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La historia de una masacre que desencadenó una cacería humana en Santander
Cuatro de una familia fueron asesinados y los supuestos asesinos fueron linchados.
Marcela Díaz, única hija con vida del profesor Álvaro Díaz, lamentó la masacre de su familia. Foto: Captura de video de Twitter
La mujer trabajaba como empleada doméstica en la apartada finca del profesor Álvaro Díaz, en la vereda Buenos Aires, sector de Miralindo, a cuatro horas en moto del casco urbano de Landázuri, en Santander.
El profesor había estado tomando desde la noche del sábado con cinco empleados de la finca. Eran sus amigos, varios de ellos venezolanos que habían llegado a la región buscando fortuna y él, según las autoridades, les había ayudado con trabajo y dinero para que explotaran una mina de carbón en una parcela de su terreno.
Natalia, que estaba en la casa principal, salió corriendo asustada de la finca en compañía de una hija de la pareja, de 13 años, que ya dormía a esa hora.
Las dos llegaron a la tienda y se encontraron con que los cinco invitados estaban agrediendo con cuchillo y machete al profesor y a su esposa, al tiempo que les reclamaban por un dinero.
“Los sujetos tenían en el suelo al profesor y a la esposa. Luego agreden a Johan, el hijo de la pareja, y posteriormente a la hija pequeña y a la empleada”, relata el coronel Savin Andrade, subcomandante de la Policía de Santander.
Tras pensar que todos estaban muertos, los implicados cargaron los cuerpos de toda la familia, los sacaron de la tienda y los llevaron al segundo piso de la casa y les prendieron fuego para borrar toda evidencia.
El grupo huyó por diferentes caminos mientras la casa ardía y el sol apenas salía.
Natalia, que estaba herida, saltó por una ventana y logró fugarse. Corrió a la finca de al lado y dio aviso de lo sucedido. Contó quiénes habían cometido el ataque.
"Al salir corriendo para pedir auxilio, manifestó que 'Cacha', 'Cochi' y 'Mi Negro' estaban matando al profesor y que a la niña la habían degollado y le pateaban la cabeza. Le preguntaban al profesor que dónde estaba la plata", explicó la Fiscalía.
Los vecinos llegaron a la casa pero ya no había nada qué hacer. Los cuerpos estaban calcinados en medio de las cenizas de gran parte de la casa.
Mi hermano no se quiso dejar por las buenas y los asesinaron, han abusado de la niña, los han desmembrado y los han quemado
A Natalia la llevaron al pueblo para ser atendida en un centro asistencial de Landázuri tras recibir varias heridas con arma blanca. Mientras tanto, comenzó a correr la noticia de lo ocurrido por las diferentes veredas vecinas.
“Estas personas a las que les abrió las puertas de su casa se convirtieron, luego de un tiempo, en los mejores amigos. Eran súper amigos, hermanos, y mira lo que pasó", cuenta Mary Díaz, hermana del profesor.
“Les estaba ayudando. Les dio una casa para que vivieran, les dio trabajo, 22 millones les prestó y cuando mi hermano decidió no prestar más, porque no podía más, ellos decidieron robarle un dinero que había cobrado. Mi hermano no se quiso dejar por las buenas y los asesinaron, han abusado de la niña, los han desmembrado y los han quemado", relató Mary Díaz.
Persecución entre las montañas
La comunidad rápidamente se organizó para perseguirlos cuando apenas amanecía.
Como conocían muy bien la zona, se dividieron y con mensajes de audio por chat iban informando del rastro de los presuntos asesinos, que corrieron por diferentes caminos con algunas pertenencias de la familia.
William Alfonso Trejos, alias Mi negro fue enviado a la cárcel por reconocer y aceptar que fue autor de asesinar a cuatro de una familia en Landázuri, Santander. Foto:Fiscalía
En la mañana, la comunidad interceptó a dos presuntos atacantes y los asesinaron.
Los cadáveres de los que serían los homicidas fueron hallados entre el bosque y una vía de la zona con heridas de arma de fuego en su cuerpo.
Las autoridades aún no revelan con qué tipo de arma fueron perpetrados los crímenes.
La búsqueda no se detuvo. Ya en la tarde, la comunidad encontró en zona boscosa a otros dos que serían del mismo grupo que estuvo en la casa del profesor. Una mujer y un hombre.
En imágenes que obtuvo EL TIEMPO se muestra que el hombre tenía dos impactos de bala, una en su frente y otra alrededor de su hombro.
La mujer también fue asesinada con tiros de gracia.
Corrió la voz y la gente quería sacar de la escuela a esta persona para asesinarla
Según las fotografías reveladas, los cuerpos de los presuntos asesinos no estaban con señales de maltrato ni tortura. Su ropa estaba llena de arena y sus manos sucias.
Pero faltaba uno y la búsqueda no cesaba por las montañas y bosques de la región.
Al día siguiente, el lunes, un grupo de la comunidad encontró escondido a un lado de la carretera a Wuiliam Alfonso Trejos, la quinta persona que estaría implicada en la masacre de la familia, conocido como ‘Mi negro’, oriundo de Maracaibo, Venezuela.
La suerte de ‘Mi Negro’ fue diferente. Los campesinos que lo encontraron decidieron perdonarle la vida y lo llevaron al colegio para que otro grupo de vecinos no lo encontrara y lo mataran.
En el colegio, donde daba clases el profesor asesinado, lo resguardó el rector, Jesús María Ariza, pues un centenar de vecinos rodeó la institución para que se los entregara y lincharlo.
