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Más de 2.700 bailadores danzaron en colorido, bello y armonioso espectáculo en la 23 versión del Joropódromo

189 agrupaciones recorrieron la avenida 40 de Villavicencio bailando al rito del arpa, el cuatro y las maracas.

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Nelson ardila

PERIODISTA30.11.2024 19:27 Actualizado: 30.11.2024 19:37

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En medio la resplandeciente y calurosa tarde de este 30 de noviembre, más de 2.700 bailadores recorrieron la pista de baile dispuesta a lo largo de kilómetro y medio de la avenida 40 de Villavicencio, en el Joropódromo, en el marco del 56 Torneo Internacional del Joropo.

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Con una temperatura de 30 grados centígrados, la jornada inicio a las dos de la tarde con la presentación de integrantes de la policía nacional, con las banderas de los 29 municipios del Meta, seguidos por los carretilleros frutícolas del Ariari, en homenaje a los productores agropecuarios.

Más de 2.700 bailadores danzaron. Foto:Óscar Medina y Jorge Alza, Gobernación del Meta.

El evento continúo con la participación del grupo de baile liderado por la gobernadora del Meta, Rafaela Cortés, y el gabinete departamental que la acompañó danzando al ritmo de las maracas, el cuatro y las marcas.

Es la primera vez en 23 años de la realización del Joropódromo que una mandataria o mandatario y su equipo de colaboradores participan de forma directa en el evento.

El recorrido siguió con los grupos de chicos con síndrome de Down, con dificultades auditivas, afros, indígenas, adultos mayores, niños, jóvenes, los estudiantes de las casas de la cultura y los profesionales de las principales escuelas de joropo de la Orinoquia: Cabrestero, Danzat y Corculla, entre otras.

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En las distintas categorías, cada una de las 189 agrupaciones que concursaron, de diez departamentos de Colombia y cuatro estados de Venezuela pasaban por la plataforma principal, ubicada en la mitad del recorrido, donde estaba el jurado, y durante 40 segundos tenían que mostrar lo mejor de su repertorio dancístico.

Las mujeres adornadas en sus rostros con la flor de cayena y los hombres con sombreros, algunos con los trajes tradicionales y otros con los modernos atuendos llaneros, todos con cotizas (alpargatas) que con su zapateo hicieron retumbar el suelo del inmenso llano hasta cerca de las seis de la tarde.

A lado y lado del kilómetro y medio de la pista centenares de ciudadanos observaban la multitudinaria presencia de bailadores, especialmente de niños y jóvenes que enaltecieron la danza de los llanos de Colombia y Venezuela, presagiando que las raíces folclóricas y culturales se seguirán difundiendo y propagando con el correr de los años en medio del colorido, hermoso y armonioso espectáculo dancístico.