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Las escuelas que buscan mantener vivo el legado del diablo en Riosucio
Este año, la corporación trabajó por recobrar la cultura central de esta fiesta que termina mañana.
Cientos de personas salieron a las calles del municipio durante el Carnaval, que tiene como personaje central al diablo. Foto: Alexis Múnera
Desde 1911, dos sacerdotes lograron unir dos pueblos a través de una curiosa celebración en torno al diablo. Se trata de un carnaval que conmemora el retorno de la paz a Riosucio, en Caldas.
Cada año impar con chirimías, danzas, cuadrillas, disfraces y chicha festejan sin parar durante seis días. Pero, este año, ronda en el ambiente otra preocupación, una que nada tiene qué ver con su mitológico diablo.
Los más jóvenes han descuidado su tradición. Para muchos pobladores, en ellos ha imperado su deseo de bailar más que el de escuchar con atención las cantadas letras de las cuadrillas en las que, satíricamente, se critican las promesas incumplidas, las fallas en los políticos locales o cualquier otro tema con el que los riosuceños se sienten insatisfechos.
Para remediarlo, desde hace dos años la actual junta de la Corporación Carnaval de Riosucio trabaja para consolidar la Escuela Carnaval, una iniciativa que busca incentivar la pasión en los más pequeños. Así lo asegura el presidente de la junta del Carnaval, Wilson Cruz.
“La Escuela Carnaval es el espacio en el que queremos educar a los jóvenes en nuestra tradición. Enseñaremos oratoria, literatura matachinezca, máscaras, chirimías. Todo lo que nos representa será transmitido para que esta fiesta continúe vigente muchos años más", indicó Cruz.
En Riosucio, cada año impar con chirimías, danzas, cuadrillas, disfraces y chicha festejan sin parar durante seis días. Foto:Alexis Múnera
Para el director de la junta, ni el diablo, que no es más que un mito y símbolo de la alegría, ni las fiestas por doquier en las calles del pueblo encarnan mejor la cultura trietnica del municipio. Para él, sin oralidad y letras, el jolgorio no tendría sentido. "El rito, que son las cuadrillas, y el mito, que es diablo, son nuestras insignias. Esa oralidad es la que nos ha hecho diferentes a otras fiestas, por eso trabajamos fuerte para que permanezcan en su esencia más pura a pesar de la adversidad o las amenazas externas", manifestó.
La oralidad es esa la herramienta a través de la cual, a ritmo de canciones reconocidas, los escritores crean nuevas letras con la que reclaman a los gobernantes locales y nacionales, la ciudadanía y hasta a la iglesia, todo lo que les molesta.
Al ritmo del son cubano de la canción 'Hasta siempre', del cantautor Carlos Puebla, Jaime Diego Cataño, uno de los más antiguos escritores del Carnaval, compuso 'Fantasía de la escoria'.
Con sus letras, Cataño, quien además ha sido matachín (el que vestido con típicas y coloridas ropas es el personaje popular del carnaval), cuadrillero o miembro de las creativas comparsas y cuanto papel ha necesitado esta celebración, contribuye cada dos años a fortalecer la tradición.
El diablo no es más que un mito y símbolo de la alegría de esta festividad, según explican sus organizadores. Foto:Alexis Múnera
Pero como buen amante del Carnaval, se ha puesto como meta ser, además, un divulgador del verdadero sentido de esta fiesta. "Mi labor principal es escribir letras para decretos, convites y saludos al diablo, pero desde hace un tiempo dicto talleres para jóvenes e instituciones mostrando que el carnaval es cultura, no una feria. Que es un ritual de la palabra a través de lectura matachinesca", señaló.
Cataño reconoce que el desinterés de la juventud es una "amenaza latente", pero ve con buenos ojos el cambio que se presentó para esta edición. Pero esta "amenaza", como la califica Cataño, no preocupa solo a los carnavaleros de vieja data. Los jóvenes que crecieron amando esta tradición también tienen sus reparos.
"Muchos jóvenes, sin querer, están transgrediendo la tradición. Tienen el discurso de que los viejos deben salir porque no le aportan nada nuevo al Carnaval, pero ellos son nuestras bibliotecas y si descuidamos la historia, este festejo va a convertirse en una fiesta pueblerina corriente que solo es para emborrachase", Mariana Arias, de 22 años y estudiante de derecho.
Ella, además, es la capitana de cuadrilla de mayores y miembro de la junta directiva del comité de cuadrillas, y en el precarnaval que se celebró en 2018 sus críticas fueron el desinterés de los jóvenes y los egos.
Personas de todas las edades participan en el Carnaval de Riosucio. Foto:Alexis Múnera
Lleva el carnaval en la sangre, su abuelo fue miembro de la junta varias veces, un tío abuelo fue hacedor de diablos y su bisabuela fue por años casacuadrillera, quien recibía y alimentaba en su casa a todos los de las cuadrillas para que soportaran el agite. Para ella el Carnaval es "un estilo de vida", por eso, al igual que cientos de riosuceños, quiere que siga siendo un ritual autóctono, y que las cuadrillas sean un alegato social del pueblo.