Las imágenes de los
artistas siempre esconden algo más. La obra sobre la pandemia que hizo Ana María Millán para EL TIEMPO y para el Mambo podría estar en un póster de un cuarto infantil; pero los niños, entre otras cosas,tendrían que saber quién era Adolfo Hitler.
Ana María vive en Berlín desde hace 10 años y regresó esta semana a
Colombia para darle punto final asu proyecto en el espacio Fragmentos, de Doris Salcedo.
Su trabajo ha mezclado exitosamente la animación y la pintura y el año pasado tuvo una preciosa exposición en el Mambo que giraba en torno a los juegos de rol. Fue una de las creadoras de Helena Producciones –un legendario colectivo artístico–que en la década de 2000 dejó un legado brutal y genial como el Festival de Performance de
Cali.
En su trabajo en Berlín, Millán encontró la imagen de una radio supremamente popular en la Segunda Guerra Mundial, un aparato que fabricaba el estado para que la gente oyera sin cesar los discursos de Hitler. Era “la radio del pueblo” y la meta era que todo ciudadano alemán quedara enterado y empapado de la ideología nazi. La imagen publicitaria de la radio es un amable radiecito con unos zapatos amarillos parecidos a los del Ratón Mickey y los guantes blancos de los personajes de caricatura: la radio hitleriana era imagen viva de la inocencia. Ana María tomó esa imagen y la mezcló con el icono más común que usan las farmacéuticas para promocionar sus productos contra los virus: seres verdes –parecidos a una esponja–que, con una poción mágica, desaparecen de nuestro organismo como una burbuja: ¡plop!.
Millán recrea historias completamente ficticias y digitales, donde, como en ese caso, alude sutilmente a las estrategias que los partidos de ultraderecha
“El trabajo de Millán es socialmente comprometido y enfocado en cómo los discursos, el género, las imágenes y los textos pueden crearse o transformarse en contextos, tanto formales como mundanos y con consecuencias profundas que actualmente le dan forma a nuestra sociedad. Millán recrea historias completamente ficticias y digitales, donde, como en ese caso, alude sutilmente a las estrategias que los partidos de ultraderecha utilizan para manipular audiencias”, dice Eugenio Viola, curador jefe del Mambo.
Millán pone a dialogar a los dos poderes publicitarios: el de la propagando
política y el de la propaganda coorporativa.
Y se sacó de la manga un globo de cómic que es una discusión universal en este momento. El virus le dice a la radio...
FERNANDO GÓMEZ ECHEVERRI
Editor Cultura EL TIEMPO