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Noticia
‘No creo que Rubens, Goya y Toulouse Lautrec fueran pornógrafos’: Javier Vanegas
Ganador del Premio Nacional de Fotografía, su exposición mezcla prostitución con obras maestras.
En la obra de Javier Vanegas las tarjetas (sex cards) son los pixeles de cada foto. O, en términos pictóricos, son puntillismo hecho de rectángulos. Foto: Vitoanacoreta / Casa Zirio
Todos los días Javier Vanegas recibía una tarjeta de invitación para recibir un masaje. Se las daban en la mano o las recogía del piso; había siempre una dirección –cerca de su casa– y en algunos casos un amoroso “total discreción”.
Pero el protagonismo de la tarjeta estaba centrado en la imagen de rubia desnuda o una mujer con los ojos inmensos. No era raro que la protagonista fuera Pamela Anderson o Angelina Jolie. O Britney Spears en traje de colegiala. O una escandinava robada de una página pornográfica. Vanegas vivía en la calle cuarenta y tantos, cerca de la avenida Caracas de Bogotá, un lugar de lleno de moteles y prostíbulos. Vanegas –en ese momento– era estudiante de arte de la Universidad de los Andes y, sin saber por qué ni para qué, empezó a coleccionar las ‘sex cards’. No sabía que –en algún momento– todas sus tarjetas serían tan impresionantes como un cuadro de Peter Paul Rubens o de Klimt.
Su exposición en Casa Zirio (Calle 80 no. 12-55) es ‘soft porn’ de los siglos XX y XIX; o mejor: es una potente retrospectiva de los grandes desnudos del arte universal. Porque en un primer golpe de ojo el espectador solo ve reproducciones de grandes obras, El origen del mundo, de Courbet, por ejemplo, en la que el artista se concentró en un primer plano del sexo de la modelo, o La maja desnuda, de Goya, solo para nombrar dos de las más célebres y reconocidas, pero ¿de qué se trata?, ¿es una instalación?, ¿es una exposición de reproducciones de desnudos famosos? La respuesta aparece al acercarse un poco: cada imagen está construida con ‘sex cards’. Las tarjetas son los pixeles de cada foto. O, en términos pictóricos, son puntillismo hecho de rectángulos. Más allá de sexo, desnudos o pornografía, Vanegas encontró unos extraños vasos comunicantes entre las tarjetas y el arte universal; las trabajadoras sexuales de la Caracas no son rubias ni suecas ni tienen las piernas tan largas como Angelina Jolie y la pintura europea –de alguna manera– también es una estética “invasora”. Vanegas habló con EL TIEMPO.
El inicio de la serie tuvo origen en mis días universitarios, cuando residía muy cerca de la avenida Caracas. Todos los días, cuando iba a tomar el bus para ir a clases, me encontraba en el piso las tarjetas publicitarias que ofrecían servicios sexuales, imágenes en estado de desuso. En el piso habían quedado ‘desempleadas’ de su función inicial. Al principio empecé a recolectarlas de manera intuitiva, sin saber cual sería su propósito final. Me intrigaba el contraste entre las representaciones de hombres y mujeres desnudos en estas tarjetas, porque no correspondían al fenotipo propio de Colombia y América Latina. Las imágenes respondían a cánones de belleza y estándares eurocéntricos y norteamericanos. Y concluí que el mejor contexto para discutir estas representaciones era precisamente las pinturas europeas que han perpetuado estos estándares de belleza. En su momento, estas obras fueron censuradas o prohibidas por su contenido erótico... Hay una doble moral arraigada en nuestra sociedad. No es ningún secreto que la prostitución y la cosificación del cuerpo son mercados altamente lucrativos en la era digital.
Javier Vanegas, ganador del Premio Nacional de fotografía del Ministerio de Cultura en 2023. Foto:Vitoanacoreta / Casa Zirio
¿Cree que los grandes maestros hacían una explotación sexual de los desnudos femeninos? ¿Rubens, Goya o Toulouse Lautrec eran pornógrafos?
