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La historia de la sirena que quedó sin altar en Puerto Colombia por falta de recursos
Escultura de 6 metros de alto, hecha por el maestro Nelson Díaz, busca su espacio cerca del muelle.
El escultor guarda la esperanza de ubicarla cerca del muelle. Foto: Vanexa Romero / EL TIEMPO
Una escultura hecha para adornar los encantos del municipio de Puerto Colombia (Atlántico), ante la vista de propios y turistas, hoy ha quedado relegada a decorar un amplio patio en una vivienda de la población.
Se trata de la figura de una esbelta sirena, cuyo personaje tiene un significado especial para esta comunidad de pescadores y comerciantes, con una economía que gira en gran medida en torno al mar Caribe colombiano.
Por sus cálidas aguas, resulta atractiva para el visitante que desea refrescarse en una jornada de descanso, mientras consume una bebida fría y un buen almuerzo, recién salido del fogón, a la orilla del mar.
Pero que también evoca historias, con ese muelle que sirvió para darles la bienvenida en el siglo XIX a familias de inmigrantes de todo el mundo, que enriquecieron la cultura de Barranquilla y del Atlántico, gracias a los 720 metros de longitud en su momento, por lo que fue considerado el segundo más largo a nivel mundial.
Y, si el mismo mar que dinamiza la economía de la población se torna amenazante, una sirena posada sobre unos espolones, tiene la tarea de proteger la icónica estructura.
Ese es uno de los aspectos representativos de esta figura para los porteños. Otro se inclina más por el mito y cuenta que “esta criatura marina reside cerca del antiguo faro y solo aparece durante las noches sin luna, su canto hipnótico ha llevado a muchos marineros a perderse para siempre en el mar”, según el portal ‘Los mitos y leyendas’.
Incluso, en temporada de Carnaval, uno de los eventos centrales de Puerto Colombia es el denominado ‘Sirenato de la Cumbia’, donde se escoge anualmente entre reinas municipales a la Sirena, tras una manifestación de expresiones culturales y de folclor.
Así nació la idea
La sirena mide 6 metros de altura. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
Yo estudiaba en la Escuela de Arte de Nora Avendaño, de la cual salí graduado y, hasta ahora, después de casi 30 y pico de años, se realiza la obra
Ante este panorama, hace 30 años se le ocurrió la idea al escultor Nelson Díaz de rendirle un homenaje a su pueblo con una figura representativa para los pobladores, como lo es la sirena.
“Esta es una obra que nació en Bahía Portete, en La Guajira. El concepto nace en una reunión de 16 artistas costeños que tuvimos una sesión. Me encontré con Eladio Gil Zambrano, quien había hecho la India Catalina, y surgió la idea de hacer la obra en 1984”, recuerda el artista plástico, de 67 años.
De inmediato, Nelson Díaz, quien se graduó de la Escuela de Arte, empezó a alistar los pormenores para hacer realidad la escultura. Buscó el papel, tomó el lápiz, hizo el primer trazo, no le gustó, cogió otra página en blanco, la volvió a arrugar y así otros intentos.
Hasta que el dibujante obtuvo el resultado perfecto, según consideró, sin perderle ningún detalle tras inspirarse en la cotidianidad y en los ires y venires de Puerto Colombia: una sirena con trenzas en su cabello, un collar de perlas y una antorcha que sostiene su brazo izquierdo extendido hacia arriba.
‘Nel’, como también lo llaman en la población donde habita, es estricto en sus labores, un perfeccionista innato. Eso, sumado a la búsqueda de apoyo en las autoridades de la municipalidad, le tomó tres décadas hasta que lo consiguió inicialmente.
“Yo estudiaba en la Escuela de Arte de Nora Avendaño, de la cual salí graduado y, hasta ahora, después de casi 30 y pico de años, se realiza la obra. Encontré el apoyo acá, en Puerto Colombia, y la realizamos con unos escasos recursos, pero se hizo. La idea era hacerla”, cuenta el también diseñador gráfico.
Especificaciones de la escultura
Como un coqueto que se pierde en la mirada de su enamorada o como el marinero perdido en el mar, así mira Nelson su obra de arte apostada entre andamios y dos árboles en su patio, mientras relata la historia.
“La obra tiene una altura de casi 6 metros y está hecha en resina plástica con fibra de vidrio, va rellenada con poliuretano, que es un material parecido al icopor. Es con el que rellenan las neveras, se parece al icopor, con el fin de que la estructura metálica de adentro no se pudra. El poliuretano conserva el material”, explica el maestro.
Díaz, quien también está interesado y se proyecta hacer una escultura para el exponente del deporte porteño, Carlos Bacca, asegura que trabajó solo, aunque también contrató a una persona que se encargara de lijar la estatua “¡y listo!”.
“La sirena viene de un proyecto que se realizó hace año y cuatro meses. La terminé, pero la obra en sí ya tiene casi más de 1 año y medio, casi dos años. No se ha podido entregar”, señala.
En total, fueron tres meses y medio que le demandó trabajar la sirena, que en la parte posterior resalta su cola, con unos márgenes ondulados, como dispuesta a hacer juego con las olas del mar. La misma hoy está esperando ‘luz verde’ para ser instalada.
“La obra la financia Creartes. No tuvo otra financiación. Pero falta el dinero para la base”, sostiene Díaz.
El caso en la Alcaldía de Puerto Colombia
Autoridades del municipio estudian las posibilidades, cerca del muelle. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
El artista plástico manifiesta que ha buscado la manera de contar con los recursos de la base y así poder instalarla en el rompeolas, a un lado del muelle restaurado.
Tras acceder a la historia de la sirena de Nelson Díaz, EL TIEMPO trasladó el caso a la actual Alcaldía de Puerto Colombia, a cargo del mandatario Plinio Cedeño, para hacer realidad el altar de la encantadora figura.
De manera extraoficial, este medio conoció que el tema está siendo revisado desde el aspecto jurídico para tener claridad del proceso a seguir.
El escultor no pierde las esperanzas de que este caso avance, mientras tanto, le sigue dando retoques a la estructura, que unos meses después aún adorna el patio de su vivienda.