El filósofo y geógrafo Glenn Albrecht acuñó el término solastalgia para designar la “tristeza por el ambiente”. Eso es lo que puede sentir un bogotano o un habitante de cualquier ciudad de Colombia ante el deterioro del ambiente, la acumulación de basuras y la degradación del entorno. Esto quiere decir que la persona puede sentir síntomas de ansiedad y depresión ante el daño ambiental del entorno que lo rodea.
En Bogotá se ha venido deteriorando la salud mental de sus habitantes. Según datos de Saludata, de la Secretaría de Salud, la tasa de intento de suicidio va en aumento: “En el primer semestre del año 2021 se observaron casos superiores a lo que correspondería a la mitad de los casos del año pasado, por lo que, de continuar este comportamiento, el año 2021 finalizaría con más casos que en los últimos años. Para el total de casos notificados en el primer semestre del 2021 (359), el 73,8 % se encuentra en jóvenes de 14 a 17 años”.
Cada vez es más evidente la relación entre la calidad del entorno en que vivimos y la salud de las personas. Se sabe que es saludable que la ciudad sea caminable, no contaminada y que la personas no tengan estresores psicosociales por inseguridad, violencia o segregación de poblaciones.
El nuevo POT de Bogotá hace una apuesta por la densificación de la ciudad, pero ¿qué implicaciones tiene la ‘densificación’ para la salud de las personas? ¡Mucha! En el nuevo POT, la Alcaldía está proponiendo la densificación como la principal estrategia de ordenamiento de Bogotá. Densificar es lo contrario a expandir y es utilizar de forma más intensiva y concentrada el suelo urbano. Si la ciudad está en expansión, los ciudadanos tardan más en llegar a su sitio de trabajo, estudio o de servicios sociales y de salud. Si todo está más cerca, van a gastar menos tiempo en transporte y van a disminuir el estrés psicosocial; a su vez, mientras más tiempo gaste la persona en el transporte, más riesgos de exposición a la contaminación del aire y sociales por inseguridad. Todo esto afecta la salud física y mental en especial a personas más vulnerables como escolares, gestantes y adultos mayores, así como personas con enfermedades de base.
En la ciudad de París por ejemplo se empezó a desarrollar la idea de una "ciudad de 15 -20 minutos" en la cual todo estpa cerca y se mezcla el uso del suelo entre residencial, comercial, recreativo, educativo y de producción. Esta idea ha surgido como respuesta de las grandes ciudades frente al Cambio Climático. La propuesta del POT establece: “La estrategia de contención de la expansión urbana en los bordes de la ciudad”
Sin embargo, falta más evaluación de cómo puede afectar la densificación la salud de las personas, por ejemplo, al tener menos zonas verdes por habitante para realizar actividad física. Es de recordar que las enfermedades crónicas no transmisibles constituyen la primera causa de morbimortalidad en Bogotá.
El Plan de Ordenamiento Territorial- POT tiene también grandes implicaciones en la Salud, debido a que la forma en que se ordene y se ocupe el territorio, sus formas de producción y consumo constituyen el principal determinante de la salud de los bogotanos. Por ejemplo, la dependencia de combustibles fósiles, la obsolescencia del parque automotor, la alta informalidad y precarización del empleo en Bogotá en especial en población joven y mujeres. Se debe considerar si el factor salud fue tenida en cuenta en la formulación del POT por parte de la istración distrital.
Densificación y salud
Un riesgo de la densificación no bien realizada implica la pérdida del ‘espacio público efectivo’, el cual está conformado por zonas verdes, parques, plazas y plazoletas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido un indicador óptimo entre 10 m² y 15 m² de zonas verdes por habitante. Este espacio permite la interacción entre los ámbitos públicos, así como es sitio de encuentro, recreación y realización de actividad física, y posibilita el mejoramiento de la salud mental.
De acuerdo con el Observatorio del Espacio Público de Bogotá, el indicador de ciudad es de 4,62 m²/hab de espacio público efectivo y las localidades que presentan mayores valores son Barrios Unidos, Teusaquillo y Santa Fe; entre las que presentan valores bajos por debajo de 3 m²/hab se encuentran Los Mártires y Bosa.
La densificación puede disminuir aún más este indicador y constituirse en un factor de riesgo.
¿Qué dice el POT sobre salud?
En la propuesta del POT no hay un capítulo específico de salud en el texto del POT; sin embargo, el tema es mencionado en los siguientes apartes:
A. En la recopilación de las necesidades sentidas de los ciudadanos se menciona “cómo los equipamientos en Bogotá generan alrededor del 10 % de los viajes que se realizan diariamente relacionados con salud (6,0 %), estudio (4,0 %), trámites (4,0 %)”. También se habla de cómo hay percepción de la necesidad ciudadana de tener más cerca unidades de salud. Un estudio del médico salubrista de la Universidad de los Andes, Samuel Barbosa del año 2018 mostró cómo en Bogotá existe mayor riesgo de mortalidad infantil en localidades con menor concentración de servicios de salud, y cómo la distribución de los servicios salud se presenta de forma inequitativa; se recomendó en este estudio realizar políticas en salud que permitan una mejor distribución de servicios para la población en pediatría.
