Ante la violencia que no se detiene, poblaciones rurales, afrodescendientes, indígenas y campesinas del Cauca, tratan de solucionar los conflictos territoriales desde el encuentro, el diálogo y la danza.
“Esto está organizado por los diferentes procesos del departamento y del suroccidente. Este es un ejercicio de poder territorializar el ejercicio de la construcción de la paz, la paz real territorial y que nos ha permitido juntar a diferentes procesos organizativos de los territorios, que hacen danza”, explicó el líder social juvenil Yínner Quiquantar.
‘Minga, Cauca, danza por la paz’ es un evento organizado por la Juntanza de Jóvenes Minga Suroccidente y cuenta con el apoyo del ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, a través de su estrategia 'Cultura de paz'.
La ‘Juntanza’ es un escenario de confluencia de diferentes expresiones de las juventudes y es un tejido colectivo que se ha construido desde los principios de igualdad y justicia social.
“En la madre tierra cabemos todos, porque todos somos hijos de la madre tierra”, señaló Quiguantar.
El encuentro arrancó el pasado 5 de agosto y culminó el 12 del mismo mes. Se llevó a cabo en tres lugares distintos: Belalcázar, Popayán y Toribío.
Quiquantar indicó que el encuentro inició con ejercicios espirituales y culturales en la Casa Nasa en el territorio Ancestal Pickwe Tha Fiw en Belalcázar, zona Tierradentro, “un espacio sagrado que el pueblo Nasa busca declarar patrimonio cultural de la Humanidad”.
Las actividades continuaron en el Teatro Municipal Guillermo Valencia, en Popayán, en la gala ‘un grito por la paz territorial’, y finalmente culminó en Tacueyó, corregimiento del municipio de Toribío.
“La danza, el arte y la cultura son herramientas esenciales que han permitido a niños, niñas, jóvenes y adolescentes centrarse en actividades constructivas, mitigando el impacto del conflicto armado y el reclutamiento forzado. En este evento, danzamos para alejar a nuestros niños y jóvenes de la guerra. Estas estrategias territoriales buscan convocar a la unidad de los procesos juveniles en un acto de resistencia y armonía para nuestro Cauca”, señalan desde el Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric).
Bajo el lema, 'Danzar para quitarle niños y jóvenes a la guerra', participantes de la minga del suroccidente quieren demostrar que el arte es más fuerte que el conflicto armado que azota el Cauca.
Estas iniciativas han permitido que niños, niñas, jóvenes y adolescentes encuentren formas y herramientas de entretenimiento sano para su vida diaria, promoviendo el desarrollo cultural y fortaleciendo el tejido social en sus comunidades. Estos espacios no solo ofrecen diversión, sino que también inspiran a los jóvenes a explorar y expresar su creatividad en un entorno seguro y enriquecedor.
MICHEL ROMOLEROUX
Especial para EL TIEMPO
Popayán