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Día 2 de la Octava de Navidad: oraciones, fiesta y significado de la celebración
Esta tradición tiene su origen en el Antiguo Testamento de la Biblia. Le contamos.
Las novenas conmemoran los días previos al nacimiento de Jesucristo. Foto: Imagen generada con IA DALL-E 3
La Octava de Navidad es un período de ocho días que sigue a la celebración de la Navidad el 25 de diciembre. Durante esta octava, se prolonga la celebración por el nacimiento del Niño Dios.
La celebración comienza el 25 de diciembre y finaliza el 1 de enero, con la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Esta tradición tiene sus raíces en el Antiguo Testamento, donde los judíos celebraban las grandes fiestas por ocho días.
Expertos en la religión católica mencionan que la Octava de Navidad es una oportunidad para extender la celebración y reflexionar sobre el significado del nacimiento de Jesús durante este período especial.
La cadena de televisión estadounidense, Eternal Word Televisión Network, conocida por sus iniciales EWTN, dice que la celebración de la Octava de Navidad está relacionada con varias historias y leyendas, una de las más conocidas y populares es la del montaje del primer Belén en 1223 en la ciudad de Greccio, Italia, por San Francisco de Asís.
San Francisco, inspirado por su peregrinación a Tierra Santa, quiso mostrar la escena de la Navidad con heno, un buey y un burro en una cueva de Greccio para renovar la fe del pueblo y recordarles el verdadero significado de la Navidad.
En algunas partes del mundo, la tradición de la Octava de Navidad implica extender la celebración durante ocho días después del 25 de diciembre, permitiendo prolongar el gozo por el nacimiento del Niño Dios.
Durante este período, se llevan a cabo diversas expresiones de oración y celebraciones, que varían según las costumbres locales.
Según Aciprensa, el día 2 de la Octava de Navidad se celebra a San Esteban, es el primer mártir del cristianismo y representa a todos los que murieron por Cristo voluntariamente.
Fiesta de San Esteban, protomártir el 26 de diciembre
Gracias, Señor, por este nuevo amanecer en la vida de cada uno de nosotros. Gracias por darnos la oportunidad de compartir con nuestros hermanos y poder servir haciendo tu voluntad. Que sea este día vivido en verdadera alegría, armonía y optimismo. Honramos hoy la memoria de San Esteban, el primer mártir de tu Iglesia. Danos la gracia de ser como él, buenos testigos llenos de fe y del Espíritu Santo, ya que nos esforzamos por vivir tu misma vida.
Danos fortaleza y una gran confianza para vivir y morir en tus manos. Que, como Esteban, sepamos rogar por los que nos hieren y ofenden para que tú nos perdones a todos. Aparta de nosotros todo temor y disponernos a dar testimonio de tu infinito amor con toda sinceridad. Que aprendamos de ti y de san Esteban a entregarnos en amor y servicio y en palabras esperanzadoras como fieles testigos de tu amor.
Hemos iniciado la última semana de este año y te pedimos, nos concedas vivirla en plenitud de optimismo y alegría. Jesús, recién nacido, danos un corazón noble y sencillo para cumplir la voluntad del Padre celestial; danos tu espíritu de sabiduría e inteligencia para hacer las cosas con mucho cariño y finalizar este año dándole gracias por lo que nos ha concedido.
Primera lectura - De los Hechos de los Apóstoles 6, 8-10; 7, 54-60
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: “Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios”.
Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito: “Señor, no les tengas en cuenta este pecado”. Y, con estas palabras, expiró.
Palabra de Dios.
La Novena de Aguinaldos se cierra con la oración al Niño Jesús. Foto:Imagen realizada con generador IA Bing
Salmo corresponsal - Salmo 30
Respuesta: a tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame. Respuesta.
A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás. Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. Te has fijado en mi aflicción. Respuesta.
Líbrame de los enemigos que me persiguen; haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. Respuesta.
Evangelio - según San Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: “No se fíen de la gente, porque los entregarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, y los harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así darán testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando los arresten, no se preocupen de lo que van a decir o de cómo lo dirán: en su momento se les sugerirá lo que tienen que decir; no serán ustedes los que hablen, el Espíritu de su Padre hablará por ustedes. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelaron los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos los odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará”.