El día de la madre menos violento en 10 años a pesar de aumento en registro de riñas ¿qué fue lo que funcionó?

Sin embargo, el pasado día de la madre fue el menos violento en al menos 10 años; sacando de la ecuación la temporada de pandemia. Según los datos presentados por el alcalde Carlos Fernando Galán durante la celebración del día de la madre, en la ciudad hubo tres homicidios y 0 feminicidios.

Esto, según sus cálculos, representa una mejora frente a 2023, cuando hubo siete homicidios y un feminicidio. “La cifra de homicidios es la más baja desde 2014 para Bogotá, fuera del confinamiento de la pandemia”, añadió Galán.

Pese a este resultado positivo, lo cierto es que la cantidad de riñas que se reportaron dentro de la celebración fue más alta que la del año pasado. Según los datos históricos de la Policía Metropolitana de Bogotá, mientras que el año pasado para esta misma celebración se registraron 1.881 riñas, este año llegaron 2.265 llamadas al 123 por esta razón, lo que representó el 10 por ciento de los todos los motivos de policía atendidos durante la festividad.

En otros resultados operativos de esta fecha, las autoridades señalaron que se logró la captura de 96 personas en flagrancia y la incautación de más de 400 armas cortopunzantes.

Pero entonces la pregunta que suscita ahora es ¿qué fue lo que funcionó este año que en los otros no? y, aunque no hay una respuesta única, lo cierto es que este año en la ciudad se vio un despliegue operativo de policía que distribuyó a más de 9.000 uniformados por todos los rincones de Bogotá y hasta se puso en acción a las patrullas anti riñas.

Este resultado del día de las madres también estuvo antecedido por un ciclo de megatomas en casi todas las localidades de Bogotá en las que se han hecho redadas contra el crimen y se han dado importantes resultados operativos que han dejado a 15 de los 25 criminales más buscados en la ciudad tras las rejas. 

Por su parte, la estrategia de escuadrones anti riñas está conformada por 70 patrullas especializadas que fueron repartidas por las localidades donde la problemática de intolerancia y riñas es más evidente: Bosa, Suba, Kennedy, San Cristóbal, Usme, Ciudad Bolívar y Engativá que ahora fueron establecidos como microterritorios priorizados por la Metropolitana de Bogotá teniendo en cuenta los históricos de los delitos y comportamientos contrarios a la convivencia relacionados a la conmemoración del día de la madre.

Expertos consultados por EL TIEMPO señalan que los resultados de esta fecha no están ligados a un único motivo sino a una “seguidilla” de actos disuasivos que se vienen realizando con anterioridad y que de “alguna u otra manera tienen a los bandidos amedrentados y a la ciudadanía un poco más enterada de la presencia de la Ley. 

“Si bien la intolerancia y la violencia son conductas humanas naturales que se exacerban con el alcohol o en las celebraciones, lo cierto es que hemos tenido información de muchos resultados operativos de la Policía durante varios días y eso disuade. Así uno no sea un criminal sabe que si hace algo malo correrá la suerte de los criminales (...) eso es una buena señal”, afirmó Juan Sebastián Jiménez, experto en seguridad ciudadana.

Por otra parte, varios comerciantes y empresarios de todos los sectores explicaron que este año hubo “afluencia atípica de clientela” y que en todo sentido fue un día de la madre más tranquilo y solitario cuando del comercio se trata. “Había muy poca gente y fue muy tranquilo (...) quizá tiene que ver con el puente festivo y que muchos prefirieron irse de la ciudad o celebrar en restaurantes campestres o pueblos cercanos”, señaló Alfredo Carillo, comerciante de la zona gastronómica de la ciudad.

Cuando se le consultó por este tema a los expertos señalaron que luego de la pandemia es usual que las personas quieran celebrar fechas como estás saliendo de la ciudad o buscando espacios al aire libre. “Cada vez es más común que la gente espere cualquier fecha para salir de la ciudad, para viajar y sobre todo buscar movimiento (...) eso es una herencia de la pandemia”, explicó la psicóloga Johana Alzate. 

