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La travesía de los haitianos que se internan en el Darién
Cada día, cientos de migrantes ingresan a la selva para llegar a Panamá.
Los migrantes haitianos viajan desde Necoclí hasta Acandí para ingresar a la selva del Darién. Foto: AFP
Unos quinientos migrantes haitianos descansaban el sábado en un campamento, a punto de iniciar la parte más dura de la travesía por la espesa selva que conecta a Colombia con Panamá, constató la AFP.
Instalados en tiendas de dormir, los migrantes acampaban en una colina en la zona rural del municipio de Acandí, donde empieza la selva.
Llegaron hasta allí caminando, en motos o a caballo. Desde este punto les espera un recorrido de unos dos días para llegar a suelo panameño y otros dos hasta salir de la jungla, en la aldea de Bajo Chiquito.
Algunos de ellos le relataron a la AFP que dormirían en el lugar y en la madruga del domingo seguirían su recorrido hacia el interior de la selva del Tapón del Darién, el tramo más duro para pasar a Centroamérica.
Llegaron cargando garrafas de agua potable y otras provisiones. “Los haitianos estamos pasando por la situación más difícil del mundo”, lamentó Michaud Noel, de 40 años, que viaja con su hermano y una hija de 14.
Los migrantes haitianos viajan desde Necoclí hasta Acandí para ingresar a la selva del Darién. Foto:AFP
Bien adentrados en el monte tendrían que sortear las inclemencias del clima, las serpientes que abundan en el lugar y los abismos, además de la amenaza del ‘clan del Golfo’, la principal banda narco de Colombia, que ejerce autoridad en la zona.
En la caravana había decenas de niños. El camino “está un poquito pesado”, expresó Duneau mientras remontaba una colina hacia el campamento cargado con una maleta, un colchón y una garrafa de agua.
Guías los acompañan hasta la frontera a cambio de unos 300 dólares, ante la ausencia de autoridades. Según sus acompañantes, debían pagar otro tanto al llegar a Panamá.
Los viajeros que llegaron a este lugar tuvieron que superar antes el golfo de Urabá, un tramo marítimo de unos 60 kilómetros. Todos ellos estuvieron en el pequeño puerto de Necoclí, de donde parten pequeñas embarcaciones con rumbo a Acandí en un recorrido de unas dos horas. En la última semana se habían represado allí unos 19.000 migrantes, en su mayoría haitianos, según la entidad que vela por los derechos humanos en Colombia.
Esperaban comprar un tiquete a las únicas dos navieras que ofrecen el transporte. Según las autoridades, la capacidad diaria es de apenas 500. Algunos habían acampado en playas por más de un mes.
Los migrantes haitianos viajan desde Necoclí hasta Acandí para ingresar a la selva del Darién. Foto:AFP
Ahora, tan cerca de Panamá, acusan fatiga y escasez de dinero. Decenas de miles de migrantes, haitianos especialmente, han llegado en los últimos meses a la frontera de México con Estados Unidos. Gran parte de ellos hicieron el tránsito por Colombia.
Pese a las noticias de que el país norteamericano está deportando a miles de sus compatriotas, los migrantes se mantienen firmes en sus deseos de cumplir el sueño americano.
“La mayoría tenemos familias en Haití que esperan nuestra ayuda”, dijo Noel.
A Colombia llegaron principalmente desde Brasil y Chile, a donde habían emigrado tras el terremoto de 2010, que dejó unos 200.000 muertos en Haití. Se costean el viaje con los ahorros de años de trabajo en esos países.