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Del túnel de la Javeriana al 'boom' en TikTok: esta es la historia de don Fernando
Su venta ganchos de cabello, en la que lleva más de 30 años, estalló por un video viral.
Don Fernando vende ganchos cerca a la Universidad Javeriana. Foto: Nataly Barrera / EL TIEMPO
De un momento a otro, la vida de Fernando Rodríguez, un comerciante bogotano de 55 años, cambió. Todo gracias a Guisell Mejía, fiel cliente de su negocio, quien le compra ganchos para el cabello de estilos que son difíciles de encontrar en otros sitios.
Hace unos días, la joven decidió compartir un video en redes sociales mostrando lo que el vendedor ofrece. Aunque sus productos impresionaron a miles de s de TikTok, lo que en realidad se robó la atención fue la sencillez de don Fernando al momento de hablar con sus compradores, pues el experimentado comerciante sabe que “la mejor manera de vender es escuchando y comprendiendo a sus clientes”.
Don Fernando, vendedor informal. Foto:Nataly Barrera / EL TIEMPO
Don Fernando empieza su día a las 4:30 a. m. se viste con una camisa bien abotonada, un pantalón con correa y unos zapatos de gamuza correctamente arreglados para salir de su hogar en el barrio Quiroga, de Bogotá, a tomar la ruta 12 del Sitp, que lo lleva a su lugar de trabajo, ubicado a las afueras del túnel ‘El Calidoso’, el cual conecta a la carrera Séptima con la calle 41.
A las 6:00 a. m. ya debe estar organizando su puesto, dejando cada cosa en su lugar y dándole más visibilidad a aquellos ganchos de flores y mariposas que buscan adornar el cabello de las personas. Unos minutos después solo debe esperar a que su clientela llegue interesada por los productos que vende.
De ese modo, Guisell Mejía, una joven creadora de contenido de TikTok, llegó a la vida de don Fernando, dándole un giro de 180 grados, pues ahora su puesto permanece lleno y no paran de llegar las personas preguntando por aquellos ganchos para el cabello que lo popularizaron. Aunque no fueron solo los productos novedosos los que atrajeron a su nueva clientela.
“Me gusta traerles diferentes modelos”, relató en el video. Y así don Fernando entró en el corazón de más de seis mil s de TikTok que se conmovieron por la sencillez que tiene el hombre para tratar a sus clientes frecuentes. Desde aquel momento, abrió paso a su emprendimiento en redes sociales, pues antes de volverse ‘tendencia’ solo conocía la manera de laborar en su puesto.
“Empiezo recibiendo al cliente con un saludo, un ‘buenos días’ o ‘buenas tardes’, entonces le pregunto qué busca en especial y dependiendo de la respuesta le muestro los modelos que tenga del producto de su parecer. Lo más valioso para mí es la honradez y la sencillez hacia las personas”, dice con una sonrisa en su rostro y sus brazos un poco recogidos mientras sostiene algunos de sus artículos.
Y así transcurre el día de don Fernando, atendiendo a sus clientes y ofreciendo sus productos de la mejor manera posible para que vuelvan. Uno de los pilares que tiene en la atención es que sus clientes regresen a buscarlo porque saben que “no es una persona usurera” y se caracteriza por dar precios bajos.
De este modo, ofrece todos sus ganchos a $ 5.000, sin importar el tamaño, el color o el material, pues no le haya el sentido a cobrar más solo porque un gancho sea más grande que otro, ya que la diferencia solo serán de $ 200 o $ 300 pesos. Lo importante es que sus clientes sepan el valor de su mercancía y que no haya confusión alguna.
“Yo empecé buscando seguir el ritmo de mi padre, entonces decidí poner mi puesto en este sitio, pues es cercano al lugar en el que trabajó hace algunos años”, relata.
El amable vendedor se crio junto a sus cuatro hermanos. Aunque sus padres le dieron el estudio, desde los 11 años comprendió que su camino en la vida era ser comerciante, pues acompañando a su padre a vender se dio cuenta de que era lo que verdaderamente le apasionaba.
“Yo estudié, hice hasta noveno grado en el colegio, pero no quise seguir, no porque mi padre no me pudiera dar más estudio, sino porque se volvió mi pasión ejercer esta labor”, comenta.
Aun así, don Fernando no quiso ese mismo futuro para sus hijos, pues aunque sabe que no es malo tener un trabajo como vendedor informal, cree que sus sucesores están para cosas más grandes: “Quería que salieran adelante y no se quedaran estancados”.
El hombre, junto a su esposa, criaron de la mejor manera a una pequeña que ahora tiene 24 años y un muchacho de 28 años, quien ya es diseñador gráfico profesional, así como siempre lo quiso don Fernando. Sus hijos son el orgullo y la parte más importante de su vida. “Mi familia es primero”, remarca.
Al igual que muchos colombianos, el vendedor destaca el valor de su familia y toda la ayuda que le brinda para salir adelante. Así como su esposa, quien es la base central del orden en la casa; ya que es la encargada de la comida, la limpieza, la ropa, entre otras cosas. Aunque no sea un trabajo ‘pago’, mantiene un sistema perfecto que brinda armonía a la casa y sin ella no habría un hogar.
Don Fernando, vendedor informal. Foto:Nataly Barrera / EL TIEMPO
Su vida cambió en un instante
Aún cuando su larga trayectoria en el puesto ambulante le ha dejado varios clientes, don Fernando hizo lo que no todos los comerciantes a su edad se atreven a hacer: abrirse paso por medio de las redes sociales.
Gracias al impulso que le dio la joven ‘influencer’, don Fernando ahora tiene una cuenta de Instagram que funciona con la ayuda de su ‘mano derecha’, su hija menor, la encargada de publicar los productos y recibir los pedidos de sus clientes, quienes esperan con ansias aquellos rios que lo viralizaron.
Su perfil ya cuenta con más de 3 mil seguidores y en sus publicaciones se puede ver el interés de la gente por comprar alguno de los diferentes modelos que ofrece en sus post. También brinda detalles del horario en el que está disponible y la manera en que realiza los envíos en la capital.
“A todos mis clientes les envío mis bendiciones, siempre los recibiré con las manos abiertas y una excelente mercancía”, comenta en un segundo video que hizo la creadora de contenido.
En cuanto a su puesto de trabajo, este solo tiene unos pocos minutos de soledad. El resto del tiempo llega una persona tras otra esperando ser atendidas por el vendedor, quien busca la manera de brindarle atención a todos por igual, así la afluencia de personas supere el tamaño del sitio en el que está.
Don Fernando seguirá brindándole toda su atención a los clientes sin importar si en el día llueve o hace sol, lo importante es que quien visite su puesto no solo se lleve un producto, sino que también se lleve un buen trato para que vuelva.