B. La propuesta del nuevo POT reconoce para Bogotá un “déficit de equipamientos básicos (salud, educación, bienestar social, cultural)”. Según datos de la misma Secretaría de Salud, en la red pública en cuanto a los servicios de hospitalización, el 32 % se encuentran ubicados en la subred Centro Oriente; el 27 %, en la Norte; un 23 %, en la Sur, y el 19 %, en la Sur Occidente. En cuanto a camas de urgencias: un 33 %, en la Norte; un 25 %, en la Sur Occidente; el 21 %, en la Sur, y 21 %, en la Centro Oriente. Sin duda, las localidades de Chapinero y Usaquén tienen el mayor número de prestadores de servicios de salud, mientras que en localidades como Ciudad Bolívar, Usme, Bosa y Kennedy son más limitados.
Sin embargo, la propuesta del POT no tiene explícito un modelo de salud basado en la Atención Primaria ni de descentralización del sector salud. Para el año 2021 se cuenta con cuatro subredes de servicios de salud, pero sus respectivas gerencias no desempeñan una función descentralizada de secretario de Salud local, sino están más orientadas a la coordinación de la red pública de su jurisdicción. Estas subredes no son los orientadores ni lideran el cumplimiento de los planes territoriales o locales de salud. La función de autoridad sanitaria en lo local se limita más a la vigilancia sanitaria de establecimientos y a la vigilancia epidemiológica con equipos por subred y no por localidades.
El POT no hace una apuesta por descentralizar la salud a nivel territorial ni en un enfoque de Bogotá-Región. Se continúa con el concepto de una autoridad sanitaria distrital más como rectora de la red pública adscrita a la Secretaría de Salud de Bogotá y no como moduladora de todo el sistema de salud público privado, incluyendo las escuelas de formación en salud.
C. La propuesta del POT habla del “Sistema Distrital de Cuidado”, definido como “un conjunto de redes que articulan equipamientos y servicios sociales para reconocer, redistribuir y reducir el tiempo dedicado, especialmente por mujeres, al trabajo de cuidado no remunerado. Su objetivo es devolverles a las personas cuidadoras tiempo para su descanso y respiro, formación, generación de ingresos, goce de una vida libre de violencias y promoción de su autonomía”. Se menciona allí que los equipamientos y servicios del sistema de cuidado están conformados por “jardines infantiles, colegios, parques, bibliotecas, centros de desarrollo comunitario, centros de salud, hospitales, casas de igualdad de oportunidades, centros de atención a personas mayores y con discapacidad y centros felicidad, agrupados en manzanas del cuidado en UPL, unidades móviles en zonas rurales y urbanas”. Sin embargo, no hay una articulación con un Plan Maestro de Equipamientos de Salud para Bogotá, que debe estar ligado a un Modelo de Atención Primaria en salud, incluyendo servicios básicos orientados a la salud familiar y atención domiciliaria en toda la ciudad haciendo énfasis en acciones promocionales, preventivas y de atención de baja complejidad, así como atención complementaria.
Es clave la recomendación de la Cámara de Comercio de Bogotá de reconocer e incluir el clúster de salud como una iniciativa de redes público-privadas de servicios de salud que permiten un mejor a los servicios. Es necesario, por ejemplo, que las empresas sociales del Estado u hospitales públicos de la red adscrita a la Secretaría que hoy están organizadas en cuatro subredes de servicios inicien un proceso de convenios con las EPS para ofertar servicios de salud a población contributiva, que es el 77 % de Bogotá, y permitan mejorar su eficiencia social y financiera, pues muchos de estos prestadores están subutilizados, mientras se acrecienta la integración vertical de las aseguradoras en detrimento de la red pública.
Según datos del informe realizado por las Universidades de Los Andes, Javeriana y Corpas con Bogotá Como Vamos, en Bogotá, para el año 2016, se contaba con 14,335 camas hospitalarias para una población de 7.980.001 habitantes, lo que equivale a una tasa de 1.8 camas por 1000 habitantes. El total de camas presentó un aumento hasta el año 2019 hasta un total de 14,500 camas para 7,592,871 habitantes, lo que equivale a una tasa de 1.91 camas por 1000 habitantes. Sin embargo, para el año 2020 se observa una disminución del total de camas hospitalarias (n=14,186) equivalente a una taza de 1.83 camas por 1000 habitantes. En términos de distribución de camas por naturaleza jurídica, se observa que del total de camas hospitalarias para el año 2020 (n=14,186), el 29% corresponde a camas en entidades públicas y el porcentaje restante a camas en entidades privadas. Desde el 2017 el número de camas hospitalarias públicas ha ido disminuyendo.
El POT tampoco reconoce el envejecimiento de la población que se está dando en Bogotá, aunado a un bono demográfico adicional de población joven, que son los migrantes venezolanos, que no se ha traducido en un cambio del perfil de morbilidad y mortalidad ya que siguen persistiendo y coexistiendo las 3 cargas de enfermedad: las enfermedades crónicas no transmisibles, enfermedades transmisibles como las respiratorias agudas y la covid-19, y el complejo trauma de violencia que afecta en especial población adolescente y adulta joven.
La enfermedad cardiovascular es la primera causa de morbilidad y mortalidad en Bogotá, según el informe de Bogotá Como Vamos ya señalado entre los años 2016 a 2020, se han presentado un total de 7.368 muertes por condiciones crónicas en menores de 70 años. Durante el año 2020, se presentaron 1.524 muertes con una tasa de 19,2 por 100.000 menores de 70 años, lo cual evidencia un aumento al año inmediatamente anterior y persiste la tendencia de aumento de casos desde el 2018.
El POT debe reconocer el peso de las enfermedades crónicas no transmisibles en Bogotá-Región y formular intervenciones que afecten positivamente los determinantes sociales y ambientales, como dieta inadecuada, sedentarismo, estrés psicosocial, cigarrillo, alcoholismo y contaminación del aire.
LUIS JORGE HERNÁNDEZ