El crimen del profesor de matemáticas y ballet Gamaliel Álvarez, que conmocionó a Cajicá, sigue siendo todo un misterio; sin embargo, durante las últimas semanas se han conocido algunos detalles sobre las circunstancias en las que habría muerto el docente.
De acuerdo con información que conoció EL TIEMPO, la versión que toma más fuerza entre los investigadores es que Gama, como lo llamaban sus amigos más cercanos, murió por una herida con arma blanca que le propinaron directamente en el cuello y le ocasionó la pérdida de mucha sangre.
Aunque esta versión es la más aceptada por las autoridades que investigan el hecho, también se reveló que el celular encontrado en la escena del crimen junto con las huellas dactilares detectadas en el baño quemado del inmueble podrían dar cuenta de que el hombre estuvo acompañado por una persona cercana durante sus últimos días y que, al parecer, sería el mismo sujeto que contestaba los mensajes de texto que el profesor recibía en su celular durante su desaparición.
De acuerdo con Juan Sebastián Segovia, personero del municipio de Cajicá, “la investigación avanza a buen paso y tanto la Fiscalía como los investigadores están terminando de reunir todo el material para iniciar el proceso de captura de los presuntos asesinos”.
Entre los datos recopilados por este medio se habla de que al parecer más de una persona estaría involucrada en el homicidio y una de ellas sería un maestro de construcción que pertenecía al círculo cercano de Gamaliel Álvarez.
Hay que recordar que dos días antes de que el cuerpo de Gama fuera encontrado debajo del muro de concreto de su cocina, varios vecinos relataron haber hablado con él mediante un chat de WhatsApp, en el que se aseguraba que el profesor estaba de viaje en la Costa, que no tenía empleo y que regresaría a finales de diciembre a su casa en Cajicá.
Sin embargo, amigos más allegados de la cuadra donde vivía el hombre aseguraron haber visto las luces de la casa encendida una noche antes de que el cuerpo de Bomberos e investigadores del CTI hallaran el cuerpo sin vida del profesor.
JONATHAN TORO
EL TIEMPO