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Experiencia local
Cuatro sándwiches que no se puede perder en Bogotá
Entre dos tajadas de pan puede haber un mundo de posibilidades… incluso de alta cocina. Estos son algunos de los mejores emparedados que se encuentran en las cartas de los restaurantes bogotanos.
El cuadril de pollo a la brasa de Colorado también lleva quesos mozzarella y gouda, lechuga tatsoi y kimchi. Foto: Latitud Estudio
La simple mención de la palabra sándwich alborota mi memoria y me trae una ráfaga de buenos recuerdos. Sobre todo de los años infantiles y, por lo general, atados a algún paseo. Un buen sándwich a la orilla de una laguna puede ser un verdadero manjar… aunque se trate nada más que de una rebanada de jamón y otra de queso entre dos tajadas de pan.
Los sándwiches parecerían traer en su interior trozos de infancia. Y para muchos cocineros de renombre constituyen el primer plato con el que se aventuraron y a partir del cual empezaron a tomarle gusto al oficio.
La tarea parece simple: poner en medio de un pan abierto por la mitad –o en medio de dos tajadas de un pan de molde– alguna carne, algún vegetal, algo de queso. Y ya está. Aunque lo cierto es que las posibilidades son interminables: fríos o calientes, tostados, con carnes frías, con carnes preparadas, vegetarianos, con salsas, con mantequilla…
Los sándwiches permiten salir de aprietos y lograr en pocos minutos una comida equilibrada. Pero también pueden convertirse en pequeños manjares, según lo que vaya dentro del pan. E, incluso, según el pan que se emplee. Hay panes de molde industriales que solo servirán para contener lo que vaya entre las dos tajadas, pero también hay panes de masa madre que son verdaderas joyas artesanales y que se convierten en protagonistas de cualquier buen emparedado, tanto como un buen jamón serrano o un queso curado en una cueva centenaria.
De los mil y un sándwiches que uno encuentra en Bogotá, escogí cuatro a los que quisiera ponerles la etiqueta de “imperdibles”. Los invito a probarlos y a decidir si están de acuerdo conmigo.
El Pastrami de Manhattan
Los “deli” de los Estados Unidos –diminutivo sonoro y muy apropiado para la palabra delicatessen– constituyen un género curioso y muy apetecido, un lugar en donde venden jamones, quesos, salsas y embutidos, entre muchos otros productos que bien sirven para resolver comidas fácilmente y para calmar antojos a deshoras.
Muchos de los delis son, al mismo tiempo, restaurantes informales, casi cafeterías, para degustar sándwiches y otros platos sencillos. Pero lo cierto es que un deli que se respete debe lucirse con sus emparedados… en especial con los de pastrami, que es una de las carnes rojas más ricas que puedan existir, y cuya preparación es larga y exigente.
Pienso en deli, pienso en pastrami, y mis antojos me transportan sin escalas a Manhattan, en Nueva York, en donde está el célebre Katz’s Delicatessen, probablemente el templo mayor del pastrami y de todas las carnes de ese estilo, con las que arman unos sándwiches enormes en pan de centeno que tienen fama mundial.
Hablando de ese tema recientemente, me recomendaron un deli de Bogotá que se llama, precisamente, Manhattan, y fui a conocerlo sin demora. No será Katz’s, pero este lugar bien merece una visita. Aunque no lo preparan en el pan de centeno que tengo en mi memoria, el sándwich de pastrami está muy bien logrado. No solo merece visita, también merece repetición
Un corte de carne con esta técnica puede tardar 12 horas haciéndose. Foto:Go BBQ
El auténtico barbecue del sur de los Estados Unidos no es una parrilla, no es un asado… en realidad, es un estilo de alimentación que se basa en la técnica del ahumado. Una carne ahumada con todas las de la ley exige maderas que aporten sabor, equipos especializados en esta técnica, ¡y mucha paciencia! Paciencia, sí, porque un corte se toma al menos 12 horas para alcanzar ese punto ideal en el que aún es jugoso y ha recibido todas las bondades del humo.
