Desde finales de septiembre de 2015 fue contratada la construcción de la urbanización Santa Teresita de las Arboledas en las laderas de los cerros surorientales, y aunque era una obra que debía estar terminada 16 meses después, hoy, luego de seis años, todavía no está finalizada, pero sí les está causando problemas a los habitantes de los barrios vecinos.
Nos preocupa que el contratista haya abandonado esta obra, después de que se le entregó gran parte de los recursos
El proyecto, liderado por la Caja de Vivienda Popular, tiene como objetivo reubicar a 1.032 familias establecidas en zonas de riesgo. Sin embargo, después de tanto tiempo en ejecución, dos suspensiones, cuatro adiciones, 12 prórrogas y 18 modificaciones, los apartamentos no cuenta con servicios públicos –faltan las acometidas al conjunto– y tampoco tienen las obras de mitigación que eviten que las corrientes de agua y lodo que se forman cada vez que llueve inunden los barrios localizados más abajo.
Este proyecto es considerado por la Contraloría distrital como “crítico” por las demoras y problemas que ha enfrentado. De hecho, a mediados de este año el contratista decidió parar las obras y esperar el pronunciamiento de un tribunal de arbitramento. “Nos preocupa que el contratista haya abandonado esta obra, después de que se le entregó gran parte de los recursos (se contrató por 45.749 millones de pesos y su valor final supera los 56.811 millones), y que esto haya terminado en una controversia jurídica”, le dijo a EL TIEMPO el contralor Andrés Castro, quien reiteró que la entidad de control busca que los apartamentos se entreguen en el menor tiempo posible y con todas las garantías para que quienes los habiten no corran riesgos. “Prima el bienestar de una población que tiene la necesidad urgente de acceder a esta solución de vivienda”.
Prima el bienestar de una población que tiene la necesidad urgente de acceder a esta solución de vivienda.
Juan Carlos López, director de la Caja de Vivienda Popular, dijo que a pesar de todas las “vicisitudes” que ha enfrentado el proyecto, desde que llegó a la entidad su interés ha sido resolver los problemas y que los apartamentos sean terminados. Espera que los primeros 396 sean entregados al final del año –estos ya estarían asignados–, y el resto, en 2022.
Santa Teresita se encuentra en la parte alta de la localidad de San Cristóbal, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar. Los 42 edificios de apartamentos que conforman la urbanización se construyen en un terreno que la alcaldía de Lucho Garzón destinó para un parque metropolitano –se habló que iba a ser el primero de este tipo en los cerros–, pero, según cuentan los habitantes del sector, en la istración de Gustavo Petro le cambiaron el uso del suelo a la reserva para permitir el proyecto de vivienda de interés prioritario (VIP).
La ejecución comenzó a principios de 2016 y después de mucho tiempo no se construyeron las obras de mitigación de posibles eventos de remoción en masa ni los trabajos para conducir las aguas lluvias a las quebradas y redes de alcantarillado.
“Amontonaron la tierra que removieron para construir los edificios de apartamentos, y por eso cada vez que llueve, algo que es permanente en esta zona de la ciudad, esa tierra se viene por las quebradas y las calles y tapona las alcantarillas. Ya varias veces han venido a destaparlas”, señala Carlos Vargas, presidente de la Junta de Acción Comunal de Nueva Deli, el barrio que está abajo de Santa Teresita.
No puedo ponerme a mirar para atrás. A mí me toca entregar. Por eso volvimos a contratar firmas para que se haga y termine lo que falta
Vargas también advierte que como es una zona lluviosa y el suelo es bastante húmedo (en ese sector nacen las quebradas Nueva Deli, San Camilo y Verejones, Chiguaza y Morales, Chorro Colorados, entre otras), se podrían registrar movimientos de masa. Señala que, de hecho, ya se ha movido un sector de la avenida Los Cerros de Oriente.
“Como se afectan los cuerpos de agua cuando hay fuertes lluvias, automáticamente se forman ríos, son como los arroyos en Barranquilla. Los principales afectados son Nueva Deli y los barrios que quedan hacia abajo”, agrega Artur Suárez, presidente de Juan Rey Suroccidental, un barrio vecino que no tiene afectación por las corrientes de agua, pero sí temen un impacto social por la futura llegada de muchas más familias cuando se entreguen los apartamentos de Santa Teresita.
Pero más allá del colegio y del jardín que son construidos al lado del conjunto residencial, la comunidad no ve que estén proyectados más equipamientos, ni infraestructura vial y de transporte, ni zonas comerciales ni de recreación ni refuerzos en seguridad. Esos barrios, que suman unos 28.000 habitantes, cuentan apenas con ocho policías por turno.
“No puedo ponerme a mirar para atrás. A mí me toca entregar. Por eso volvimos a contratar firmas para que se haga y termine lo que falta”, dijo López al referirse a las obras de mitigación de remoción que, según él, afectan solo a dos torres y los cárcamos y sumideros adicionales para recoger las aguas lluvias que están perjudicando a los barrios vecinos.
No obstante, mientras se resuelven del todo los problemas de las torres de Santa Teresita, los vecinos seguirán siendo afectados por las fuertes corrientes de agua que en cada invierno inundan sus calles y taponan las alcantarillas.
GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ
EDITOR DE BOGOTÁ
REDACCIÓN EL TIEMPO