Rotten Tomates ha sido a lo largo de este siglo la mayor referencia de los seguidores del cine a la hora de buscar qué han dicho los críticos sobre las películas y producciones en cartelera. Es famosa su clasificación que etiqueta las producciones entre "podridas", si tienen menos del 60 por ciento de reseñas positivas, y "frescas", si superan ese número.
Sin embargo, un informe publicado por Vulture, puso bajo fuego a este portal agregador de reseñas. Descubrió que una empresa de relaciones públicas, Bunker 15, había establecido un sistema de pagos a críticos para que escribieran críticas positivas del drama Ophelia, en 2018.
El informe descubrió que en las críticas iniciales sobre esta película, la calificación fue del 46 por ciento, lo que llevó a considerarla “podrida”. Pero, según Vulture, Bunker 15 empezó a pagarles a críticos de nivel inferior 50 dólares por cada crítica positiva, como una forma de manipular el sistema. También advirtió que estuvo presionando a un crítico para que modificara lo que había escrito.Y al parecer, funcionó: porque la película subió al 62 por ciento, pasando a la categoría de “fresca”.
La importancia de estas calificaciones va más allá de la guía que pueden darle al público para impulsarlo a ir a la sala de cine y comprar la boleta o abstenerse de hacerlo. Muchas películas independientes dependen de las críticas favorables para encontrar contratos de distribución. Y es lo que pasó con Ophelia, que un mes después de haber cambiado de estatus en Rotten Tomatoes fue adquirida por IFC para distribución.
La firma de relaciones públicas, Bunker 15, negó ante Vulture haber realizado dicho plan para pagar reseñas. “Tenemos miles de escritores en nuestra lista de distribución -dijo-. un pequeño grupo estableció un sistema específico donde los cineastas pueden patrocinar o pagar para que les reseñen una película”.
Por su lado, Rotten Tomatoes dijo que se toma muy en serio “la integridad” de sus puntuaciones y “no tolera ningún intento de manipularlas”. Pero, el caso presentado muestra la vulnerabilidad del sistema.
REDACCIÓN DE CULTURA
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