Desempolvando unos diseños que estuvieron archivados por nueve años, la Alcaldía de Bello revivió durante las últimas semanas un proyecto que busca restaurar los antiguos talleres del Ferrocarril de Antioquia, un complejo arquitectónico abandonado a su suerte desde 1992, luego del colapso de los Ferrocarriles Nacionales de Colombia (FCN).
Aunque la decisión pareciera poner fin a una compleja batalla política y judicial que se libra en ese municipio desde hace once años, el camino para convertir este espacio en un gran parque urbano todavía parece largo. La restauración podría costar más de 150.000 millones de pesos, que no podrán ser conseguidos sin la ayuda del Gobierno Nacional, la Gobernación de Antioquia y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
Oscar Andrés Pérez Muñoz, alcalde de Bello, explicó que durante lo corrido de este año, un equipo técnico trabaja en la actualización de un conjunto de planos terminados en 2011, en donde se planteó cómo transformar el lugar en un parque de artes y oficios.
La idea, agrega, es que el parque se convierta en una nueva centralidad de ese municipio, preservando los once edificios más importantes del complejo y dando origen a por lo menos seis grandes espacios: una escuela taller; un auditorio y biblioteca; una escuela de danza, artes escénicas y música; un centro de convenciones; una nueva sede istrativa para el gobierno local; y un amplio espacio público denominado Plaza de los Rieles.
La utilización que allí se tendrá será tal cual se entregó desde el origen, para formación, artes, oficios y cultura. Toda la arquitectura se va a preservar tal cual está
Pérez Muñoz agregó que durante el pasado mes de agosto, el Municipio firmó con el Politécnico Jaime Isaza Cadavid un convenio para actualizar y ampliar los diseños, que se espera puedan ser concluidos durante el primer semestre de 2021.
“La utilización que allí se tendrá será tal cual se entregó desde el origen, para formación, artes, oficios y cultura. Toda la arquitectura se va a preservar tal cual está y lo que pretendemos es que se genere un espacio público que tenga vida permanente”, dijo el mandatario local.
Inaugurado el 20 de noviembre de 1926, este espacio es una de las pocas obras maestras de la ingeniería colombiana que sobrevivió al paso del tiempo y conservó un pedazo de la historia del Ferrocarril de Antioquia.
Sin embargo, su privilegiada ubicación en la zona central del municipio de Bello y su amplia área de casi 88.000 metros cuadrados, lo han hecho objeto de una dura disputa desde 2009, cuando el entonces ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego, le transfirió la titularidad del terreno al gobierno local, con la condición de que allí se construyera un Parque de Artes y Oficios.
Este acto sería el comienzo de una larga cadena de polémicas que tuvo su punto más álgido entre 2016 y 2019, cuando la Alcaldía de Bello pretendía construir allí un complejo de viviendas de interés social y un centro comercial, y la Gobernación de Antioquia buscaba usarlo para el proyecto del tren de cercanías y una universidad.
En medio de aquel choque de poderes, varias organizaciones ciudadanas levantaron su voz de protesta, salieron a las calles e interpusieron varias acciones judiciales para evitar que el lote fuera aprovechado por manos privadas y su destinación original pasada por alto.
Bajo ese contexto, Jairo Adolfo Castrillón Roldán, uno de los líderes de la Mesa Pro Talleres Del Ferrocarril en Defensa del Parque de Artes y Oficios, explica que para la ciudadanía el anuncio del nuevo gobierno tiene dos caras.
Aunque por una parte celebran que se haya resucitado el proyecto del parque, por otra cuestionan que el gobierno los esté excluyendo del proceso.
Terminada esa etapa, se espera poder concretar los convenios de financiamiento necesarios para conseguir los 150.000 millones e iniciar los trabajos.
“Nosotros, que hemos venido desde 2003 resistiendo, defendiendo, haciendo proyectos e incluso yendo a otros países para entablar diálogos con otras organizaciones para sacar adelante la idea, no estamos siendo escuchados. El proyecto no puede quedar reducido a una intervención arquitectónica, necesita más alcance”, plantea Castrillón Roldán.
Según considera el líder ciudadano, el plan revelado por la nueva alcaldía deja en el aire varios puntos, por ejemplo, cómo se articularía el futuro parque con las instituciones educativas municipales, qué tipo de formación técnica y tecnológica se ofrecería y cómo se buscaría que la comunidad se apropiara del espacio. Todas estas, variables que ya habían sido pensadas en algunos proyectos y que el gobierno local estaría dejando por fuera, asegura.
Según los cálculos de la Alcaldía, la idea es que durante lo que queda de este año y el primer semestre de 2021 se termine la actualización y ampliación de los diseños. Terminada esa etapa, se espera poder concretar los convenios de financiamiento necesarios para conseguir los 150.000 millones e iniciar los trabajos.
JACOBO BETANCUR PELÁEZ
Para EL TIEMPO
MEDELLÍN