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‘En Barranquilla estamos pasando hambre’
Según el Dane, solo el 38,5 por ciento de los hogares se alimentan tres veces al día en la ciudad.
La señora Sara Camacho, de 65 años, y quien no cuenta con pensión y solo recibe la ayuda económica de sus hijos, decidió hospedar a Yonalis, en el barrio Rebolo, en Barranquilla. Foto: Vanexa Romero / EL TIEMPO
Saith Enrique Sánchez Sierra es un vendedor informal de calzado en el Centro de Barranquilla que sufre con la crisis económica, generada por la pandemia del covid-19. Tanto, que pasó a ser parte del porcentaje de ciudadanos que no consumen las tres comidas al día.
De acuerdo con los resultados de la encuesta Pulso Social del Dane, solo el 38,5 por ciento de los hogares barranquilleros tienen asegurados un promedio de tres platos de comida (desayuno, almuerzo y cena) diarios.
Esta cifra fue publicada por la entidad el pasado lunes 26 de abril y corresponde al corte del trimestre enero - marzo de 2021. Ahora, es materia de preocupación si se tiene en cuenta que, antes de la cuarentena, la cifra era de 86,8 por ciento.
Es decir, el 61,5 por ciento de los hogares de Barranquilla pasarían la mañana en ayuna involuntaria para consumir al mediodía y en la noche, o comer en la mañana y mediodía para acostarse en la noche sin la cena, o dormir sin probar bocado en todo el día, en el peor de los casos.
“Ha pasado que nos hemos acostado con el estómago vacío. Y no me da pena decirlo: no ha sido una, sino varias las veces que ha pasado”, dice Sánchez Sierra, de 39 años, y quien convive con su pareja sentimental y dos hijos en el barrio Kennedy, de la localidad Metropolitana.
En este informe entregado por el Dane, la capital del Atlántico y su área metropolitana ocupa la penúltima casilla, por bajo porcentaje, de las ciudades cuyos hogares consumen sus comidas completas. En el último lugar está Cartagena, con el 33,4 por ciento.
Otra cifra similar reportó ‘Barranquilla cómo vamos’, que desde hace 10 años realiza un monitoreo a la calidad de vida urbana y la última encuesta al respecto la desarrolló entre el 9 y el 25 de febrero pasado.
A la pregunta: ¿usted o algún miembro de su hogar pasó hambre por falta de recursos?, el 39 por ciento respondió que sí, y el 61 por ciento, que no. El tamaño de la muestra fue de 1.280 encuestas.
“Dentro del grupo de ciudades observado (Barranquilla, Bogotá, Cali, Cartagena, Medellín y Santa Marta), Barranquilla registró el mayor porcentaje de personas que manifiestan que algún miembro de su hogar pasó hambre por falta de recursos”, dice el informe.
‘Barranquilla cómo vamos’ agrega que, en la localidad Metropolitana, este porcentaje asciende al 45 por ciento.
Ha pasado que nos hemos acostado con el estómago vacío, y no ha sido una sola vez
Saith Sánchez, quien tiene su negocio informal de calzado en la carrera 43, entre calles 35 y 36, cuenta que esta situación no la había vivido antes, cuando “no vendía de a millones, pero sí me alcanzaba para llevar a la casa”.
“Vendía 200 mil pesos diarios y ahora llevo tres días haciéndome 18 mil pesos. Con eso no se cubren los gastos. Estamos pasando necesidades con estas restricciones. Si seguimos así, nos vamos a acabar”, manifestó Sánchez.
Este barranquillero guarda la ilusión de que todo mejore a futuro. Sin embargo, mientras llega ese día, solicita ayudas o incentivos por parte de la istración distrital.
Nairo Ricaurte, de 51 años, vive dentro del cerramiento de la alcaldía y decidió vender plátanos, yucas y tapabocas para poder sobrevivir al quedarse sin empleo. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
Un momento de desesperación
La situación compleja por la que pasa la ciudad es generalizada en el gremio, según asegura el presidente de Asovendedores, Joaquín Cervantes, quien sostiene que estos trabajadores entraron en desesperación y estrés.
“Las medidas han aumentado la crisis. En cinco días que se trabaja en la semana, ahora se llevan dos días de ganancias. Hacemos el llamado al Alcalde (Jaime Pumarejo) para que nos brinde 5 mil ayudas para vendedores que están dentro y fuera del Centro. Porque es que Barranquilla tiene el índice más alto de informalidad en estos momentos, con el 60,7 por ciento”, expresa el dirigente.
Cervantes agregó que 508 mil trabajadores son informales y, como otra solución, sugirió a los empresarios de la ciudad “ponerse la mano en el corazón” y apadrinar a los vendedores.
Ante esta situación y los pedidos de ayuda, EL TIEMPO consultó a la Alcaldía, pero no obtuvo respuesta oficial.