En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Opinión
Exclusivo suscriptores
Columna de opinión Voy y vuelvo | Sin resultados y sin justicia, no hay seguridad
Sería injusto no reconocer que en Bogotá se vienen implementando estrategias para combatir la inseguridad.
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán (centro). Foto: Mauricio Moreno. EL TIEMPO
Sería injusto no reconocer que en Bogotá se vienen implementando estrategias para combatir la inseguridad. Que hay planes en desarrollo para atacar la extorsión. Que ha habido una oleada de capturas contra criminales de la temida banda del ‘Tren de Aragua’. Y golpes focalizados contra criminales en el transporte público, en operativos callejeros o atendiendo el llamado de los ciudadanos. Pero no es suficiente.
Porque, por otro lado, se registran hechos extremadamente dolorosos que disparan la percepción de inseguridad, el miedo y las ganas de salir corriendo de esta ciudad. Un intento de secuestro, una mujer que es arrastrada mientras la atracan en un exclusivo sector de Bogotá y varios casos de fleteo en distintos puntos –para citar algunos– hacen que nos preguntemos qué tanto están mejorando las cosas en este frente.
Sobre esto último, el del fleteo, cabe hacer una reflexión en torno a lo que narró una de sus víctimas esta semana. Él cuenta que salió de una casa de cambio en el norte de la ciudad; observó a tres hombres sospechosos al lado del establecimiento, lo siguieron en dos motocicletas hasta su casa y allí fue encañonado, amenazado y despojado de una importante suma de dinero que los delincuentes sabían dónde se hallaba.
Por si fuera poco, y como si se tratara de una película del viejo Oeste, los bandidos salieron disparando por la calle a plena luz del día. Pero no es solo lo espeluznante de la escena. A mí lo que más me impactó fueron las reflexiones apesadumbradas de la víctima tras lo sucedido.
Comunidad reportó nuevo caso de fleteo al norte de Bogotá Foto:Archivo particular
Para comenzar, aludió a la poca efectividad de la denuncia. Dijo él que no lo hizo porque solo se pierde tiempo y no conoce de casos en donde se hayan recuperado las cosas o que los maleantes hayan sido capturados. Lo que contradice una de las principales apuestas de la Secretaría de Seguridad, que insiste en que la gente denuncie para poder actuar contra tales organizaciones. Pero si el proceso sigue siendo engorroso y, sobre todo, poco efectivo a la hora de aplicar justicia, el ciudadano tiene razón. Valga decir, sin embargo, que siempre será mejor denunciar que guardar silencio.
La Policía Metropolitana de Barranquilla recibió 409 motocicletas, 30 camionetas y 50 equipos de telecomunicaciones. Foto:Alcaldia de Barranquilla
También se lamentó de que situaciones similares le pasen a personas de bien, que lo único que han hecho en la vida es trabajar para tener algo y proteger a su familia. “Es mejor estar pelado”, dijo a la La FM. Y tiene algo de cierto, porque, como están las cosas, la gente ya no puede exhibir un reloj, una joya, un celular, una bicicleta, unos tenis o una simple gorra sin estar a merced de los hampones.
Yo me pregunto si fue que nacimos en el país equivocado”. Devastador. La carga de esta expresión es un grito desesperado de alguien que ya ha visto mucha violencia y ahora le tocó vivirla en carne propia
Pero la frase que me conmovió, debo confesarlo, fue cuando dijo algo así como “yo me pregunto si fue que nacimos en el país equivocado”. Devastador. La carga de esta expresión es un grito desesperado de alguien que ya ha visto mucha violencia y que ahora le tocó vivirla en carne propia. O quizás, de alguien que creía que eso les pasaba a otros y no a él. O que se la ha escuchado, incluso, a su propia familia: ¿por qué vinimos a nacer aquí?
Y en medio de esas reflexiones, válidas si se tiene en cuenta el contexto en que se producen, es lo que nos lleva a hacer la pregunta de si es verdad que las cosas en materia de seguridad van por buen camino o son un espejismo. Si la contundencia que exhiben las autoridades reflejan la dimensión del problema o si a todo este engranaje que muestra la istración aún le hace falta lo más importante: la aplicación de verdadera justicia.
Para que no haya más víctimas como la de este fleteo, para que se evapore el mal pensamiento de lamentar el sitio donde se nació, para que no terminemos odiando a las instituciones que imparten justicia y para no perder la esperanza, tiene que volverse realidad la frase aquella que acompaña el Plan de Desarrollo. Porque tiene que ser posible caminar seguros en la ciudad. Es lo mínimo que se pide, esa fue la apuesta del gobierno y a ello estamos contribuyendo los ciudadanos, incluso pagando más con nuestros impuestos.
Desmantelar mafias es plausible, no hay que bajar la guardia, pero el impacto debe verse reflejado en la reducción y la desaparición de fenómenos como el fleteo o la extorsión. Y entonces, ahí sí, hablaremos de lo afortunados que hemos sido de nacer en esta tierra.