el Rodadero, una vez más, se posiciona como el destino más visitado de Santa Marta durante la temporada de vacaciones, gracias a su ubicación central y atractivos turísticos. Sin embargo, lamentablemente, el caos y el desorden han caracterizado este destino debido a la proliferación de la informalidad.
Ventas ambulantes y prestadores de servicios piratas han invadido el balneario, generando malestar entre los propietarios de establecimientos formales. A pesar de la afluencia de turistas, las ventas no han alcanzado las expectativas debido a la competencia desleal por parte de los informales, quienes no pagan servicios, arriendo ni impuestos, lo que les permite ofrecer productos a precios más bajos.
"Ellos no pagan servicios, ni arriendo ni impuestos, y por eso ofrecen productos a un costo muy bajo. Y aunque la calidad no se compara, el turista por ahorrarse unos pesos prefiere comprarle al vendedor ambulante que al establecimiento legalmente establecido", manifestó Mayra Rodríguez, propietaria de un restaurante en El Rodadero.
La presencia de ventas ambulantes es evidente en las playas, el camellón y las calles, a pesar de los esfuerzos de las autoridades locales.
Cantidad de vendedores genera incomodidad al turista
Los turistas también expresan su descontento por la cantidad de vendedores que los acosan mientras disfrutan del mar.
"Muchos vendedores. Se va uno y llega otro enseguida. Se vuelve bastante molesto porque te meten por los ojos lo que venden", expresó Sebastián García, turista bogotano.
Aunque en teoría los vendedores y prestadores de servicios turísticos deben estar carnetizados y regulados en sus precios, durante cada temporada de vacaciones el número de informales se dispara, afectando la imagen, el espacio público y la movilidad de El Rodadero.
“Muchos vienen de Barranquilla y Riohacha a generar desorden aquí. La verdad es un problema de nunca acabar”, manifestó un vendedor de jugos legalizado que trabaja en el camellón de El Rodadero.
La Secretaría de Gobierno ha llevado a cabo operativos para decomisar puestos de comida y artículos ilegales, sin embargo, la estrategia implementada no ha sido suficiente para frenar el mercado informal que se ha apoderado de El Rodadero.