo a tu relación con el profesor. Me preocupa mucho que los colegios amenacen a las estudiantes con el manual de convivencia. Estos no están por encima de la Constitución. Las niñas y los niños pueden denunciar el acoso. Ese es su derecho. Nadie los puede silenciar, ni amenazar con represalias.
¿El colegio era permisivo con el bullying?
Sí. Nosotros hemos recibido casos de denuncias de bullying entre estudiantes y de profesores a estudiantes. Todos los comportamientos son cuestionables, pero en ese momento todas éramos adolescentes. Seguíamos patrones y modas, en las que el colegio tenía que ser el ente regulador para comunicárselo a nuestros padres. Hay muchas estudiantes que prefirieron retirarse del colegio.
Se preocupa mucho por la formación académica, pero todo eso se ve opacado por el pésimo manejo que se les da a las situaciones de convivencia.
¿Qué les diría a las directivas del colegio?
Es una alerta que el colegio haya preferido callar ante las denuncias y que estén amedrentando a las estudiantes advirtiéndoles de acciones en la Fiscalía. Si un colegio es acusado de ser partícipe de situaciones de acoso, debería abrirse a investigar para saber en qué fallaron y corregirlo. La prioridad debe ser la integridad de los estudiantes.
¿Hay denuncias en la Fiscalía?
Hoy recibimos el testimonio de una mamá que nos cuenta que tiene un caso bastante bien documentado del acoso que sufrió la hija con pruebas bastante sólidas y que ella ha avanzado a lo largo del año con su proceso legal.
Ayer, en un plantón realizado a las afueras del colegio, varias estudiantes, con pancartas y carteleras, denunciaron los acosos de los que han sido víctimas, pero, también, algunos padres de familia de alumnos de la institución defendieron las instalaciones del plantely refutaron las gravísimas denuncias de las estudiantes.
La Secretaría de Educación (SED) lamentó el hecho, y tan pronto se conocieron los presuntos hechos de acoso, hizo presencia en el colegio. Se adelantó un segundo espacio de diálogo en el que participaron el área de orientación de la institución y la Oficina para la Convivencia Escolar para la revisión de las denuncias anónimas.