No creo que los grandes maestros tuvieran la intención de explotar sexualmente los desnudos femeninos en su obra artística. Vivían en épocas distintas, en las cuales los valores éticos y morales eran diferentes a los de hoy en día. Sus representaciones del cuerpo desnudo, aunque puedan ser interpretadas desde una perspectiva contemporánea como objetivación, probablemente se enmarcaban en contextos culturales y artísticos que valoraban la belleza y la expresión artística de formas distintas. No considero que Rubens, Goya y Toulouse Lautrec fueran pornógrafos en absoluto. La pornografía se inserta en contextos distintos de la sociedad y responde a dinámicas de intercambio de capital que se alejan drásticamente de las transacciones artísticas convencionales. Desde mi punto de vista, estos tres artistas estaban arraigados en un impulso estético más profundo y trascendental que lo que podríamos asociar con el arte contemporáneo. Fueron pioneros en su época por su ímpetu, audacia e irreverencia ante el sistema, pero siempre desde un compromiso firme con el arte.
En la exposición hay un álbum con las tarjetas originales, ¿cuántas tarjetas ha recogido?,¿cuántas páginas tiene el álbum?
Empecé la colección hace 20 años y en total hay aproximadamente 4.500 tarjetas. Muchos amigos, que viven en otros países, han sido mis cómplices y me han enviado tarjetas año tras año, por mi lado, cada vez que salía de viaje, cultivé el hábito de explorar las zonas de tolerancia para ampliar la colección.
¿Cómo escogió las imágenes de la exposición?, ¿qué gran obra de arte se le quedó por fuera?
Las imágenes que escogí tienen en común que, en el periodo histórico que fueron creadas, causaron controversia y censura por el publico, incluso algunas todavía continúan causando incomodidad. Una de las grandes obras que no he podido hacer es, Almuerzo en la hierba de Edouard Manet, debido a su paleta de color y por el exceso de elementos en la escena y no logra funcionar visualmente al transformarla en mosaico.
El proceso de creación de cada obra comienza con un software que proporciona una paleta y la disposición inicial de las imágenes. Luego, debo editar meticulosamente cada cuadro de las tarjetas para evitar repeticiones y asegurarme de que se ajusten a la paleta original del cuadro. Aunque algunas obras son más complejas que otras, en promedio me lleva alrededor de tres días completar cada imagen. Es un proceso fascinante, porque es una actividad pictórica, aunque realizada en la pantalla a través de píxeles.
Esta obra es una fotografía contemporánea, ¿Cuáles son sus grandes referentes?
iro a muchos fotógrafos, pero si tengo que elegir un favorito, sería Miroslav Tichy. Su irreverencia y la profunda coherencia en su producción me llevan a creer que las obras de arte no están desconectadas de las experiencias vitales de un artista.
¿Qué comentarios ha recibido la exposición?
Mi objetivo no es generar controversia ni escándalo; al contrario, pretendo entablar un diálogo entre diversos puntos de vista sobre el cuerpo. El arte, en cierto sentido, actúa como un reflejo de la sociedad misma, y los artistas somos los que sostenemos ese espejo para que todos se miren fijamente.
El proceso de creación de cada obra comienza con un software que proporciona una paleta y la disposición inicial de las imágenes. Foto:Vitoanacoreta / Casa Zirio
Para usted, ¿cuáles son los mejores desnudos de la historia del arte y de la fotografía?
En cuanto a la fotografía, encuentro conmovedores los desnudos de Fernell Franco en Buenaventura, que capturan la esencia de la vida cotidiana de las jóvenes que retrató. También me impactan los cuerpos atados en las obras de Araraki Nobuyoshi, que exploran la relación entre la intimidad y la vulnerabilidad. La profundidad y la introspección de las fotografías de Sally Mann me fascinan, y la forma en que Rafael Minkkinen fusiona los cuerpos humanos con la naturaleza de manera poética y evocadora. En el ámbito de la pintura, siempre he sentido una atracción especial por los dibujos de Egon Schiele, que transmiten una intensidad emocional única a través de la expresión corporal. Gustav Klimt, por su lado, retrata a las mujeres con una sensualidad empoderada que desafía las convenciones sociales. Y no puedo dejar de mencionar la fuerza y la expresividad de los cuerpos masculinos en los estudios de Bacon, que exploran la angustia y la complejidad de la condición humana de una forma visceral.