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Noticia
Crisis de basura en Santa Marta: ¿qué está pasando con el servicio de recolección de residuos?
El incremento de residuos ha desbordado a la ciudad, dejando montañas de desechos por todos lados.
La acumulación de basura en las calles ha generado una emergencia sanitaria. Foto: Cortesía
Al caminar por las calles de Santa Marta, el inconfundible olor a mar se ha mezclado con el hedor de la basura acumulada. Esquinas enteras, una vez transitadas por turistas en busca de souvenirs y restaurantes típicos, ahora están ocupadas por montañas de bolsas negras que parecen haber sido abandonadas hace días.
En pleno corazón de la ciudad, entre las avenidas principales y los barrios residenciales, el caos se extiende como una mancha que nadie parece poder detener, según denuncia la comunidad.
Esta crisis ha venido creciendo. Los ciudadanos dicen que la acumulación de residuos sólidos ha sido una constante en Santa Marta, pero, durante la temporada de vacaciones, la situación se hizo más notoria por las calles de la ciudad.
Contenedores rebosados y malos olores afectan la imagen de la ciudad. Foto:Cortesía
Los turistas, que llegan en masa para disfrutar de las playas, los paisajes y el ambiente caribeño, también traen consigo un aumento exponencial en la cantidad de desechos generados.
Hay que recordar que la empresa encargada de la recolección de basuras es Atesa. Muchos describen el panorama como “insoportable”.
El panorama en la ciudad
En el barrio María Eugenia, las calles parecen haber sido abandonadas por el servicio de aseo. “En ocasiones llevamos muchos días sin ver el camión recolector. La basura se acumula, los perros la rompen y todo termina regado”, cuenta Clara Herrera, quien vive frente a uno de los puntos más críticos.
A su alrededor, las bolsas apiladas compiten en tamaño con los contenedores desbordados. En algunos casos, los residentes han optado por quemar los desechos, generando humo tóxico que se mezcla con el aire caliente de la ciudad.
“Es vergonzoso”, dice Martha Gutiérrez, dueña de una tienda de artesanías en el centro histórico.
“No sabemos qué decirle a los turistas. Se quejan del olor, de las ratas, y tienen razón. Esto nos afecta a todos, pero más a quienes vivimos del turismo”, añade.
Los comerciantes se declaran desesperados. Con la basura invadiendo sus alrededores, muchos temen que los visitantes se lleven una imagen negativa de Santa Marta. “No importa qué tan bonita sea la ciudad, si lo único que ven son basureros en cada esquina”, añade Gutiérrez con resignación.
Las voces de advertencia
Esta crisis de residuos pone en riesgo la salud pública. Foto:Cortesía
Desde el inicio del año, los concejales de la ciudad habían advertido sobre el deterioro del servicio de recolección de basuras. Wiston Vargas recuerda cómo se citó a Atesa para exigir mejoras.
“Hubo un intento de cambio, pero fue momentáneo. Ahora vivimos un caos total”, asegura.
Miguel Martínez, otro concejal, es más crítico: “Donde no se rebosa una alcantarilla, hay un basurero. La empresa no puede manejar la carga extra que trae la temporada alta, y la Alcaldía no implementó un plan de contingencia efectivo”.
En barrios como Pescaíto y el Mercado Público, la crisis es visible y tangible. Los contenedores, lejos de ser una solución, se han convertido en parte del problema.
“Están llenos, dañados o mal ubicados. La gente tira bolsas encima, y todo termina en el suelo”, comenta Carolina Morales, una moradora de la zona.
El pronunciamiento de la empresa Atesa
La empresa Atesa no ha negado la gravedad de la situación. En un comunicado, reconoció que enfrenta un escenario complejo agravado por la sobreocupación turística y la disposición inadecuada de desechos.
La empresa de aseo asegura trabajar al máximo de su capacidad. Foto:Cortesía
“Estamos trabajando al máximo de nuestra capacidad, con maquinaria especializada y jornadas extendidas, pero necesitamos el compromiso de la ciudadanía para superar esta crisis”, afirmó la entidad.
Sin embargo, s denuncian que los camiones siguen sin pasar por algunos sectores y la acumulación de basura continúa aumentando.
“No se trata solo de recoger los desechos. Se necesita planificación, más vehículos y educación ambiental para que la gente entienda cómo manejar sus residuos”, opina el ambientalista Julio Estrada.
Los riesgos para la salud pública
Más allá del impacto visual y turístico, la acumulación de basura significa un riesgo directo para la salud pública. En barrios afectados, como María Eugenia y Manzanares, las ratas han encontrado un terreno fértil para reproducirse.
“Estamos expuestos a enfermedades graves. Los niños son los más vulnerables”, advierte Estrada.
La basura también afecta el ánimo de los samarios. “Es triste ver a nuestra ciudad así. Merecemos algo mejor”, dice Alejandra Ramírez, líder comunitaria. Mientras tanto, las bolsas de basura siguen creciendo.
En medio del caos, los concejales de Santa Marta exigen respuestas. Miguel Martínez, por ejemplo, propone más camiones, horarios extendidos de recolección y campañas de reciclaje que reduzcan la cantidad de desechos que llegan a las calles.
Pero, sobre todo, señala su colega Wiston Vargas que esperan que las autoridades tomen medidas urgentes para evitar que esta crisis se convierta en la nueva normalidad.
Por ahora, la ciudad sigue atrapada entre montañas de basura, enfrentando no solo una emergencia ambiental, sino también una prueba de su capacidad para reinventarse y salir adelante.