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Viernes Santo: los fieles regresaron al Palo del Ahorcado en Ciudad Bolívar
A este tradicional lugar del sur de Bogotá llegaron varios Viacrucis de la localidad.
Como si fuera un enorme imán en lo alto de la montaña, el Palo del Ahorcado atrajo a miles de personas que se sentaron bajo su sombra, como lo han hecho por años, en medio de la tradicional conmemoración de Viernes Santo.
El Palo del Ahorcado es un enorme árbol que se erige, solitario, sobre una montaña que marca el final del barrio Potosí, uno de los barrios de Ciudad Bolívar, en el sur de Bogotá. El Palo es un auténtico símbolo de la cultura popular de estos sectores y está cruzado por múltiples sentidos: uno de ellos es, precisamente, el religioso.
Por años, se ha tenido por costumbre hacer un masivo Viacrucis el Viernes Santo por toda la localidad hasta llegar, finalmente, al Palo del Ahorcado. Allí, luego, se da el Sermón de las Siete Palabras y, después, queda abierto el espacio para pasar un rato en familia.
En 2020, la tradición se interrumpió debido a la pandemia por covid-19. Y este 2022, después de dos años, volvió en forma, casi que sin planearse.
Un Viernes Santo en Ciudad Bolívar
Según le explicaron líderesas barriales a este diario, este Viernes Santo se había determinado que en Ciudad Bolívar no se iba a hacer una única y masiva procesión hasta el Palo, sino que organizarían varios pequeños Viacrucis desde distintas parroquias con rutas variadas.
Precisamente, eso fue lo que ocurrió en la mañana de este viernes. Por la localidad, era sencillo encontrarse con uno u otro Viacrucis
"La tradición es empezar desde La Candelaria hacia arriba hasta el Palo del Ahorcado. Pero este año va a ser solo por alrededor de las calles del barrio Tanque. Arranca del Salón Comunal del Parque La Pradera hasta la Iglesia de la Laguna", explicó José Manuel Burgos, uno de los cargueros 'de vieja data' de la localidad.
Él, por años, ha cargado la cruz blanca que se deja en la montaña del Palo del Ahorcado, explica que la tradición del viacrucis por la montaña es algo que se hace desde los años 80: "Llevamos con esta tradición desde el año 85, y nosotros empezamos la sola comunidad... en ese tiempo aquí no había ni padre ni parroquias".
#SemanaSanta 🙏| Así fue el inicio de otro de los viacrucis que acompañamos hoy en Ciudad Bolívar. En etse Viernes Santo 2022 no hubo una procesión unificada, sino variaa repartidas por toda la montaña. pic.twitter.com/rfrYda4JId
Este año, Burgos, con otros adultos mayores del barrio, levantó otra pesada cruz y emprendió camino, loma arriba, con los fieles que, poco a poco, se fueron uniendo en las 14 estaciones del Viacrucis. En las cuadras aledañas, era común encontrarse con señoras y señores recién levantados, corriendo de subida o de bajada por los barrios, buscando el Viacrucis que les quedara más cerca.
Procesión al Palo del Ahorcado en Viernes Santo Foto:Ana Puentes / EL TIEMPO
En particular, el que acompañó este diario, llegó a tener más de 500 personas. Pero muchos vecinos comentaban que este aforo no era "ni parecido" a lo que solía ser el gran Viacrucis al Palo del Ahorcado.
Cuando la procesión llegó al barrio Jerusalén (y se comenzó a divisar, a lo lejos, el Palo), algunos ciudadanos se desvincularon del Viacrucis y emprendieron su camino al Palo. Aunque el plan original no era llegar hasta allí, a muchos les entusiasmó una imagen: en la montaña, el árbol no estaba solo. Desde Jerusalén, se divisaban, pequeños punticos en esa loma: otros vecinos habían llegado al predio.
El lugar donde hoy está ubicado el Palo del Ahorcado es hoy un predio privado -que por años funcionó como cantera de explotación minera- y está cerrado al público: en los últimos años, la única forma de volver a acceder al predio de manera masiva ha sido, precisamente, la fiesta del Viernes Santo.
Quizá por eso, muchos no se perdieron la oportunidad de ir a visitar el árbol. En la entrada, vecinos vendían chicha y guarapo embotellado en envases de gaseosas, comida, dulces caseros y globos para los niños.
Procesión al Palo del Ahorcado en Viernes Santo Foto:Ana Puentes / EL TIEMPO
Con su mecato en mano, las familias entraron y se sentaron bajo la sombra del árbol. Muchos otros, además, replicaron una práctica que se ha hecho por generaciones: dejar sobre el tronco una cruz, bien sea artesanal, industrial o, incluso, hecha con ramitas y cabuyas.
#SemanaSanta 🙏| Subir a poner una pequeña cruz en el Árbol del Ahorcado es una tradición que se hereda de generación en generación
Una familia, de hecho, lo hizo en fila: primero la abuela, de 85 años; luego sus dos hijas; y, finalmente, el nieto. "Esto es de toda la vida. Sagrado", comenta una de las mujeres. Aunque no sabe a ciencia cierta cuál es el origen de la tradición, lo hace y se lo enseña a su hijo.
Procesión al Palo del Ahorcado en Viernes Santo Foto:Ana Puentes / EL TIEMPO
Fredy Gamara, por su parte, también se trajo a toda la familia. Lleva más de 20 años visitando el Palo del Ahorcado en Viernes Santo y, aunque no es residente de la localidad, confiesa que esta es una tradición que lo atrapó. "Yo prestaba el servicio militar y una vez nos trajeron aquí a apoyar con el patrullaje", cuenta Gamarra y anota que, desde entonces, viene año a año.
"Alrededor del Palo existen diferentes relaciones. Inicialmente, hay una esfera personal y familiar... pero más allá de eso, hay una conexión espiritual bien importante con el árbol, que ha configurado nuestras identidades. Por otro, está este lugar comunitario, colectivo, más político si se quiere, que reconoce el Palo como un símbolo cultural del territorio y que refleja la existencia de conflictos socioambientales como la minería y la explotación del territorio; pero también de la resistencia y de luchas ambientales", explica Darling Molina, habitante de Ciudad Bolívar y miembro del colectivo 'No le saque la Piedra a la Montaña'. Molina, incluso, luce un tatuaje en su brazo derecho que representa todos esos sentidos: lleva en la piel el Palo del Ahorcado y la alondra, dos símbolos de esos procesos ambientales y sociales que defiende.
"Este es un espacio que ha sido explotado por la minería. Defendemos la vida de las personas, la vida de las plantas, la vida de la alondra cornuda. El Palo es clave para visibilizar la fuerza comunitaria que hay en esta localidad", anota Alejandra Galeano, también integrante del colectivo.
Eso sí, Molina y Galeano anotan que hay otros nombres que se están tejiendo alrededor del árbol: el árbol de la vida, el árbol de la fé, el Palo de la Cruz. "Es bueno que lo nombremos de varias formas, al tener esas múltiples voces también se generan relaciones diversas con el territorio", dice Galeano.
EL TIEMPO
*Este diario publicará próximamente una nueva historia sobre el Palo del Ahorcado. ¿Tiene anécdotas o recuerdos en este lugar?, ¿tiene fotografías antiguas de usted y su familia aquí? Compártalas al correo [email protected]