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El pueblo colombiano que se detiene 90 minutos para ver jugar a Luis Díaz
Municipio guajiro donde nació el crack espera todas las semanas los juegos del Liverpool para verlo.
El futbolista se ha convertido en un ejemplo para la infancia guajira. Foto: Kronos
La parranda de sonrisas que se generaliza en Barrancas, en La Guajira, tras cada gesta de Luis Fernando Díaz con el Liverpool –de Inglaterra–, marca un absoluto contraste con la soledad que impera en las calles del pueblo guajiro que vio nacer al crack que hoy es aclamado en Europa por su talento a la hora de jugar fútbol.
Cuando faltan pocos minutos para que el conjunto inglés salga a la cancha, Barrancas tiene apariencia de pueblo fantasma, como atropellado por la peste del olvido, en medio de temperaturas que llegan a los 40 grados centígrados.
El fútbol ha pasado a formar parte importante en la niñez que hoy participa en los clubes deportivos de formación. Foto:Kronos
La explicación es sencilla: “ya va a comenzar el partido de ‘Luchito’ ”, dice Daniel Manjarrez, mototaxista del pueblo que mira hacia el horizonte distorsionado por el calor, mientras espera con radio en mano el juego, asegurando que no habrá pasajeros, sino hasta el pitazo final, pues todos desaparecen cuando rueda el balón, ya sea en el mítico escenario del Liverpool, conocido como Anfield, o en otra cancha de Inglaterra o Europa.
No es descabellado decir que de los 38.000 habitantes que el Dane le adjudica al pueblo, situado en el sur de La Guajira y distante de Riohacha en carro a hora y media, la amplia mayoría espera frente al televisor una nueva actuación brillante del hijo de la tierra.
Barrancas es uno de los municipios de mayor proyección tanto económica como culturalmente. Tiene extensión de 742 kilómetros cuadrados, de los cuales 670 representan zona rural con prevalencia de población indígena.
En el área urbana sobresale la plaza sede del Festival del Carbón, en octubre, con su tarima Leandro Díaz, frente a la iglesia de San José. El centro se destaca por ser el sector de mayor movimiento comercial.
Plaza del municipio de Barrancas, La Guajira. Foto:Kronos
Vuelan las camisetas
Desde que me llegaron las camisetas del Liverpool con el nombre de ‘Lucho’ me ha ido muy bien
Hasta las matronas que nunca antes vieron fútbol, y mucho menos tuvieron a la ciudad de los Beatles en su círculo de anécdotas, ahora gritan a los jugadores del club rojo para que hagan lo correcto:
“¡Corre, Mané!”, “¡Apura, Salah!”, “¡Dale, Robertson!”, “¡Párate, Alisson!”, son algunas de las frases que salen de cualquier casa.
‘Orgullo’ es la palabra con la que más definen los barranqueños al ‘Flaco’, como ellos también lo llaman con absoluta familiaridad.
Los hijos de la península de La Guajira, en general, no ocultan su júbilo, sienten que su tierra se mete al mar siendo engreída y altanera para que el mundo sepa que Luis Díaz nació allí.
Fue a mediados de 1987 cuando Arnoldo Iguarán hizo de emisario y le gritó al mundo del fútbol, en una Copa América, que en La Guajira no falta el talento para goles y gambetas. Ese mismo Iguarán que años más tarde dirigió, como infantil, a ‘Luchito’ en un equipo de la empresa carbonera de El Cerrejón.
“Desde que me llegaron las camisetas del Liverpool con el nombre de ‘Lucho’ me ha ido muy bien. Hay días que he vendido hasta 100. Y teniendo en cuenta lo mal que anda la economía en un pueblo como este, eso es una maravilla. Todos sentimos que estamos metidos en la cancha”, expresó conmovido Rafael Carrillo, comerciante ubicado en el centro de Barrancas, el sector de más movimiento de negocios.
Las camisetas se venden como 'pan caliente' en el pueblo. Foto:Kronos
Se reúne parte de la familia
Es en el barrio Lleras, justo frente a la cancha en la que Luis Díaz comprendió que para él el fútbol y la vida tienen la misma definición, se reúnen la mayor parte de sus familiares para apoyarlo a la distancia.
En la que sigue siendo la casa de sus abuelos paternos hay un mural en homenaje a quien, a cuesta de disciplina, domina un balón y se hizo figura redentora de su pueblo.
Ya no está Rosaura Jiménez, abuela determinante en los valores del estelar jugador.
Jacob, el patriarca de los Díaz, con una serenidad casi centenaria prefiere mantenerse en el patio bajo la sombra de un palo de mango. Los gritos de hijas, sobrinos, nietos y vecinos le alcanzan para saber lo que pasa con Luis y el resto del Liverpool.
Nadie se guarda las emociones, y aunque al conjunto dirigido por el alemán Jürgen Klopp le alcance un empate para lograr una meta, un gol de Lucho Díaz desata la histeria.
Tal cual ocurrió el martes 4 de mayo, cuando el guajiro, con un frentazo, acabó las aspiraciones del Villarreal español y sentenció el paso del Liverpool a la final de la Liga de Campeones.
Josher Brito, su primo, amigo y hermano de la vida, el mismo que ahora lidera la fundación con la que Díaz busca hacer crecer el fútbol en su pueblo, saltó cual atleta tras el gol.
Decenas de gritos fueron parte del júbilo, pero sobresalió el de Kianna, prima del atacante zurdo, quien solo volvió a sentarse cuando le pidieron entre risas que ya dejara ver las repeticiones.
Luis Manuel Díaz acude a la cancha del pueblo, donde hasta hace poco su hijo demostraba su talento. Foto:Kronos
Barrancas está en el mapa
Lo que ha hecho Lucho por todos nosotros es muy grande. Nos ha puesto en el mapa
“Lo que ha hecho Lucho por todos nosotros es muy grande. Nos ha puesto en el mapa. Poca gente en el mundo sabía que Barrancas existía y él ahora, hasta en inglés, dice que nació aquí. Ha hecho más que cualquier otra persona por el pueblo. Y lo mejor es que seguirá creciendo porque la disciplina es lo que más lo destaca”, aseguró su primo y cantante de música vallenata Yoiner Campuzano.
Cuando comienza a caer la tarde, sin dejar que la efusividad borre los compromisos, la cancha, donde con 4 años un niño de apellido Díaz comenzó a escribir su propia leyenda, vuelve a llenarse de chicos que en la vida solo anhelan ser como él.
Es entonces cuando llega Luis Manuel Díaz, el padre orgulloso, junto a Cilenis Marulanda, la madre, quien lo ama desde que llegó a su vientre. Ella es de pocas palabras, mientras él, quien fue su entrenador hasta los 15 años, cuando lo dejó en las categorías menores del Junior de Barranquilla, sigue analizando el partido.
Luis Manuel está a la espera de otro ritual que nunca falta: el de la llamada de su hijo, que usualmente es un día después de cada compromiso, y en la que le dice a su estelar pupilo los aspectos por mejorar.
Dicho ritual ya no será vía telefónica el próximo 29 de este mes, pues Luis Manuel y Cilenis estarán en París para acompañar a su hijo en el partido de la final de la Liga de Campeones ante el Real Madrid.