Un nuevo accidente con una mina antipersona provocó la muerte de otro miembro de la comunidad indígena en Nariño, la cual, no se cansa de pedirle al Gobierno Nacional las medidas de protección necesarias y urgentes.
Berna Nastacuás Pai, de 30 años e integrante de la guardia indígena de la comunidad Sabaleta Sábalo, se desplazaba a su casa en compañía de su esposa y cuñado cuando, pisó activó de manera accidental, uno de estos temidos artefactos.
El caso sucedió el pasado sábado, 28 de enero.
Era mediodía, iba tranquilo y despacio por un camino angosto que del kilómetro 84 de la vía que de Tumaco conduce a Pasto a la comunidad Sabaleta Sábalo. De allí, la víctima era oriunda.
Fueron momentos de mucha angustia y desesperación los que también vivió su esposa, la que arriesgando su propia vida sacó a su esposo del campo minado y con la ayuda de un integrante de la guardia indígena, lo pretendían trasladar hasta el puesto de salud más cercano, en medio de la impotencia y el dolor de sus seres queridos.
Su traslado no era nada fácil, tenía que atravesar un camino de difícil , hasta donde casi dos horas después llegó a su encuentro una misión humanitaria de la guardia indígena.
Pero fue demasiado tarde porque el cuerpo de Nastacuás estaba sin vida. Se encontraba cerca del corregimiento La Guayacana, en zona rural de Tumaco. Desde allí ya fue trasladado hasta Medicina Legal para los asuntos correspondientes.
Su esposa y cuñado tan jóvenes como él se salvaron de caer en la mina antipersona porque caminaban unos metros más atrás.
Según la Unidad Indígena del Pueblo Awá (Unipa), “la instalación de minas en el territorio no solo deja muertos, también otras afectaciones físicas y psicológicas en la población”.
La muerte del indígena se produjo en momentos en que el pueblo awá se encuentra confinado y cuando según la citada organización “se debate entre dos disyuntivas, si morir de hambre por no poder moverse con libertad o salir y exponerse a morir producto de un accidente con una mina antipersona u otro artefacto”.
Y es que las minas además están impidiendo las prácticas ancestrales fundamentales de los awá, eso pone en riesgo su autonomía, su soberanía alimentaria y el desarrollo de la libre personalidad.
Ante este triste hecho se solicitó al Alto Comisionado para la Paz, al Consejero Presidencial para los Derechos Humanos y a la Unidad para la Implementación del Acuerdo Final de Paz que actúen con rapidez e incidan en un desminado humanitario civil en el territorio.
Indicaron que allí, el panorama se torna muy complejo por el enfrentamiento que sostienen los grupos armados ilegales que buscan el dominio de la zona y de las rutas del narcotráfico en el Litoral Pacífico de Nariño.
Es por eso que la Unipa está exigiendo “a todos los actores armados que hacen presencia en el territorio, cesen los actos de violencia en contra del pueblo awá”.
El pasado 15 de enero había sido víctima de un artefacto similar una mujer awá, estaba acompañada en ese momento de su esposo, después de haber salido del resguardo Sangualpí Palmar y se encontraba a pocos metros de la orilla del río Mira, en Tumaco, por fortuna la activación de la mina solo le causó heridas en su cuerpo, mientras que su esposo se salvó.
El año pasado el pueblo indígena Awá reportó un total de cinco casos de activación de minas antipersona dentro de su territorio encestral.
MAURICIO DE LA ROSA
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
PASTO