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Noticia
Conductor de SITP que aprende inglés por su cuenta recibió sorpresa de la Embajada Británica
El trabajador del Sistema Integrado de Transporte Público de Bogotá (SITP) recibió una beca de la embajada del Reino Unido. Así fue el momento.
Diego Fernando Sánchez Quiceno, de 26 años, conduce un busetón. Foto: César Melgarejo. EL TIEMPO
Diego Fernando Sánchez Quiceno trabaja como conductor del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) hace un año y cuatro meses. Y está dedicado a aprender inglés. En la mañana, mientras no está de turno dedica gran parte a estudiar este idioma y también lo hace en el trabajo, aunque no le es fácil.
Diego Fernando, de 26 años, conduce un busetón con el que realiza rutas zonales desde las 4 de la tarde hasta las 10 de la noche. “Son recorridos cortos, de 20 minutos”, dice.
Este hombre aprovecha cada vez que llega a un paradero o a un semáforo en rojo y debe detener el bus. En ese momento, abre el libro que lleva al lado y repasa la gramática y la pronunciación. Lo hace en voz alta.
El conductor de SITP, Diego Fernando Sanchez que se volvió viral en TikTok tras practicar inglés mientras conducía su ruta. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
Así fue como lo capturó una usuaria del sistema en un video que se volvió viral y fue publicado por el tiempo.com. En ese momento, según cuenta, él estaba estudiando para un examen.
Tras eso, muchas personas han reconocido las ganas de superación de este conductor de bus zonal, de quien hasta hace unos días se desconocía el nombre y la empresa operadora para la que trabajaba.
En la Embajada Británica en Colombia el video les llamó la atención y empezaron la búsqueda del joven conductor. La idea era darle una sorpresa y ayudarlo en su empeño por aprender el idioma.
Tras preguntar en TransMilenio y este en las empresas operadoras del sistema, fue ubicado el protagonista del video. Diego fue ado directamente por el embajador George Hodgson, quien llegó una tarde, justo antes de que el conductor empezara su turno, al patio taller del norte.
Cuando Diego ya estaba montado en el bus y a punto de salir hacia la autopista Norte, lo requirió el embajador, quien le hizo entrega de una beca para estudiar inglés durante seis meses en el British Council.
Diego, confundido y sin entender qué pasaba, descendió del vehículo y recibió la beca, no lo podía creer. Había estado temeroso de que por el video lo sacaran del trabajo.
Pero todo lo contrario. La gerente general de Consorcio Express, Johana Carrillo, expresó que la empresa había evaluado el hecho y concluyeron que el conductor actuó de manera segura, pues estudiaba “cuando el vehículo estaba quieto, verificando todos los espejos, sin poner en riesgo la vida de los pasajeros”.
Este joven conductor carga siempre una maleta en la que tiene tres libros de inglés. El Top Notch para aprender estructuras, gramáticas y vocabularios. Este es el que suele sacar mientas está practicando en el bus.
También lleva consigo un manual de inglés, llamado Hablemos de inglés, y un cuaderno desgastado donde anota, con lápiz y colores, todo lo que ha aprendido en las clases y como autodidacta.
Diego nació en Bogotá, aunque pasó sus primeros años en el barrio Carambola de la Comuna 3 de Medellín.
El embajador de Reino Unido, George Hodgson y el director del British Council en Colombia, Felipe Villar, le hicieron entrega de una beca para cursar un semestre de inglés. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
Allí tuvo una infancia agitada por la violencia que generaban los combos y sus rivalidades por el territorio.
“A veces sonaban estruendos en la calle, como de balaceras, nos metíamos debajo de la cama con mi madre y mis cuatro hermanas. Al siguiente día recogíamos los casquillos y jugábamos con ellos”, recuerda.
Esa guerra y las fronteras que se establecían le prohibían, incluso, tener amigos en barrios que no estuvieran dentro del polígono que dominaban las pandillas.
Esa fue, de hecho, la causa de una amenaza a que recibió una hermana suya y que terminó por devolver a toda la familia a Bogotá. La joven tenía un novio en el barrio Carpinelo, y muchas veces pasó la frontera para ir a visitarlo y eso no fue bien visto. En la capital llegaron a vivir en Bosa.
Ver a mis hermanas y a mi madre luchando y tratando de salir adelante me hizo afrontar los problemas que teníamos desde muy pequeño
La falta de la figura de un padre que respondiera por el hogar hizo que su madre siempre tuviera sobre sus hombros que solventar las necesidades de la familia.
Por eso, cuando llegaron a la gran ciudad ella montó un puesto de arepas, en el que ayudaban las hermanas, y con el que ayudó a sustentar el estudio, la vivienda y la alimentación de sus cinco hijos.
“Ver a mis hermanas y a mi madre luchando y tratando de salir adelante me hizo afrontar los problemas que teníamos desde muy pequeño”, dice orgullosamente Diego Fernando, quien desde los 16 años comenzó a trabajar “en todo lo que saliera”, afirma.
Él ha trabajado como vendedor de BonIce, aseador en hoteles, ayudante de buses en La Mesa, Cundinamarca; cuidandero de fincas en Sibaté, conductor de volqueta, en una fábrica de botas de cuero y prestó servicio en la infantería marina. Esta última experiencia lo llevó a conocer el mar en Coveñas, Sucre.
Su esposa, Carol, ha sido su mano derecha durante los últimos tres años. Se conocieron cuando Diego trabajaba como bodeguero y transportaba bultos de mercancía y alimentos a las distribuidoras del centro de Bogotá.
Ella se desempeñaba como cajera y desde ahí su romance dio frutos. Sin embargo, los sueños de estudiar, mejorar sus ingresos y conocer otros países han seguido intactos. Por eso en este momento ella estudia ingeniería de sistemas y él, inglés.
Claro que Diego tiene un motor adicional. Ese idioma lo apasiona desde muy joven y es por eso que antes lo había estudiado de manera autodidacta.
Diego Fernando Sánchez. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
“Aprender un idioma no es nada fácil”, dice Diego, quien reconoce que, a pesar de sus esfuerzos, todavía le cuesta entender cuando oye hablar a un ciudadano extranjero”.
“La gramática la voy aprendiendo de lo que leo y memorizo”, dice, y añade: “Yo practico con mi esposa, nos ponemos a hablar en inglés”.
Uno de sus sueños junto a Carol es conocer otros países y hablar con extranjeros en su idioma nativo. Ya tienen pasaporte y están interesados en ir, principalmente, a Inglaterra o a Australia o a Canadá.
Diego es una persona llena de sueños y lo reconforta y anima cumplir cada cosa que se propone. En el 2020, durante la pandemia, su tío, quien también lo ha ayudado desde muy pequeño, le dejó un lote en Sibaté.
Allí, él y sus hermanas decidieron construirle una casa a su madre y tienen gallinas, perros y una huerta que le da la tranquilidad que esta mujer nunca había tenido.
Ese es el lugar que él más disfruta en sus tiempos libres y donde ahora está empeñado en construir su propia casa. Las vigas son de madera y las paredes, de fibrocemento.
Y mientras va cumpliendo este nuevo anhelo, Diego ahora empieza a ver cerca su otro sueño: poder viajar por el mundo sin la preocupación de que no sabe el idioma más hablado en el universo.