Aunque estadísticamente niños, niñas y jóvenes son los menos golpeados por el contagio del nuevo
coronavirus, cuando se miden los impactos negativos por las medidas que se han tomado para frenar su propagación, como las clases virtuales, son ellos los más afectados.
La propia alcaldesa de Bogotá,
Claudia López, en reciente conversación con EL TIEMPO, manifestó que por esta y otras razones los estudiantes volverán a las aulas en 2021.
“El año entrante la educación va a volver, sí o sí, porque sobre mi cuerpo muerto vamos a tener a nuestros niños en casa, necesitamos que estudien. El sacrificio que están teniendo en su calidad educativa por no tener una educación mejor balanceada entre
lo virtual y lo presencial es enorme”, precisó la mandataria.
Y las consecuencias no son solo a nivel académico. Un estudio de la Secretaría de Educación en el que se analizó la salud mental de la comunidad educativa de los colegios distritales de la ciudad durante la pandemia, y al que tuvo este diario, muestra algunos datos inquietantes sobre lo que está ocurriendo en esta materia no solo con estudiantes, sino también con maestros.
Para aproximarse a la realidad de lo que está ocurriendo, la entidad, en alianza con la Universidad Nacional, está llevando a cabo un seguimiento epidemiológico diario del covid-19 en el sector educativo distrital y, además, está desarrollando una indagación para identificar la situación de la salud mental y bienestar psicosocial de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
“En el marco de esta caracterización participaron 10.462 estudiantes de las 20 localidades de Bogotá, que corresponde a un 51,86 por ciento de niñas y mujeres jóvenes y un 48,05 por ciento de niños y jóvenes, la caracterización cuenta con 10 categorías de análisis entre las que se incluyen estados emocionales y sentimientos, vínculos afectivos durante el confinamiento, sensaciones físicas relacionadas con salud mental, conducta suicida y comportamientos lesivos autoinfligidos durante el confinamiento, entre otras”, se lee del documento al que tuvo EL TIEMPO.
De allí se obtuvo, entre otros resultados, que el 19 por ciento de los menores encuestados manifestó sentir angustia por el futuro todo el tiempo; un 13 por ciento dijo sentir desmotivación o aburrimiento todos los días; un 4 por ciento afirmó sentir tristeza todos los días, y un 6 por ciento afirmó sentir rabia incontrolable todo el tiempo.
De allí además se extrae que las mujeres son quienes más acumulan estados emocionales negativos, o por lo menos quienes más lo reconocen, lo que evidenciaría una inequidad de género en el impacto que está teniendo la pandemia.
También que los estudiantes de cursos iniciales, como preescolar o primaria, mantienen con mayor facilidad su tranquilidad y motivación para momentos de crisis como este que estudiantes de secundaria y educación media, quienes, pese a que reportan mayoritariamente emociones positivas, hay un número considerable que dice sentir estados emocionales negativos con una frecuencia mayor que los de primaria.
Un segundo instrumento que usó el Distrito para construir su estudio fue una iniciativa liderada por la organización social Escalando Salud y Bienestar con el apoyo de Red PaPaz y la Secretaría de Educación, y que consistió en realizar un análisis de salud y bienestar escolar, para obtener información sobre las condiciones y prácticas de los colegios del país relacionadas con la prevención del virus y la promoción de la salud y el bienestar de la comunidad educativa.
“Bogotá fue la segunda ciudad con mayor participación de instituciones educativas, en total 215 colegios tanto públicos como privados han participado en el estudio. El puntaje obtenido de Bogotá fue de 62/100, estando 14 puntos porcentuales por encima del promedio nacional. En Bogotá se destaca que el 92 por ciento de los colegios proveen acompañamiento psicosocial o socioemocional a los estudiantes y lo siguen haciendo de manera remota durante la pandemia”, es una de las conclusiones.
Otras son que el 81 por ciento de las instituciones de la capital del país está recogiendo y analizando información del estado de salud de sus estudiantes en el periodo de aislamiento, el 99 por ciento no ha desistido de la actividad física de manera virtual, y el 84 por ciento promueve las pausas activas en medio de las jornadas académicas.
Acciones del Distrito
Dentro de las medidas que ha adoptado la istración Distrital a través de su Secretaría de Educación para contener esta situación está un acompañamiento socioemocional a niñas, niños, jóvenes y sus familias afectadas por el nuevo coronavirus. También se han extendido a docentes.
Este ha consistido en una comunicación telefónica constante con la persona afectada y su núcleo familiar, para ayudar a superar las situaciones de estrés, depresión y ansiedad.
“Por otra parte, las instituciones educativas cuentan con un formulario para solicitar apoyo en los momentos que identifican un riesgo psicosocial o un malestar emocional debido a la pandemia en cualquiera de los de la comunidad educativa, a partir de ese reporte, con el apoyo de la Universidad Nacional, se brindan sesiones individuales o colectivas de acompañamiento psicosocial especializado”, precisaron en la Secretaría de Educación.
En este proceso han acompañado a 465 estudiantes de manera individual y a 1.997 maestros, maestras, docentes directivos y 234 istrativos que han requerido este apoyo.
“Las principales razones, por las cuales se acude a este acompañamiento son duelo por fallecimiento de seres queridos, ideación suicida, cambios de ánimo asociados a medidas de aislamiento, desmotivación y pérdida de interés, insomnio, estrés, angustia, ansiedad, nerviosismo, entre otras”, explicaron.
Otras de las medidas que ha implementado el Distrito son la de aplicar una educación socioemocional, una formación docente para fortalecer la salud mental e identificar factores de riesgo, adelantar una campaña de alto impacto para la prevención del suicidio, un programa de radio para fortalecer la salud mental con expertos y comunidades y un ciclo de conversaciones en educación socioemocional y salud mental.
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REDACCIÓN BOGOTÁ