Y es que, según esta visión, eso tiene un impacto fuerte en la medición de los índices de inseguridad en dos vías: la primera, según los expertos, es que si la gente no está en la ciudad pues no tiene oportunidad de realizar acciones contrarias a la convivencia en el territorio de Bogotá y por ende no afecta las cifras delictivas.

En segundo lugar, para la psicóloga, el hecho de salir, distraerse, pasar tiempo en familia o con amigos en ambientes menos “salvajes” que la cotidianidad de Bogotá, reduce el estrés y la presión y eso tiene como resultado el desarrollo de características menos violentas en los ciudadanos. 

Según los datos de la Secretaría de Seguridad, con corte al 30 de abril, había dos delitos que preocupan porque los datos estaban en rojo. Las lesiones personales que tienen un aumento del 16,9 por ciento comparado con la misma fecha del año pasado; y la violencia intrafamiliar que creció 110,8 por ciento. Ambos, son algunos de los motivos de policía que más homicidios pueden desencadenar en la ciudad.

Pero ¿por qué crece la violencia en este tipo de escenarios? Entre las razones expuestas por los expertos para explicar el aumento del fenómeno en la ciudad se encuentran el regreso a la presencialidad y a la rutina del día a día luego del largo periodo de la pandemia, la disminución de las horas de sueño y el tener que compartir espacios pequeños con desconocidos.

Para Francisco Alvarado, experto en psicología social y comportamental de la Universidad Nacional, el eje central en el aumento de los casos de intolerancia y riñas está enmarcado en “una serie de detonantes como el estrés, la frustración y la impotencia, que disminuyen notablemente los niveles de tolerancia, la racionalidad y nos impiden comportamos más amablemente".

Sin embargo, el experto advirtió que uno de los grandes motivos de las cifras que vemos hoy está relacionado con una normalización de la violencia como respuesta y solución a los problemas.

“Aunque en nuestra cultura la violencia siempre ha tenido esas características, puede ser que este incremento obedece más a una seguidilla de denuncias, lo que quiere decir que se han ampliado los canales y la gente siente más la presencia de las autoridades”, señala Alvarado.

Por otro lado, Andrés Nieto, exsubsecretario de Seguridad de Bogotá, explicó que durante los últimos 10 años en la ciudad las riñas han sido las protagonistas en fechas especiales como el Día de la Madre, el Día del Niño, Amor y Amistad y las celebraciones decembrinas. Y advierte que esta tendencia se ha replicado en la cotidianidad, especialmente entre viernes y domingo, cuando se registran las cifras más altas en la noche y la madrugada.

“El alcohol, en cerca del 66 por ciento de los casos es el desencadenante, pero lo más preocupante es que cuando las autoridades van a atender el caso, los involucrados generalmente tienen alguna relación de consanguinidad, política o comunitaria”.

Ahora, coincide Nieto en que este tema no es nuevo y que lo que se está viendo en términos de seguridad es una respuesta al final de la pandemia, cuando los individuos debieron volver a adaptarse a las dinámicas de la sociedad en libertad.

“El miedo al otro juegan un papel muy fuerte en términos de estar no solo a la defensiva, sino estar todo el tiempo en esa posibilidad de respuesta violenta con tal de no aumentar los niveles de riesgo personal”, señaló el exsecretario. 

Finalmente, los expertos advierten que los mayores niveles de riñas se han concentrado en las zonas de rumba o en el transporte público, donde los factores adversos pueden reducir los niveles de tolerancia, y que es necesario un mayor control, por ejemplo, de la circulación de armas contundentes mediante una caracterización de cuáles están siendo los mecanismos de ataque diferentes a la fuerza física.
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​JONATHAN TORO ROMERO
​REDACCIÓN BOGOTÁ
​EL TIEMPO