Es absolutamente terrible que una mujer haya sido abusada sexualmente en un bus de TransMilenio. No puede ser posible que después de 20 años de servicio las autoridades hayan sido incapaces de evitar hechos como este. Se habla de millonarias inversiones en cámaras, en pie de fuerza para portales y estaciones, existe un comandante exclusivo para atender la seguridad de TransMilenio y a diario la policía reporta operativos y acciones contra ladrones y colados.
Sin embargo, cuando suceden casos como el de esta mujer, que asegura haber sido abusada por un sujeto dentro de una estación y que, para rematar, no recibió atención oportuna en la URI a donde se dirigió para denunciar el hecho, pues no cabe más que horrorizarse y condenar que en la ciudad sigan pasando cosas como estas.
Aunque lo que se conoce hasta ahora es el testimonio de la víctima y no hay videos, ni testigos, tanto la Alcaldía como la Secretaría de la Mujer y la misma Policía han expresado su repudio, han prestado asistencia a la joven agredida y han iniciado investigaciones para esclarecer lo sucedido. No se esperaba nada distinto de una alcaldía que ha enfocado varios de sus esfuerzos en dignificar y priorizar el papel de la mujer. Empleo, educación, manzanas de cuidado, asistencia social y preeminencia en las ayudas pospandemia han estado a la orden del día para las mujeres de Bogotá. Por eso duele que indicadores como los de violencia intrafamiliar, embarazo adolescente o abuso sexual, como el que contamos, sigan tan presentes en la capital. Porque esfuerzos por ellas se han hecho y eso no se puede desconocer.
Nunca nada será suficiente para resarcir el daño que sufre una mujer que es objeto de un ataque brutal. El hecho no solo es condenable sino que ha generado una ola de indignación entre la ciudadanía, mientras que los medios de comunicación, en su gran mayoría, hemos estado atentos al desarrollo del caso.
Por lo mismo, porque el ataque no ha pasado desapercibido sino que ha sido repudiado por todos los sectores de la sociedad, es que no se entiende que la reacción de las feministas haya sido destruir TransMilenio, como si el sistema tuviera la culpa y como si los ciudadanos perjudicados por el vandalismo también tuvieran la culpa. No. Nada se repara actuando de esta manera. No se hace justicia así. No se le quita gravedad a lo sucedido cometiendo acciones criminales que al final terminan pagando todos los ciudadanos, incluyendo a las mismas personas que atacaron TransMilenio esta semana.
Ya lo había repetido en este mismo espacio: TransMilenio es solo un medio que facilita la vida a los ciudadanos más vulnerables. A las mismas mujeres que deben ir a trabajar o llevar a sus hijos a la escuela. A los empleados y estudiantes. Destrozarlo como se hizo termina por afectar a millones de personas que no tienen por qué pagar las consecuencias que generan abusadores, atracadores y colados. Eso sí, hay una responsabilidad de quienes istran el sistema, de la policía, porque es a ellos a quienes les corresponde garantizar la seguridad del mismo. Pero salir a bloquear, romper estaciones, vandalizar buses, agredir a los pasajeros, dejar a la gente sin movilidad y colapsar la ciudad no contribuye en nada a mejorar las cosas. Por el contrario, las empeora. Los mismos que atacan el sistema y lo destruyen son los que facilitan que criminales de todas las calañas hagan de las suyas en el transporte público de la ciudad.
En la cloaca de las redes sociales he leído a muchos indignados que dicen que la gente se ofende más por unos vidrios rotos que por la agresión de la mujer. ¡Miopes! Primero que todo, la comparación no cabe. No caigamos en semejante percepción tan facilista que lo único que pretende es justificar a los violentos. Es el mismo caso de quienes aceptan el linchamiento de una persona como forma de ejercer justicia.
No. Lo único que se consigue con ello es que se generen más odio y más anarquía en la ciudad, hasta que ya no quede nadie que venga a recoger los restos que dejaremos. El ataque que sufrió esta mujer es muchísimo más traumático y por eso hay que poner todos los recursos a disposición para hallar al responsable. En eso hay que concentrarse: en exigir a las autoridades esclarecimiento y protección en todos los espacios públicos de la ciudad para que no vuelva a suceder ni un solo caso de estos.
Y como dijo la alcaldesa Claudia López en este periódico, lo que se necesita es fortalecer TransMilenio para que se convierta en un símbolo de cuidado y no de miedo para mujeres y ciudadanía en general.
Insisto: no es acabando con los bienes que nos pertenecen a todos y que pagamos todos como vamos a conseguir justicia. Permitir que un puñado de personas, con el pretexto de resarcir un daño, se sientan con derecho a llevarse por delante la infraestructura de la ciudad lo único que consigue es el efecto contrario: que el sistema se vuelva más vulnerable e inseguro para todos. Los que ejercen violencia solo conseguirán más violencia.
ERNESTO CORTÉS FIERRO
Editor General EL TIEMPO
@ernestocortes28