En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cual es la ciudad colombiana clasificada como la más peligrosa del mundo?
¿Cómo va el juicio al expresidente Álvaro Uribe?
¿Accidente de bus en Calarcá?
Frío inusual en Bogotá explicado por el Ideam

Noticia

Ríos voladores para nuestra supervivencia y genes voladores para el futuro de la Amazonía

Cómo la deforestación en la Amazonía afecta los ciclos naturales del agua que sostienen la vida en todos nuestros territorios.

Los embalses de Bogotá y la misma ciudad se han visto afectados por una reducción de las lluvias.

Los embalses de Bogotá y la misma ciudad se han visto afectados por una reducción de las lluvias. Foto: Archivo EL TIEMPO

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Bogotá experimenta una preocupante escasez de agua que ha promovido oportunas reflexiones entre los ciudadanos sobre la necesidad urgente de moderar nuestro consumo de este recurso vital. Además, el golpe de realidad al que nos enfrentamos en cuanto a que el agua no es infinita ha invitado a que los colombianos conozcamos más sobre nuestra dependencia de los bosques amazónicos.

Medios de comunicación y líderes de opinión han señalado, con razón, que la deforestación en la Amazonía afecta los ciclos naturales del agua que sostienen la vida en todos nuestros territorios. 

Con la pérdida creciente de bosques extensos y saludables en la Amazonía perdemos también nuestros ríos voladores, esas corrientes de aire húmedo que se forman en las tierras bajas por evaporación desde los árboles y que viajan por los cielos hasta nuestros páramos. 
Allí, en la alta cordillera, el agua se condensa sobre la vegetación y forma las quebradas y ríos que, descendiendo entre los bosques, alimentan los embalses de los que nos abastecemos.La metáfora de los ríos voladores está sustentada en investigación científica sólida. Y es intuitiva y potente. Nos ayuda a entender y apreciar que somos parte de -y dependemos de- un territorio conectado. Sin los bosques de la Amazonía que se enlazan con los ecosistemas de los Andes no tendríamos agua. Pero la ciencia nos señala que la naturaleza que sustenta nuestros modos de vida está en riesgo crítico.
La región de la Amazonía se ha vito afectada por la deforestación

La región de la Amazonía se ha vito afectada por la deforestación. Foto:Archivo EFE

Las amenazas que enfrentan los bosques no son solo las de la deforestación que hemos sido incapaces de contener, sino también las de los efectos del cambio climático. Una publicación en la revista Nature de febrero de este año señaló que la interacción entre los incrementos de temperatura, las sequías extremas, la deforestación y los incendios empujaría el sistema climático regulado por los bosques amazónicos a puntos críticos de no retorno en pocos años.

Hace dos semanas, en medio de la coyuntura de racionamiento de agua en Bogotá, expertos internacionales del Científico por la Amazonía se reunieron en la ciudad para discutir sobre los retos para la conservación de la selva amazónica.

Acogidos por el Centro para los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Universidad de los Andes, los istas abordaron la necesidad de frenar la deforestación, restaurar ecosistemas degradados y promover formas sostenibles de aprovechamiento de los bosques involucrando diálogos horizontales entre los científicos, los gobiernos y, críticamente, las comunidades indígenas milenarias que habitan la Amazonía.
Bogotá. 11 de abril de 2024. El Alcalde de Bogotá, realizó un sobrevuelo por Chingaza y el Embalse San Rafael, donde realizó un consejo  distrital para la Gestión del Riesgo y Cambio Climático, además de entregar declaraciones de cómo se llevará a acabo la restricción de agua en la capital del país que iniciara el próximo jueves. Foto: Sergio Acero Yate / El Tiempo.

El alcalde de Bogotá, realizó un sobrevuelo por Chingaza y el embalse San Rafael. Foto:Sergio Acero Yate / El Tiempo.

Concluyeron que un mejor futuro para la Amazonía requerirá más y mejor ciencia amazónica, que sea más plural, esté mejor financiada, y que sea mejor traducida para su apropiación en los entornos cotidianos de las personas. En el espacio que me ofrecieron los organizadores del , señalé que la urgencia de los retos actuales frente a la conservación amazónica a veces nos distrae de abordar miradas de largo plazo.

La Amazonía de hoy, con su enorme diversidad de especies y ecosistemas que habitan un vasto paisaje disectado por una intrincada red de ríos de diversos orígenes es, a la luz de la historia, un espacio efímero.

La geo- y biodiversidad de la Amazonía son producto de decenas de millones de años durante los cuales han transcurrido procesos geológicos y evolutivos que han resultado en lo que conocemos hoy.
Solo desde mediados de abril comenzaron las lluvias en la ciudad.

Solo desde mediados de abril comenzaron las lluvias en la ciudad. Foto:Archivo EL TIEMPO

La investigación científica ha revelado que buena parte de lo que hoy son selvas estuvo cubierto por agua hasta hace unos pocos millones de años, que el río Amazonas antes corría en dirección opuesta a la actual, que algunas especies amazónicas evolucionaron cuando la imponente cordillera de los Andes ni siquiera se había levantado y que la colonización de distintas zonas de la Amazonía por plantas y animales que cruzaron los Andes o se dispersaron entre las orillas de grandes ríos como el Amazonas, el Madeira o el Negro ha sido un proceso continuo que inició hace millones de años y continúa hasta hoy. 

Pregunté, entonces, cuál Amazonía es la que queremos preservar. Difícilmente recuperaremos la de hace unos pocos años, pero tengo esperanza en que aún estamos a tiempo de conservar los procesos que la sostendrán hacia el futuro.

La ciencia fundamental que hacen los biólogos evolutivos demuestra que la Amazonía no existe sola. Buena parte de la diversidad de algunos grupos de ranas, por ejemplo, se originó en los Andes; ancestros andinos luego colonizaron las tierras bajas, donde proliferaron dando lugar a múltiples nuevas especies.
Cuál Amazonía es la que queremos preservar. Difícilmente recuperaremos la de hace unos pocos años, pero tengo esperanza en que aún estamos a tiempo de conservar los procesos que la sostendrán hacia el futuro
En la otra dirección, la Amazonía es una fuente de diversidad genética que ha “exportado” especies que han colonizado otros biomas y conducido a la originación de nuevas especies, teniendo un especial impacto en Mesoamérica y en los ambientes secos del cerrado y el chaco del sur de Sudamérica.

En tiempos de calentamiento global cuando la vegetación se desplazó a mayores elevaciones, organismos de las tierras bajas pudieron cruzar los Andes desde la Amazonía hacia el valle del Magdalena. Conservar la variedad biológica de la Amazonía es, entonces, garantizar la oportunidad de que la naturaleza continúe multiplicándose no sólo allí sino también en otros territorios.

El cambio climático y la deforestación avanzan tan rápido que las especies silvestres difícilmente podrán adaptarse y por ello deberán moverse. Mantener las conexiones entre los Andes y la Amazonía que hoy están amenazadas será vital no sólo para preservar los ríos voladores -y con ellos nuestro bienestar-, sino para dar espacio a genes voladores contenidos en especies voladoras (y no voladoras) para ser semillas de la biodiversidad del futuro.
Carlos Daniel Cadena
Profesor Titular, Departamento de Ciencias Biológicas
Decano, Facultad de Ciencias
Universidad de los Andes

Más noticias de Bogotá

Sigue toda la información de Bogotá en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.