Aunque se trata de una de las técnicas culinarias más apetecidas por locales y por visitantes en algunos estados de Norteamérica, lo cierto es que en Colombia no es común. De hecho, son poquísimos los restaurantes que ofrecen el auténtico barbecue, y por eso celebramos la aparición de este pequeño restaurante en el que se puede disfrutar, por ejemplo, de un brisket de campeonato mundial. Brisket, sí, que es el mismísimo pecho, lleno de sabor, que se convierte en una de las carnes más ricas que uno pueda probar cuando la cocción es la adecuada.
Y queda absolutamente claro que en Go BBQ conocen los secretos y convierten esta carne en el ingrediente de unos sándwiches de marca mayor. En la carta de este restaurante hay otras joyas que vale la pena probar: el pulled pork, por ejemplo, y una opción vegana que merece muy buena calificación: el sándwich de orellanas, que alcanza un punto apetecible incluso para los carnívoros.
Ah, y los amantes de las hamburguesas encontrarán acá una opción maravillosa, con un ahumado que la diferencia de casi todas las del mercado. En un mundo de papas fritas falsas y blandengues, las de Go BBQ merecen un aplauso.
A juzgar por mi experiencia, en Gordo no les basta con que sus hamburguesas y sus sándwiches estén bien logrados… quieren que sean especiales, y la verdad es que lo logran. Se hicieron famosos por una propuesta que nos demostraba a los comensales –y a los adictos a este género de comida– que una hamburguesa puede ser uno de los platos más ricos que uno pueda comer.
He tenido la oportunidad de probar todos los sándwiches que anuncia la carta de Gordo, y puedo asegurar que cualquiera de ellos es un plato especial, de esos que lo dejan a uno feliz. El sándwich vietnamese, con panza de cerdo y encurtidos al estilo oriental, es diferente a casi todos los que preparan en los restaurantes de comida rápida, ofrece unos sabores poco comunes en el repertorio gastronómico local y le da a uno la sensación de acceder a un mundo fascinante, de sabores exóticos, de inspiración oriental.
Es cierto que el vietnamese es mi preferido de la carta de Gordo, pero la verdad es que todas las opciones resultan muy especiales. El grilled cheese, por ejemplo, demuestra que un sándwich de queso puede ser un verdadero manjar. Este lleva quesos gruyere, cheddar y munster, y va en un pan de masa madre muy bien logrado.
Carrera 58 d No. 146 – 51 / Centro Comercial Parque La Colina
Tel: 601-7456240 / 324-4457259
El cuadril de pollo de Colorado
De los mismos creadores de Mesa Franca –¡y eso son palabras mayores!–, aterrizó hace algunos meses en Chapinero un espacio interesante de género incierto: es, al mismo tiempo, una panadería, un salón de onces, un desayunadero… un lugar en donde se puede tomar un jugo de toronja espectacular y también un vaso –porque lo sirven en vaso, no en copa– de buen vino… y, por supuesto, es un restaurante informal en donde se puede almorzar muy bien. O desayunar a cualquier hora del día.
Y, precisamente, entre las opciones más atractivas de la carta está un capítulo de sándwiches que tiene su historia: los crearon en Mesa Franca en tiempos de pandemia, para enviar a domicilio, y fueron una sensación; de manera que, cuando todo volvió a la normalidad, los clientes los reclamaron. Eso, y las ganas de producir sus propios panes, los llevó a crear este lugar.
En el apartado de sándwiches grillados aparece uno de jamón y queso, que es un homenaje a la sencillez y a esos sándwiches de infancia, preparado con chéddar, mozzarella y una curiosa tártara de huevo frito. Está el de pastrami con mantequilla de tucupí y gravy de mostaza casera, y el favorito de Sancho: el de cuadril de pollo a la brasa, con quesos mozzarella y gouda, lechuga tatsoi y, ¡ojo!, kimchi. Este último, un aderezo de origen coreano que se basa en la fermentación de algunos vegetales, juega de maravilla con el pollo y le da un sabor increíble a este sándwich… lo eleva a la categoría de “imperdible”.
Otro secreto de los sándwiches de Colorado es la calidad de los panes, que el comensal ve preparar a pocos pasos de las mesas, como si se tratara de un telón de fondo.