Varios medios de comunicación alertaron sobre el riesgo que tendría, para la primera línea del metro de Bogotá, el contenido del artículo 370 en el Plan de Desarrollo que mencionaba que en “los proyectos férreos en sistemas de transporte público masivo de pasajeros que cuenten con convenio de cofinanciación, la Nación podrá cofinanciar dentro del Marco Fiscal de Mediano Plazo un monto superior al setenta por ciento (70 %) de los costos asociados a soterrar los proyectos en los que la evaluación costo-beneficio establezca esta como la mejor alternativa, aplicando, únicamente, los requisitos que defina el Gobierno Nacional en relación con los citados en el artículo 2 de la Ley 310 de 1996…”.
El hecho de incluir la palabra ‘soterrar’ de alguna manera tenía nombre propio y hacía alusión a la primera línea del metro de Bogotá, cuya discusión del trazado actualmente se surte en comités técnicos entre la Nación y el Distrito con el fin de evaluar diferentes posibilidades para hacerles modificaciones a algunos tramos de la obra.
Ahora bien, al final, en el proceso de conciliación del texto entre la Cámara de Representantes y el Senado se optó por eliminar la polémica palabra. Dicha acción no resuelve la controversia y sí genera más incertidumbre, pues abre un nuevo frente sobre la interpretación jurídica del alcance de dicho artículo para el caso de PLMB. A juzgar por las declaraciones que hizo a este diario el nuevo ministro de Transporte, es claro que la posición del Gobierno Nacional es que sí o sí se debe hacer un tramo subterráneo del metro, pues, en palabras del propio ministro, la propuesta actual “tiene varias complejidades en su ejecución y en su permanencia en el largo plazo”.
En este sentido, cobra mucha relevancia la inclusión del artículo en el Plan de Desarrollo, dado que deja abierta la posibilidad de que el Gobierno asuma los sobrecostos de lo que significaría un trazado subterráneo, pues como estaban antes las cosas, la ley limitaba sus aportes hasta el 70 %.
Ante este escenario, es muy posible que en las próximas semanas los conceptos técnicos de las mesas de trabajo se inclinen por proponer un tramo subterráneo para la primera línea. Y más aún cuando la empresa china sigue demorándose en entregar los estudios y diseños finales para la obra civil, sin que se observe concepto alguno de las entidades de control frente a este retraso.
Como están las cosas, los avances de obra se han concentrado en la adecuación del patio taller y el intercambiador de la calle 72, mientras que no se ha construido ningún soporte que sostendría el futuro viaducto, ante lo cual muchos dirían que no hay lío en modificar el trazado por uno subterráneo.
Se dice que en ingeniería todo se puede hacer, pero cualquier modificación costará mucho dinero, que, en el caso del metro, son millones de millones de pesos. Algunos estiman más de 15 billones por estos cambios, que claramente no son ligeros y, ante los cuales, el Gobierno Nacional no tendrá inconveniente en aportar más recursos gracias a este artículo del recién aprobado Plan de Desarrollo.
Pero no es un tema exclusivo de costos de la obra civil: también es una prolongación en los tiempos para que entre en operación esta primera línea, y, seguramente, vendrán demandas desde diferentes frentes. Además, no está tan claro si el Distrito deberá poner más dinero. Y aunque el debate se ha concentrado en la obra civil, se ha pasado por alto el componente de la operación, porque los costos de un metro subterráneo son más elevados, principalmente, por consumo de energía y ventilación, entre otras variables, en cuyo caso la empresa china, que también es la responsable de la concesión, solicitará un reajuste de las proyecciones financieras, mientras que la istración de turno tendrá que hacer lo mismo y ajustar los recursos del Fondo de Estabilización Tarifaria.
Así pues, al debate del trazado de la primera línea del metro le esperan más capítulos, uno de esos será el resultado de la futura visita del jefe de Estado a China, en la que, seguramente, se abordará el tema con algunos empresarios.
ÓMAR ORÓSTEGUI
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
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