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Noticia
'En unos años todos los cómics se van a dibujar con inteligencia artificial’
El creador de cómics canadiense Seth habla de su obra y su primera visita a Colombia.
Seth tiene un amor por el pasado, pero vive el presente creando grandes cómics e historias. Foto: Sebastián López
Seth mira con una sonrisa tímida los ladrillos y edificios gigantes de Bogotá. Levanta un poco la cabeza y se encuentra con la iglesia de Monserrate. “Todo es muy interesante”, dice casi murmurando el caricaturista canadiense que se ha convertido en una leyenda viva de las novelas gráficas y un amante de la idea de escudriñar la condición humana, hablar de la vida cotidiana y de sus pequeñas batallas a todo momento.
Tiene 62 años y en el circuito de los fanáticos de los trazos y los dibujantes que han dejado huella en los cómics y en las novelas gráficas, este hombre delgado que se viste de traje, sombrero y corbata siempre ha revolucionado con un estilo muy personal y una entrega al dibujo que dejó ver desde muy joven.
No en vano es uno de los invitados especiales de la decimoprimera edición de Entreviñetas, un festival que gira en torno a ese universo del cómic como un reflejo del paso del tiempo, la memoria, la nostalgia y hasta sus luchas para que, en su forma y en su fondo, no pierda su alma en un mundo cada vez más acelerado y dominado por nuevas tecnologías que a veces son las responsables de que no se disfrute de las historias y los dibujos de una manera más tranquila y relajada.
Seth, cuyo verdadero nombre es Gregory Gallant, deja ver un brillo en sus ojos cuando reconoce que le preocupa tanta rapidez y que leer un cómic es, casi siempre, un ejercicio solitario donde también se desnudan emociones profundas como la melancolía, la esperanza, el miedo y hasta las belleza de unas vidas que están tratando de asomar la cabeza después de una patada del destino que busca hacerles perder el equilibrio.
'Ventiladores Clay habla de las batallas de unos hermanos y un negocio en quiebra. Foto:Sebastián López
Esos contextos los ha convertido en obras como Clyde Fans (Ventiladores Clyde), George Sprott. Wimbledon Green o It's a Good Life, If You Don't Weaken, solo por contar algunas.
Parece atrapado en otro tiempo por su ropa, por una amabilidad honesta y por esas pequeñas gafas de carey que le dan un aire de cierta intelectualidad de antaño; pero en realidad está pendiente del momento que le ha tocado vivir y de los retos que tiene como dibujante o creador de mundos atrapados en el papel. No piensa tanto en el futuro, y su conexión con otros tiempos parece un ejercicio muy personal.
Tampoco viaja mucho, adora trabajar en su estudio con el silencio y garabateando ideas. Cuando lo llamaron para invitarlo al Festival Entreviñetas lo pensó dos veces, no le gusta acumular millas, prefiere acumular experiencias o detalles; aunque en Bogotá se le nota un interés en los muros de los edificios que rodean el Hotel Regina en pleno centro de la capital, así como en el caos de las calles o su tráfico.
“Tenía miedo que al llegar fuera caluroso, no me gusta mucho el calor, pero me siento muy bien con el clima y es perfecto. Cuando era más joven me interesaba mucho ir a museos de arte, a clubs o donde sintiera que había un espacio para mis intereses, pero ahora que soy mayor me emociona encontrarme en sitios donde las cosas son diferentes”, recalca Seth a este diario. Él adora ver que su trabajo también ha roto fronteras.
“Es un poco extraño y muy significativo. Con este tipo de trabajo tratas de esforzarte en comunicar algo, en conectar con los demás y luego te das cuenta que ya no se trata de ti”, reconoce.
No se cree el tema de la fama y de esa devoción que se le rinde en los circuitos alternativos del cómic y la ilustración. No trabaja para que su legado perdure (aunque sabe que ya hizo historia). “Prefiero pensar en el presente, el ahora. Muchos pueden decir que vivo en el pasado (quizá en la década de los 40), pero eso no es del todo cierto. Amo el pasado, estoy interesado mucho en ese pasado, este interés se da solo porque vivo ahora, este es mi tiempo”, contrasta, antes de probar un café con leche y revelar que le interesan artistas contemporáneos como el ilustrador canadiense Michael DeForge o el californiano Sammy Harkham.
Me encanta pasar mucho tiempo solo en mi estudio creando y no es un trabajo mecánico, no quiero sonar místico, pero está más ligado con una experiencia conectada con el soñar.
“Sigues aprendiendo todo el tiempo y calmando tu hambre por más material, cosas con las que puedas encender el fuego de la inspiración. Hoy podría decirse en primera instancia que estamos en el mejor momento para los cómics, la gente es más visual y el alcance de las novelas gráficas ha crecido) y por otro lado, las nuevas generaciones se enfrentan a experimentar un entretenimiento inmediato y es lo contrario a lo que quiero para las novelas gráficas. Yo leo cómics en la web, pero no es tan satisfactorio como hacerlo con un libro, gracias a un simple acercamiento y el o con las páginas y los dibujos hechos por un artista. Sospecho que en unos años que todos los cómics –los comerciales o del mainstream– se van a dibujar con inteligencia artificial porque va a ser muy fácil para ellos”, resalta el artista que convive con la idea de que esta sociedad contemporánea sea más abierta a muchas cosas, pero teme que al mismo tiempo se encierre en espacios por la tecnología o “tenga su vida atrapada en un teléfono celular”.
Detalle de 'Ventiladores Clay' Foto:Sebastián López
“Me gusta conversar, soy muy social, pero me encanta pasar mucho tiempo solo en mi estudio creando y no es un trabajo mecánico, no quiero sonar místico, pero está más ligado con una experiencia conectada con el soñar. Las cosas pasan en la hoja de papel sin un plan hasta que reconoces lo que estás buscando, claro es algo muy racional cuando mezclas los textos con los dibujos en tu cerebro, pero es un proceso asombroso”, insiste Seth, quien hoy (24 dde agosto) contará un poco de esa magia, en el marco del Festival Entreviñetas (www.festivalentreviñetas.org), en la master Class ‘Seth: el arte de hacer cómics’ en el Centro Cultural Gabriel García Márquez a las 10 a. m. y el domingo 25 de agosto en el auditorio Rogelio Salmona de ese mismo espacio, en el Ventiladores Clyde (2:20 p. m.), donde hablará de una de sus obras más famosas y en la que tomó más de 20 años para crearla.
“Soy muy optimista, amo mi trabajo, he pasado buenos y malos momentos y no puedo imaginar mi vida sin ser artista, dibujar o crear historias es un ciclo que sigue siempre en mi existencia y en mi estudio. Soy como un monje que necesita irse a un templo a rezar”, dice antes de prepararse para seguir creando y retomar el reto de terminar una larga novela gráfica que le ha tomado un par de años, sumado a otros proyectos para los próximos tres años en Canadá. Ahora está listo para seguir caminando por la calles de Bogotá y conociendo a su gente. Quizá en un tiempo regrese con unos cuantos trazos inspirados en esa experiencia.