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El utilero del Deportivo Pereira que esperó la primera estrella durante 23 años

Víctor Naranjo, quien sufrió un infarto hace 7 años, dijo que su corazón late por el nuevo campeón.

Víctor Naranjo Zapata en la cancha del estadio Hernán Ramírez Villegas, en Pereira.

Víctor Naranjo Zapata en la cancha del estadio Hernán Ramírez Villegas, en Pereira. Foto: Fernando Umaña Mejía

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Hace siete años, Víctor Naranjo Zapata llegó a trabajar al estadio Hernán Ramírez Villegas, en Pereira, tal y como lo hace desde hace 23 años ininterrumpidos. Un día antes se había sentido enfermo y un médico lo revisó a domicilio. Tras auscultarlo, el médico le dijo que debía ir a un hospital inmediatamente porque su corazón no estaba bien. Pero Víctor no atendió la recomendación y al día siguiente, como de costumbre, se levantó temprano y salió de su casa a cumplir con sus labores como utilero del ahora nuevo campeón de la Liga colombiana, el Deportivo Pereira.
Sin embargo, Víctor tuvo la precaución de llevar los resultados de los exámenes que le practicó el médico. Ese día, en el camerino del club aurirrojo estaba el médico del equipo, Carlos Nieto. A él le mostró los exámenes y este comenzó a revisarlos. Se detuvo unos segundos en uno de ellos y exclamó: “¡Víctor, ¿usted qué hace acá? Usted está infartado. Váyase ya para el hospital!”. Víctor llegó a una clínica, donde confirmaron el diagnóstico y lo prepararon para una cirugía. Tenía dos arterias obstruidas y le debieron colocar dos ‘stent’ para salvarle la vida.
Víctor estuvo 15 días hospitalizado. Cuando regresó a sus actividades laborales, los directivos del club, el director técnico, jugadores, personal istrativo y compañeros de su puesto de trabajo de ese entonces, lo recibieron con fuertes estrechones de mano y abrazos. Ya se había ganado el cariño de los integrantes del club por su responsabilidad en el cumplimiento de su deber y, ante todo, por sus cualidades humanas.
Los kilos de más y la falta de ejercicio le pasaron factura a Víctor, quien tras el infarto recordó los tres años de necesidades que pasó mientras estuvo “volado” de la casa y debió trabajar en lo que le saliera para poder sobrevivir. Era apenas un niño de 13 años cuando con un amigo se fue a recoger café en los municipios vallecaucanos de Caicedonia y Sevilla. Luego llegó a La Mesa, Cundinamarca, y a Bogotá, donde cargó bultos en Corabastos, y terminó su correría en los Llanos Orientales en una hacienda ganadera.
A los 16 años regresó a su casa y se enteró de que sus padres lo habían buscado por todas partes y no lo iban a castigar por haber perdido, por tercera vez, el tercer grado de primaria. “Mi papá me perdonó y me dijo que si lo mío no era estudiar, que me pusiera a trabajar porque en la casa no iba a tener vagos”, recordó Víctor, quien es el menor de seis hermanos.
El primer trabajo que consiguió en Pereira fue en una empresa metalúrgica, pero cuando estaba en este le tocó irse a prestar el servicio militar obligatorio. En un batallón de Chaparral, Tolima, estuvo por dos años y regresó a su ciudad natal. Le dieron empleo en una tipografía, donde trabajó cerca de 10 años, y después en una empresa avícola, antes de llegar al Deportivo Pereira.
Mi papá me perdonó y me dijo que si lo mío no era estudiar, que me pusiera a trabajar porque en la casa no iba a tener vagos
A finales de la década de 1990, el gerente del Pereira era Jaime Acosta, quien es el esposo de una de las sobrinas de Víctor. Él le propuso que trabajara como utilero los sábados y domingos con las escuelas de fútbol del club y aceptó. Al poco tiempo comenzó a desarrollar la misma labor los miércoles en la mañana, pero con los dos equipos de las divisiones infantiles. Después también comenzó a ser utilero de las divisiones juveniles en horas de la tarde.
Debió dejar las divisiones infantiles y juveniles porque le ofrecieron pasarse al equipo de la Primera C, que era un trabajo a doble jornada. Víctor creyó que en ese equipo se iba a quedar por un buen tiempo, pero lo llamaron del equipo profesional cuando el director técnico era el exjugador y entrenador Hugo Gallego, quien junto a Finot Castaño, dirigió la única Selección Colombia juvenil que ha sido campeona suramericana, en 1987.
Además de ser el utilero del primer equipo o la plantilla de jugadores que está en la categoría A del fútbol profesional colombiano, Víctor debe estar atento al llamado de los directos técnicos de otros equipos o divisiones del club.
El año pasado, a sus 62 años, obtuvo su pensión. Pero como muchas personas lo hacen, él les comunicó a los directivos del club, encabezados por el gerente Jhon Omar Candamil, que no conoce la palabra retiro y que quería seguir trabajando. Llegaron a un acuerdo con el pago de una bonificación y Víctor siguió atento a las órdenes del entonces director técnico del primer equipo, Alexis Márquez, quien fue uno de los grandes arqueros que ha tenido el Deportivo Pereira.
Arreglar los uniformes de los jugadores es una de las labores de Víctor Naranjo.

