Después de la desaceleración por el confinamiento a causa de la pandemia de covid-19, la economía de Bogotá empezó un camino de franca recuperación en 2021, con un crecimiento de 10,3 por ciento. No obstante, el empleo, si bien ha aumentado, no muestra el mismo comportamiento y, además, se observan fenómenos preocupantes que podrían afectar la generación y la creación de empleo de calidad.
¿Por qué? y ¿cómo hacer reaccionar el empleo? El estudio ‘Convirtiendo a Bogotá en ciudad líder para la generación de empleo formal’, realizado por Probogotá y la Anif (Asociación Nacional de Instituciones Financieras), analiza la afectación que tuvo la creación de puestos de trabajo con la llegada del mortal virus, la situación actual de la capital y propone algunas estrategias para mejorar dicho indicador, sobre todo en las poblaciones pobres y vulnerables, que fueron las más golpeadas por el covid.
En 2019, la tasa de desempleo promedio cerró en 10,9 por ciento y luego, en 2020, se trepó a 17,9 por ciento. Al finalizar el año pasado mostró una pequeña disminución, al caer a 16,4 por ciento. En el trimestre móvil diciembre de 2021 a febrero de 2022, la capital se ubicaba como la cuarta ciudad del país con mayor tasa de desocupación, con 14,2 por ciento, superada apenas por Montería, Cúcuta e Ibagué y el promedio de las 13 principales áreas.
La pandemia también tuvo un impacto en los ingresos laborales de los hogares. De enero de 2020 a enero de 2021 se registró una pérdida acelerada de los ingresos. Se estima que cayeron en 11,8 billones de pesos. Sin embargo, la recuperación de los ingresos en la ciudad, al menos entre abril y diciembre de 2021, alcanzó los 5 billones, es decir, hay un rezago de 6,8 billones.
Este factor (ingreso de los hogares) va de la mano del aumento del número de ocupados, que aún no llega a niveles de prepandemia. Hace tres años estaba en 4 millones, y pasó a 3,7 en 2021. En esta población son más los que ganan menos de un salario mínimo, con 37,8 por ciento el año pasado, cuando en 2019 eran el 26,8 por ciento.
Pero, más allá de la mejoría en términos generales del mercado laboral y de los esfuerzos que se hacen para ello, hay indicadores que no reaccionan igual y se convierten en una talanquera en el objetivo de generar más y mejor empleo.
La brecha de desempleo por género es uno de ellos. No obstante las estrategias de los sectores público y privado para equiparar las dos tasas, estas todavía parecen estarse quedando cortas. En los hombres, el desempleo se ubicaba el año pasado en 14,1 por ciento, y en las mujeres, en 17,6. Eso es una diferencia de 3,5 puntos porcentuales. En 2019 la brecha era de 2,4 por ciento.
Pero cuando se profundiza la mirada en los sectores que más generan empleo para las mujeres, como las actividades artísticas, el entretenimiento, la istración pública, la defensa y la educación, entre otros –con 66 y 62 por ciento en 2021–, se encuentra que estos no presentan la misma participación frente a aquellos donde mayoritariamente contratan hombres, como construcción y transporte y almacenamiento, donde tan solo el 9 y el 13 por ciento son mujeres.
Los investigadores consideran que con recursos del Estado se garantice la protección social a todos los ciudadanos, sin importar si son formales o informales
Y los sectores de comercio, hotelería y restaurantes también conocidos como servicios y que son reconocidos por ser los mayores generadores de fuentes de trabajo en la ciudad (con el 28 por ciento del total del empleo) no han tenido una recuperación plena a pesar de la reactivación de todos los sectores. En el trimestre octubre-diciembre de 2021, frente al mismo lapso de 2020, solo se crearon 3.000. Mientras que en el sector de la construcción, donde más se emplean hombres, fueron 53.000.
Otro aspecto que revela el informe es que mientras el trabajo por cuenta propia (que en su mayoría es informal) logra superar los niveles de 2019, al estar 10 por ciento por encima de hace tres años, el empleo particular (en su mayoría formal) aún se encuentra 5 por ciento por debajo de los niveles de 2019. Según el estudio, el 56 por ciento de los ocupados son empleados particulares, y el 35 por ciento, por cuenta propia.
El crecimiento de la inactividad es otro de los fenómenos que advierte el estudio de Probogotá y Anif. Pasó de representar alrededor de 2 millones de personas en diciembre de 2019 a cerca de 2,5 millones al cierre de 2021. En este último año, sorprendentemente, la inactividad creció de manera sostenida, no obstante la reactivación de la economía.
3,7 millones de ocupados en 2021. Antes de la pandemia, en Bogotá, la cifra de ocupados alcanzó los 4 millones de personas.
De hecho, el análisis plantea que la creciente inactividad es “uno de los grandes retos en la capital”, pero, principalmente, para las mujeres. Mientras que hay 900.000 hombres en esa condición, las mujeres suman 1,6 millones. En el total de inactivos se destacan oficios del hogar, donde ellas son muchísimas más, con una relación de 800.000 contra 50.000 hombres.
Ante este difícil panorama, y el riesgo de que fenómenos que crecieron con la pandemia no cedan o lo hagan muy lentamente, el estudio propone una serie de estrategias para recuperar el empleo y la calidad de este. Los investigadores consideran que con recursos del Estado se garantice la protección social a todos los ciudadanos, independiente de si son formales o informales.
Esta iniciativa busca que el pago a seguridad social no se convierta en una barrera para el empleador, por el costo de la contratación, ni para el trabajador, quien en muchos casos prefiere no formalizarse a fin de no perder los beneficios del Sisbén. La implementación de la estrategia debería ser de manera gradual, comenzando por mujeres y jóvenes de entre 18 y 25 años, los dos sectores más golpeados por el desempleo.
Los investigadores también consideran que llegó la hora de “modernizar el mercado laboral” permitiendo, por ejemplo, que el salario mínimo responda a las realidades de las regiones, y la contratación y cotización por horas. No solo porque la productividad en la capital es más alta que en otros lugares del país, sino porque el trabajo por horas ya es una realidad en el mercado laboral. El estudio señala que en la ciudad uno de cada cuatro ocupados trabaja menos de 42 horas por semana, es decir, menos de lo establecido por ley (48 horas).
Así mismo, la investigación de Anif y Probogotá plantea establecer incentivos tributarios. Puntualmente, que los parafiscales sean descontables del impuesto de renta y subsidios para los sectores empleadores de mujeres y jóvenes. Solo en mujeres, esta iniciativa –calcula el estudio– podría beneficiar a las cerca de 400.000 desempleadas, sin contar a las inactivas.
Y, como una forma de reducir la barrera de contratación femenina, se plantea que la licencia de maternidad sea compartida equitativamente (50 y 50 por ciento) entre mujeres y hombres. También, promover la liberación de tiempo productivo para las mujeres, a través de la utilización de guarderías, centros deportivos y de cuidado infantil –que ya existen, pero no son utilizados de manera adecuada– y tecnología (lavadoras). En este aspecto, según Probogotá, podría ser clave la estrategia de las manzanas de cuidado del Distrito.
En cuanto a los jóvenes, se plantea la formación para las necesidades de los empresarios locales –la educación técnica y tecnológica– y bilingüismo, además de promover la priorización de esta población en la contratación de obras públicas. En efecto, en la ciudad hay al menos 500 frentes de obra, incluidas las troncales de TransMilenio, el metro y la ALO Sur.
GUILLERMO REINOSO
Editor Bogotá
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