“Declarar la bicicleta y el ciclismo colombiano como patrimonio cultural del país”, es la iniciativa del proyecto de Ley 329, la cual se radicó con el respaldo de 27 senadores y representantes. En buena hora, un proyecto que además de valorar la particular relación nacional con la bicicleta y el ciclismo, también plantea el aprovechamiento sostenible de diversos aspectos socio-económicos, culturales, turísticos nacionales e incluso de interés para visitantes internacionales.
Seguramente, será largo el recorrido y varias las etapas dentro del proceso legislativo nacional para llegar a la ley. Si bien existirán opositores, pueden ser muchos más los argumentos, a favor, para soportar la declaratoria patrimonial puesto que han sido desde hace mucho tiempo, amplias y diversas las relaciones de la sociedad colombiana con la bicicleta y el ciclismo, incluso más de las que han reflejado las prácticas deportivas, con sus diferentes eventos, sus numerosos seguidores, sus vencedores y sus vencidos. A pesar de los fuertes vínculos, los logros y la buena imagen nacional e internacional del ciclismo colombiano es poco lo que se ha valorado y menos lo que se ha estudiado.
Son muchas las relaciones de la bicicleta con la sociedad colombiana, pocas actividades o prácticas han involucrado las diversas regiones, los diferentes estratos socio-económicos e incluso a diversos grupos étnicos. Durante más de un siglo, por muy diferentes motivos, los colombianos, han tejido relaciones cambiantes con la bicicleta y el ciclismo, las cuales se han reflejado en las calles de las ciudades, en las carreteras del país y en las competencias ciclísticas internacionales.
A pesar de los fuertes vínculos, los logros y la buena imagen nacional e internacional del ciclismo colombiano es poco lo que se ha valorado y menos lo que se ha estudiado.
Los usos de la bicicleta en Colombia han cambiado con el tiempo: desde finales del siglo XIX fue un exclusivo objeto importado de lujo; elemento central de actos de circos internacionales de paso por las ciudades; instrumento para la práctica deportiva y recreativa de las élites; juguete para jóvenes estudiantes de prestigiosos colegios; alternativa para el transporte de trabajadores de grandes empresas; manufactura de la industria nacional; implemento deportivo para muchos jóvenes de diversas regiones; oportunidad laboral para modestos aprendices de ciclistas o de mecánicos; pieza fundamental para uno de los primeros eventos de carácter nacional la Vuelta a Colombia en bicicleta; uno de los más anhelados y preciados regalos navideños de los niños colombianos.
Sería larga la lista de manifestaciones populares, religiosas, culturales y artísticas con las cuales muchos colombianos trataron de valorar y reconocer a sus ciclistas en distintos momentos. Para solo citar a los dos más grandes protagonistas de la cultura colombiana del siglo XX, ellos también asociaron alguna producción de su obra al más grande ciclistas de los años cincuenta. De una parte, Fernando Botero, en su obra titulada “La apoteosis de Ramón Hoyos¨ lo inmortalizó en un cuadro de gran formato con la técnica de la época y bajo.
De otra parte,Gabriel García Márquez relató el perfil del mismo campeón en una larga crónica periodística.
Sería de gran utilidad que esta ley sea el inicio de un proceso y no un fin en si misma
Por haber estado deslumbrados por logros y victorias de nuestros escarabajos, poco hemos valorado los significados de la bicicleta y el ciclismo para varias generaciones de colombianos. Sería de gran utilidad que esta ley sea el inicio de un proceso y no un fin en si misma. Colombia tiene la oportunidad, para aprovechar las muy diversas y valiosas facetas de la bicicleta y el ciclismo de hoy en día. Este proyecto de ley puede ser la oportunidad para impulsar el turismo en bicicleta, el desarrollo del conocimiento técnico y académico sobre el ciclismo, pero sobre todo las oportunidades para consolidar el sector económico de la bicicleta y el ciclismo que involucra miles de familias colombianas en muy diferentes actividades de fabricación, comerciales, de servicios, confección, mercadeo, ensamblaje, venta, reparación de bicicletas, rios e incluso una muy dinámica industria textil especializada en productos para el consumo nacional y la exportación.
Los portafolios colombianos de productos y servicios relacionados con la bicicleta y el ciclismo son muy amplios y diversos desde actividades, experticias y conocimientos sobre movilidad en bicicleta y hasta profesionales y técnicos cualificados en diversas formas de ciclismo que son solicitadas internacionalmente. Estos productos y servicios deben ser promovidos desde un sector específico como lo hacen los Países Bajos y Dinamarca con sus Embajadas de la bicicleta. En este sentido la propuesta del proyecto de ley de una Embajada Colombiana de la bicicleta y el ciclismo es una buena alternativa para proyectar un verdadero patrimonio que tiene muchos productos de exportación. Pueden generar intercambios comerciales significativos si se logran articular diversos actores públicos y privados. En este tema el reto será articular el sector privado comercial y deportivo con varios Ministerios y Agencias especializadas del Estado.
Finalmente, esperemos que se, logren los consensos en el legislativo para aprobar la propuesta del Senador García Zuccardi. No será fácil en un año electoral y mucho menos con los niveles de polarización política que vive el país. Sin embargo, alrededor de las temáticas de la bicicleta y el ciclismo es probable que sean más los puntos de acuerdo que las divergencias entre las bancadas. Sería de gran utilidad lograr un acuerdo entre los partidos y el gobierno para concretar una ley que puede desde muy diversas facetas socio-económicas contribuir a la necesaria reactivación en varios territorios a lo largo de todo el país. Hoy, la bicicleta y el ciclismo gozan, en este momento, de la mejor imagen. Se han convertido casi en un objeto de culto y militancia como medio ecológico y sostenible de movilidad activa e integración social de diversas poblaciones. Además, la bicicleta, se está consolidando como una alternativa a preocupaciones muy contemporánea como el cambio climático. Las preocupaciones por la bicicleta y el ciclismo están siendo soportadas por verdaderas comunidades afines, las cuales son, cada día, más numerosas, visibles y nutridas por las victorias de nuestros escarabajos, quienes bien merecerían más de una ley.
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RICARDO MONTEZUMA