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‘Es la llamada más maravillosa de mi vida’: madre de patrullero liberado
Clara Rolong, en medio de las lágrimas, contó a EL TIEMPO detalles de lo que será el recibimiento.
Momento en que el joven patrullero es recibido por la Cruz Roja. Foto: Captura de video
“Es impresionante la felicidad que me embarga en estos momentos. Mi hijo volvió a nacer”. Estas son las primeras palabras de Clara Rolong al compartir la emoción que siente ya con la tranquilidad de saber que su hijo, el patrullero Tomás Blanco Rolong, fue liberado.
En diálogo con EL TIEMPO, desde el municipio de Tubará (Atlántico), contó este lunes que pasó de la oscuridad a un panorama lleno de luz y de esperanza en cuestión de 24 horas, tras conocer la noticia proveniente de Nariño.
Allá fue retenido contra su voluntad el joven atlanticense, de 23 años. Más exactamente ocurrió el pasado sábado 25 de diciembre en el corregimiento La Esmeralda, del municipio El Rosario, cuando presuntos disidentes de las Farc detuvieron el vehículo de servicio público, lo identificaron y se lo llevaron a un sector desconocido.
La última vez que había visto a su hijo
Todas estas tres noches fueron las noches más largas de mi vida. Fue un tiempo oscuro
Blanco Rolong se encontraba en su pueblo natal de visita hasta que le llegó la hora de reportarse a la institución en el sur del país. En medio de la nostalgia por verlo partir en vísperas de la Navidad, sus familiares lo acompañaron hasta el último momento.
“Yo lo despedí en el aeropuerto de Barranquilla el 22 (de diciembre) y seguimos en conversación hasta que me extrañó, porque él es cumplido: ‘mami, estoy por aquí’, ‘mami, mira el GPS’ ”, recordó la mujer, de 49 años, cuando empezó a presentir lo peor.
Sin embargo, trató de tranquilizarse. Pensó que la escasa señal que le llega a los teléfonos celulares en ese sector era la causa para perder o con el joven.
“Esa vez fue la noche más larga. Todas estas tres noches fueron las noches más largas de mi vida. Fue un tiempo oscuro, pero siempre con la fe y la esperanza puesta en Jehová que la luz iba resplandecer, como finalmente me lo cumplió”, expresó.
Agradezco a todo el pueblo de Tubará por ese gran apoyo
El drama del cautiverio de Blanco se sintió por las pequeñas calles de Tubará, por donde se regó la invitación en la mañana del domingo a una velatón programada para las 7 p. m. en la Plaza de las Madres.
Los organizadores pidieron la solidaridad de la población, que cumplió puntualmente a la iniciativa con vestimenta blanca, velas y tapabocas. Dirigieron oraciones a Dios por la liberación de su coterráneo y, como si tratara de una “respuesta divina”, según cuentan, se enteraron que estaba libre, en medio de las súplicas.
“Mi general se comunicó ya cuando lo tenían en su poder y ellos son los que me dan la razón. Nace en una llamada telefónica, fue la llamada más esperada y la más maravillosa que he recibido en toda mi vida. Agradezco a todo el pueblo de Tubará por ese gran apoyo”, dijo la madre.
Sobre los detalles del nuevo o con su hijo, relató: “Anoche, mi general me lo pasó por una videollamada. Lo pude ver, lo pude escuchar. ¡Sí! Fue un momento muy emocionante. Yo lo vi y está bien, está muy bien, gracias a Jehová y gracias a todas las personas que hoy me dan esa felicidad. La institución, la Policía Nacional nunca me dejó sola…”.
Clara Rolong debió parar su relato en ese momento. La emoción que la embarga le cortó las fuerzas para hablar y ahora solo espera el instante en que pueda recibirlo con todo el cariño de una madre que, por un tiempo considerable, le arrebatan toda comunicación con su hijo sin razón.
El recibimiento que le están preparando al patrullero
Fue lo primero que le dije al general: ‘¡Yo quiero tenerlo aquí!’ Ya se está demorando (risas)
Hay júbilo en Tubará y no es para menos, pues uno de los hijos del pueblo, ese que convidaba durante la infancia a los amigos tubareños a jugar fútbol en las canchas improvisadas con arena, está libre.
Desde el barrio El Llano, donde reside su familia, hasta la Plaza de las Madres y más allá, los pobladores están ultimando detalles para el recibimiento, muy diferente al que le hicieron hace unos días cuando fue a visitar a sus parientes, aprovechando un receso.
“Fue lo primero que le dije al general: ‘¡Yo quiero tenerlo aquí!’ Ya se está demorando (risas). Puede estar llegando en la tarde (de este lunes), la comunidad le está organizando la bienvenida y nosotros le tenemos su sancochito de zaragoza, ya se están ablandando, porque esas hay que darles candelita”, manifiesta doña Clara sobre el plato favorito de Blanco.
¿Regresará a prestar el servicio?
Por mi lado, me va a partir el alma cada vez que lo vea despedirse. Si él decide continuar, nosotros como siempre lo vamos a apoyar
Según recuerda, Tomás Blanco Rolong empezó hace cuatro años a prestar el servicio militar, tras su primer año, cumplió los estudios y se graduó en la escuela Antonio Nariño, de Barranquilla. De ahí lo enviaron a ejercer su profesión en el departamento de Nariño.
“Él, con esa mirada de ayer (domingo), sí regresará a sus labores. Pero bueno, vamos a ver en familia. Por mi lado, me va a partir el alma cada vez que lo vea despedirse. Si él decide continuar, nosotros como siempre lo vamos a apoyar”, cierra la madre.
Así, mientras le echa un vistazo al sancocho y otro al reloj, como contando cada segundo, Clara Rolong pasa los últimos instantes, antes de encontrarse con su hijo y patrullero de la Policía Nacional, Tomás Andrés Blanco Rolong.