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‘Harlem’: la censurada película fascista sobre un boxeador italiano
El racismo y el odio salpican este filme en el que los extras eran prisioneros de guerra africanos.
La película más censurada del cine italiano se llama Harlem (1943) y fue una obra de propaganda fascista sobre un boxeador italiano que derrota a un rival negro.
La cinta fue recortada cuando acababa el régimen de Mussolini, pero ocho décadas después ha sido recuperada para desvelar la retórica que martilleó a los italianos con la ilusión de la superioridad racial.
El filme, que se proyecta en su versión íntegra, es escrutado por el documentalista Luca Martera en su libro Harlem: il film più censurato di sempre, aportando de paso más información sobre la propaganda en el cine del Fascismo italiano.
“Siempre se habla de lo que Joseph Goebbels hizo con el cine nazi, pero ¿cómo lo usaron los fascistas? (...). Los expertos sostenían que los valores católicos del régimen impedían atacar a minorías, aunque no fue así”, sostiene el autor.
Harlem fue una de las últimas películas de la Italia fascista. Se estrenó a finales de abril de 1943, dos meses antes del desembarco de los aliados en Sicilia, durante la Segunda Guerra Mundial, y a tres meses de la caída de Benito Mussolini.
Dirigida por Carmine Gallone e inspirada en la vida del popular púgil Primo Carnera, campeón mundial de los pesados, fue ideada para instruir a las masas en el ‘racismo de Estado’ y proclamar la superioridad itálica. Una narrativa representada sobre un cuadrilátero en la Nueva York de los años 30, con la pugna agónica entre un boxeador italiano recién desembarcado en Ellis Island, interpretado por Massimo Girotti, contra uno negro (Lodovico Longo).
“"¡Abajo Italia! ¡Muerte a los italianos!”. Los gritos eufóricos del abisinio sobre el ring, casi triunfante en el clímax, hacen que el italiano se levante y lo tumbe con un derechazo. En resumidas cuentas, es la alegoría del triunfo de un mundo frente a otro, de Italia contra Estados Unidos, “un país de negros y judíos, elemento disgregador de la civilización”, en palabras de Mussolini.
Todo esto tres décadas antes de que Rocky Balboa se enfrentara al soviético Iván Drago en tiempos de Guerra Fría. Y a pesar de que en la vida real, Carnera fue derrotado por el judío Max Baer y por el negro Joe Louis. Pero ya se sabe, la propaganda implica casi siempre trascender la realidad. En este sentido, el escritor sostiene que la dialéctica fascista era más sutil que la nazi alemana: “Bajaban las defensas del espectador con películas más ligeras”.
A lo largo de su historia, presentada al mundo un 21 de noviembre de 1976, se han estrenado unas siete cintas. Foto:Archivo particular
38 minutos de recorte
Harlem, financiada por el Comité Filmográfico de Guerra italiano, circuló hasta la extirpación del régimen, pero con la llegada de los estadounidenses sufrió todo tipo de recortes en su metraje hasta eliminar gran parte de los insultos racistas.
Al menos los que les convenían, porque en la versión recortada los negros seguían ridiculizados, apunta Martera. La película fue requisada en 1944 por la sección de las tropas aliadas para la comunicación y la propaganda (PWB) y dos años después volvió como un simple filme deportivo.
Las modificaciones en su guion ascienden a los 38 minutos, lo que le convierte en la película más censurada de la historia italiana, según consta en los archivos de la Cineteca Nacional.
Pero ni siquiera la censura redujo el odio a esta cinta, que en 1947 fue quemada en la calle por unos comunistas que asaltaron la sala de cine de Reggio Emilia en la que se proyectaba.
Martera, que ha investigado esta obra durante tres años, recopiló una decena de películas de propaganda bélica fascista, entre estas L'assedio dell'Alcazar (1940), ambientada en la Guerra Civil española, así como otras diez de temática colonial. Pero el racismo de Harlem no se limita al ámbito meramente narrativo, sino que revela todo un sistema. Por ejemplo, explica el escritor, algunos extras de la película fueron prisioneros de guerra africanos, caídos en los delirios imperiales del ‘Duce’.
La cinta, sin una sola palabra en inglés –lengua aliada–, se rodó en los estudios de Cinecittá, inaugurados en dictadura, dirigidos por el fascista Luigi Freddi y que, según Martera, contó incluso con “un campo de trabajo con fines cinematográficos” para prisioneros. Además, en sus créditos figuran importantes autores e intelectuales de la posguerra como Sergio Amedei, a la postre guionista de Roma, ciudad abierta (1945) de Roberto Rossellini, la obra maestra del Neorrealismo italiano.
Como curiosidad, algunos de los africanos que salen en la película se unieron a la resistencia partisana en operaciones en las regiones del Lacio, Mascas y Toscana (centro). Mientras que uno de los actores, Osvaldo Valenti, acabó fusilado en 1945 tras alistarse en defensa de la República Social Italiana, el último y desesperado reducto de Mussolini.