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Noticia
'Diòba': el viaje cinematográfico, silencioso y contemplativo de una indígena emberá
El primer largo de Adriana Rojas aborda el desarraigo, la colonización y la pobreza.
Inés Goéz Cortés es la protagonista de 'Diòba'. Foto: Ojo Mágico Producciones
La primera película de Adriana Rojas Espitia, curadora visual y de cine experimental, es el resultado de una imagen que por muchos años le dio vueltas en su cabeza. “Me imaginaba a una mujer indígena con un traje de Primera Comunión, corriendo por entre un bosque. Estas imágenes eran recurrentes, y por esto me animo a escribir un guion, que parte de esas imágenes”, cuenta la cineasta.
Pero su relato cinematográfico va más allá: se fija en el dolor y el desarraigo que sufren las mujeres indígenas en Colombia; “es una emberá eyábida que está por fuera de su comunidad, que sufre un conflicto interior, y que vive sola en una casa dentro de un bosque”. Asi nació Diòba, como se titula el filme, una ficción experimental que ya se puede ver en los cines del país.
El proceso creativo fue largo y complejo. Adriana se empapó del universo de esta comunidad –contó con el apoyo de la realizadora indígena Mileidy Domicó- “no porque fuera a hacer un relato etnográfico o antropológico de esta cultura, sino porque sentía que era mi deber conocer de esa cultura a la que estaba haciendo alusión”.
Diòba significa “sola” en lengua emberá eyábida. La idea de la directora y guionista fue plasmar el paso del tiempo, pero el de la protagonista, una mujer de 63 años interpretada por Inés Goéz Cortés, que vive por fuera del sistema. “Me interesaba que se sintiera el tiempo de Diòba, un tiempo que es dilatado, que no es el tiempo frenético de los que vivimos en las ciudades”. Esa es la razón por la cual la mayoría de la película está hecha en planos largos sin corte, acciones en tiempo real.
'Diòba' es un relato de ficción que está más ligado a lo onírico, que a lo representativo. Foto:Ojo Mágico Producciones
“Van a ver una película de planos pictóricos, una película contemplativa, que los invita a que se conecten con el tiempo de esta mujer indígena que está viviendo como ermitaña dentro de un bosque. Diòba es una película en la que lo narrativo y estético se concentra en la imagen y el sonido, no en la palabra; por esto, puede ser difícil para algunas personas, porque por lo general -lo convencional- en el cine, es que las películas sean dialogadas, que haya muchos personajes, que los diálogos lleven al espectador y le cuenten qué piensan los personajes, que desde los diálogos se presenten los conflictos; pero en Diòba solo hay un diálogo”, cuenta la directora.
¿Cómo abordó la representación de temas sociales o políticos el filme?
En Diòba hay elementos que dan cuenta del colonialismo que han sufrido los indígenas, pero esto no se presenta de manera literal, y no está dado por la palabra; sino que se presentan elementos que dan cuenta de la evangelización a la que fueron sometidos los indígenas, y cómo esto aún perdura.
En la película no se busca ser la voz de los indígenas, porque este trabajo no tiene una intensión etnográfica, documental, o antropológica; si no que, de manera sincera, se hace un relato de ficción que está más ligado a lo onírico, que a lo representativo.
¿Qué desafíos enfrentó durante la producción?
Hubo desafíos para conseguir los recursos económicos, también fue un desafío el convencer a las personas que se unieron como coproductores, inversionistas, y convencer al equipo técnico y artístico sobre el tipo de propuesta que estaba haciendo, porque es una propuesta que no es convencional, y que va en contravía a lo que usualmente se hace en el cine; principalmente, por el hecho de hacer un guion con un solo personaje – una mujer-, y un solo diálogo, ya es algo atípico, y más en una película de ficción.
Luego se nos presenta lo de la pandemia y quedamos “congelados” casi dos años, esperando a que pudiéramos salir, y mover la película para terminarla.
Y aún con esos obstáculos, logro convencer a mucha gente a que se una a la película, y en especial, agradezco mucho a las personas que lideran las empresas que son coproductoras: SentARTE, Marginal Cine, Blond Indian Films, y a cada una de las personas del equipo técnico y artístico, por apoyarme y hacer posible Diòba.
¿Qué aspecto de la cultura colombiana espera capturar y compartir con el público internacional a través de la película?
Va en contravía de lo que se hace en el cine; principalmente, por el hecho de que hacer un guion con un solo personaje –una mujer–, y un solo diálogo, es algo atípico
La película ha sido seleccionada en países como EEUU, Argentina, Brasil, Perú, Chile, Italia, y creo que estas selecciones se deben a que el público internacional ve en Diòba una película que propone otro tipo de estética a la que usualmente se ve en el cine comercial, creo que hay muchas personas que valoran cada vez más el cine Latinoamericano, y el hecho de que hay diversas propuestas en Latinoamérica, que enriquecen el lenguaje cinematográfico.
¿Cuál fue el momento más gratificante o memorable durante la realización?
Son muchos los momentos, pero el más memorable fue el terminar la primera fase del rodaje. Hubo una gran emoción de todo el equipo por haber hecho todo lo posible para hacer la película; aún sabiendo que faltaba otra fase más de rodaje, fue muy especial el momento en que dije “corte” y habíamos terminado el último plano de esa primera fase de rodaje.
Fue bonito abrazar a todas las personas del equipo y sentir que estaban satisfechas del trabajo que ya se había logrado hacer.
¿Cómo fue la colaboración con el equipo de producción y qué aspectos destacaría de esa experiencia?
Diòba tuvo un esquema de producción colaborativa; la financiación se hace bajo ese concepto de lo colaborativo, y es un aspecto que destaco, porque es poder hacer cine bajo otras fórmulas, y lograr terminar una película que fue posible producirse por la unión de muchas personas. También fue importante para la fase de postproducción el crowdfunding que hicimos, y que con esos recursos pudimos financiar una parte del diseño sonoro. Todo fue un aprendizaje, y me parece importante destacar que es posible salirse de los esquemas convencionales de la producción de cine.