Arreglar los uniformes de los jugadores es una de las labores de Víctor Naranjo. Foto:Fernando Umaña Mejía

Sin embargo, Candamil y el médico del equipo solamente le permitieron estar en los entrenamientos en la cancha del estadio Hernán Ramírez Villegas, y viajar con el equipo durante un semestre. “De ahora en adelante usted hará su trabajo en el camerino siempre. No me puede volver a pisar la cancha”, le advirtió el gerente, quien temía que Víctor se excediera y su corazón fallara nuevamente.

'Hasta que me aguanten'

Victor organiza el sitio del goleador Leonardo Castro.

Victor organiza el sitio del goleador Leonardo Castro. Foto:Fernando Umaña Mejía

Esa misma advertencia, la recibió Víctor en los partidos cruciales del Pereira este año y el 6 de diciembre pasado, un día antes del partido más importante en los 78 años de historia del club, la final contra el Deportivo Independiente Medellín, en el Hernán Ramírez Villegas. Por nada en el mundo, él quería perderse la primera final que disputó el ‘Grande Matecaña’.
Quería ser el encargado –como siempre lo hace– de alistar los uniformes, los guayos y las canilleras de los jugadores, y estar atento a lo que necesitara el cuerpo técnico, liderado por Alejandro Restrepo. “Yo no puedo tener emociones muy fuertes. El partido me tocó verlo en mi casa y traté de estar muy tranquilo”, dijo con tono de nostalgia.
Los directivos del Deportivo Pereira no se olvidaron de Víctor tras el triunfo y lo llamaron para invitarlo a la celebración de la obtención del título en la finca del cantante Jhonny Rivera. Él pensó en aceptar la propuesta, pero al día siguiente tenía que trabajar con los jugadores de la sub20 que participaban en dos torneos en Manizales y Pereira. “Qué tal yo trasnochado o enguayabado, si tenía que madrugar al otro día. Les dije que no”, manifestó.
Una semana después del triunfo del Pereira, Víctor expresó, entre risas, que la celebración a la que lo invitaron fue la oportunidad para festejar la estrella, de la cual él tiene un pedacito, y tomarse unos tragos de whisky con los integrantes del club. ¿Y por qué whisky? le preguntamos. “Después del infarto, los médicos me subieron de estrato. No puedo tomar cerveza ni aguardiente, solo whisky”, explicó con picardía.
De los directores técnicos del Deportivo Pereira que Víctor recuerda con más agradecimiento y cariño resaltó al argentino Néstor Cavriotto, quien dirigió a los ‘matecañas’ en dos oportunidades, en el 2016, y en las temporadas 2019 (cuando fue campeón de la Primera B) y 2020, y el actual, Alejandro Restrepo, “quien no me deja cargar nada pesado, está siempre pendiente de mí y a veces me pone a hacer bicicleta o ejercicio con él”. Sin embargo, aclaró que su corazón, aunque remendado, palpita por todo lo que es el Deportivo Pereira.
Ahora tenemos una alegría y gracias a Dios está el ‘viejo’ todavía con nosotros porque él tuvo momentos muy difíciles
Cuando se le indagó por los jugadores que tiene en la memoria como los más especiales con él, inmediatamente nombró a Carlos Darwin Quintero. El exjugador de Selección Colombia “fue siempre muy decente, no molestaba por nada. Sino alcanzaba a limpiar bien los guayos, por alguna u otra razón, él no me decía nada y se los ponía así, a diferencia de otros jugadores que se ponían bravos. Además, cuando le pagaban, me regalaba 100 mil pesos, y ahora cuando viene de visita me da 100 dólares”.
“Don Víctor es una figura, es un referente del equipo. Cuando llegué al Pereira, hace nueve años, él ‘viejo’ ya estaba. Al ‘viejo’ lo queremos mucho, lo queremos mucho. Él ha pasado momentos también complicados con nosotros, es de los que también sufre, también llora cuando los resultados no se nos dan. Ahora tenemos una alegría y gracias a Dios está el ‘viejo’ todavía con nosotros porque él tuvo momentos muy difíciles, le dio un infarto y nos dolió mucho porque es algo vital para nosotros tener el ‘viejo’ acá, que siempre nos ha acompañado”, afirmó Harlen ‘Chipi Chipi’ Castillo, el arquero del Pereira, la gran figura en los dos partidos de la final.
Víctor espera estar trabajando en el Deportivo Pereira en su primera participación en la Copa Conmebol Libertadores el año entrante. Después del primer título, quiere estar con el equipo cuando enfrente a los mejores clubes de Suramérica, así sea que le toque ver el partido desde las ventanas del camerino. “Yo pienso trabajar hasta cuando me diga el club hasta aquí llegamos, por mi parte quiero seguir”, remarcó.

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