“Fueron cuatro horas de incertidumbre para Wuiliam mientras llegaban las autoridades y lograban sacarlo del colegio, ya que la comunidad enfurecida solo quería lincharlo”, cuenta Didier Rodríguez, defensor regional del Pueblo del Magdalena Medio.
Un sacerdote del sector se ofreció también para custodiarlo mientras llegaban las autoridades competentes para judicializarlo.
"La comunidad le perdona la vida a esta persona, La Fiscalía se a con nosotros y pide inmediación, corrió la voz y la gente quería sacar de la escuela a esta persona para asesinarla. Nos comunicamos con el padre que estaba en el sector para pedirle que por favor entregara a la persona, que no le fueran a quitar la vida. Además, le pedimos al personero que acompañara a la Policía y mediara para que no sucediera una tragedia", dijo el defensor regional.
El rector del colegio Miralindo relató que mientras esperaban la llegada de las autoridades, Wuiliam le confesó que fue reclutado en Cúcuta y la orden era realizar minería ilegal en Landázuri.
Luego de hacer esa labor, el presunto homicida debía enviarle una gran parte de dinero a quien lo reclutó en Norte de Santander.
La gente que llegó a esta zona tuvo que enfrentar la guerra entre liberales y conservadores, luego la guerrilla; después el atropello del paramilitarismo y los cultivos de ilícitos
“Decía: ‘a mí me contrató un señor de Cúcuta y me envió para acá. Entonces por cada tonelada de carbón que saque tengo que darle a esa persona un porcentaje de dinero’. Los reclutan y los mandan para acá. Hay mucha marginalidad en esta región”, reflexiona el rector.
El rector cuenta que en la zona hay abandono total por parte de las autoridades y la única presencia del “Estado” es la misma comunidad. “La gente que llegó a esta zona tuvo que enfrentar la guerra entre liberales y conservadores, luego la guerrilla; después el atropello del paramilitarismo y los cultivos de ilícitos. Es una historia de agresiones y ahora viene el proceso de la minería, y el desplazamiento”, dijo Ariza.
Las autoridades solo llegaron al colegio hasta las 10 de la noche del lunes 12 de septiembre. Tuvieron que sacar rápidamente al hombre para que no lo lincharan y llevarlo hacia el búnker de la Fiscalía, en Bogotá, según contó la Policía de Santander.
La confesión de ‘Mi Negro’ ante el juez
Los cuerpos de los ocho muertos, los de la familia y sus presuntos victimarios, fueron llevados diez horas por carretera hasta la sede Medicina Legal de Bucaramanga.
Al lugar se acercó una mujer, familiar de Reinel Marín Carvajal, unos de los presuntos agresores muertos, de 36 años, y oriundo de Santa Marta, que dejó dos hijas huérfanas.
Mi hermano tiene tiros de gracia, tiene uno en la frente. La comunidad está armada, no sé con qué lo mataron
Dijo que Reinel Marín era la mano derecha del profesor Díaz y que no cree que fuera el asesino de la familia.
"He preguntado, a mí me dicen que la comunidad lo linchó, mi hermano no aparece con golpes de ningún lado, él no está revolcado. Mi hermano tiene tiros de gracia, tiene uno en la frente. La comunidad está armada, no sé con qué lo mataron. No sé si la comunidad de allá mata así, quiero que me expliquen", dijo la mujer.
Entregaron uno de los cuerpos de los presuntos asesinos de familia en Landázuri. Foto:Familiares- cortesía a EL TIEMPO
‘Mi Negro’, el sobreviviente, que fue llevado ante un juez este miércoles, aceptó haber participado en la masacre y fue enviado a la cárcel.
“Sí, señora, yo acepto los cargos”, dijo al reconocerle a la jueza que cometió el atroz crimen.
En medio de la audiencia aceptó que se allana de manera voluntaria y consciente, al igual que reconoció que acepta los delitos teniendo todas las facultades físicas y mentales.
A Wuiliam Trejos le imputarán los delitos de homicidio agravado, hurto calificado, incendio, daño en bien ajeno y ocultamiento, alteración o destrucción de elemento material probatorio.
Ese mismo día, Marcela Díaz, la única hija del profesor que sobrevivió porque no vivía en la finca, agradeció en redes sociales a la comunidad de los corregimientos y veredas de la zona rural por tomar la justicia en sus manos luego de la masacre contra su familia.
"Estoy muy agradecida con toda esa ayuda, por acabar con algunos de los asesinos de mi familia quienes se ganaron la confianza y el aprecio de mi familia. Esa confianza y aprecio que mi familia les brindó la usaron para masacrarla", dijo Marcela, quien horas después pidió a través de Caracol Radio perdón por lo que dijo y expresó que son momentos duros y que solo Dios le dará el tiempo para perdonar.
Esa confianza y aprecio que mi familia les brindó la usaron para masacrarla
La prueba de ADN que se le hizo a Marcela Díaz fue enviada a Bogotá, ya que los cuerpos de su familia quedaron totalmente incinerados e irreconocibles. Debido a esto, la entrega de lo que quedó de los cadáveres se demorará unos días más. Sin embargo, los parientes de las víctimas fatales aseguraron que el sepelio se realizará en La Paz, un municipio de la provincia de Vélez, Santander.
En cuanto al cuerpo de Reinel Marín, el mejor amigo del profesor, ya fue entregado a sus familiares y fue sepultado en Cúcuta.
En el pueblo hay silencio total por la doble masacre. La vivienda del profesor Díaz que fue incinerada está desolada y en total abandono. El luto permanece en esta zona rural y la comunidad no ha vuelto a cruzar por el lugar donde torturaron y asesinaron a toda una familia.
La gente guarda el dolor por la partida de Álvaro Díaz, quien fue un señor querido y apreciado por todos.