Así resurgió Cocorná, el pueblo donde el 86 % de habitantes son víctimas

En Cocorná, el conflicto armado causó tanta destrucción y dolor que, sin contar las vidas perdidas, unos 13.000 de sus 15.000 habitantes son considerados víctimas, es decir el 86,6 %.

Este municipio del oriente antioqueño, de 210 kilómetros cuadrados de extensión, llegó a ser uno de los pueblos más expulsores del país (desplazamiento por el conflicto armado).

Ahora, cinco ‘Murales de Memoria’ buscan mostrar el pasado y recordar cómo lograron resurgir. Así lo cuenta Alexander Quintero, artista y también víctima, que recopiló historias reales de la violencia en Cocorná y las plasmó en paredes del casco urbano.

“Buscamos tener historia sobre esos tiempos, desde lo simbólico, contando cómo fue la población resiliente, cómo fue resistente a esta época tan difícil. Que las personas tengan reconocimiento de lo que pasó, que podamos conservar la historia y podamos seguir siendo fuertes y evitemos que estas violencias regresen a Cocorná”, dijo el artista.

En los murales quedó representado uno de los hechos más recordados por los cocornenses: la destrucción de la Casa de la Cultura, en noviembre de 1998 durante una toma guerrillera, hecho en el que se afectaron la estación de Policía y la Alcaldía.

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De allí, el artista Hectalivar Toro creó la escultura El sacrificado de la intolerancia, con partes de los instrumentos retorcidos que quedaron en medio de los escombros, protagonista en el mural.

Dentro de las piezas artísticas también se retrató el desplazamiento forzado, pues entre los años 1995 y 2005 este municipio sufrió cinco desplazamientos masivos.

En uno de ellos huyó Teresa Quintero, de la vereda Las Mercedes, y quien ahora es la presidenta de la Asocomunal Cocorná e integrante de la Mesa de víctimas. La violencia exterminó un grupo de mujeres llamado Amusí, de la cual era presidenta y que se redujo de 150 integrantes a 30 que se quedaron resistiendo en el territorio.

Giraldo Gómez confirmó que el municipio no tiene amenazas vigentes de grupos armados, ni alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo por riesgos a su población. “Cocorná está libre de grupos organizados; se presentan sucesos aislados que también los hemos atendido a tiempo. Es un municipio que hoy goza de una paz y tranquilidad muy importante y eso es lo que queremos, que el mundo lo escuche”, sentenció.

Aunque el conflicto golpeó con fuerza a Antioquia y a la subregión del Oriente, Cocorná representaba un sitio estratégico, teniendo en cuenta que se ubica sobre la autopista Medellín-Bogotá, el eje vial que comunica al departamento con el centro del país.

Entrados los años 80, el frente 47 de las Farc se asentó allí, luego se sumó el Eln y finalmente llegaron las Auc, a inicios del 2000, motivo por el que pasar por ese tramo de la autopista era toda una odisea.

Durante siete años, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas desarrolló 10 acciones parte de la reparación colectiva del Gobierno Nacional, luego de que la comunidad priorizara sus necesidades.

María Odilia Pineda, líder de las víctimas en dicho comité, explicó que el diagnóstico del daño se evaluaron las pérdidas que dejó la guerra, en términos morales y de infraestructura. En el pueblo hasta los convites se habían perdido, espacios comunitarios de trabajo conjunto.

“Era un ambiente de desconfianza, porque en el conflicto armado se vio que mi vecino podía ser mi enemigo, que mi familiar podía ser mi enemigo. También había desconfianza en todos los entes de gobierno. Del Comité de Impulso se creó Tejedores y Tejedoras, porque vimos que la parte psicosocial era supremamente importante en el municipio. Trabajamos en eso siete años”, contó Pineda.

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Según se pudo recoger de entre 40 y 60 líderes que se reunían, de los aspectos más importantes en la reparación fue haber recibido la dotación de la Casa de la Cultura (vestuario, instrumentos musicales, elementos deportivos) para que volviera a haber escuela de música, la reparación del Hogar Juvenil, donde se hospedan los niños que vienen de las veredas a estudiar y la Casa Campesina, donde los campesinos pueden hospedarse en el casco urbano.

Pineda señaló que, aunque dos de esas acciones benefician a los campesinos, lo que falta ahora es el proceso de buscar una reparación colectiva para la población rural.

La última acción fue la dotación de materiales de construcción y dotación mobiliaria y tecnológica para un proyecto ecoturístico, que incluirá senderos y un trapiche ero que beneficiará a campesinos que también sufrieron el conflicto armado.

Durante el acto cultural de cierre en Cocorná el pasado 9 de diciembre, el director de la Unidad para las Víctimas en Antioquia, Wilson Córdoba Mena, informó que el “cierre del plan de reparación colectiva significa la recuperación del tejido social y de proyectos de vida y emprendimiento para sobreponerse a esos hechos macabros de los grupos armados”.

Para el alcalde Saúl Giraldo, quien también es víctima de la violencia como sus ciudadanos, es necesario que se sigan brindando las oportunidades a los campesinos jóvenes que “ya no se desplazan por la violencia, sino por la falta de oportunidades”.

Frente a la apuesta por el turismo, expuso que se espera tener el parque de la a, que puede llegar a ser como el Parque del Café, por su vocación era.

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“Queremos en la finca del municipio, tener un trapiche comunitario, que les pueda brindar a muchos productores herramientas, para que se vuelvan competitivos ante el mercado y pensar en exportar la a. El proyecto turístico busca integrar a muchos cultivadores de caña, que vengan y la muelan acá. El parque de la a va a ser muy importante para que las víctimas verdaderamente tengan una opción productiva que les represente recursos importantes”, dijo el mandatario.

La Unidad para las Víctimas ha invertido cerca de 54.000 millones de pesos en ayuda humanitaria, la entrega de 7.210 indemnizaciones económicas individuales y la reparación colectiva. También se implementa un plan de retornos y reubicación de desplazados.

MELISSA ÁLVAREZ

Medellín

EL TIEMPO

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